/ martes 28 de septiembre de 2021

Idealismo en una realidad | A mi querido amigo y compadre Pepe Duarte

En recientes días partió de éste mundo mi gran amigo y compadre, José Andrés Duarte Aldaz, para acudir al llamado que le hicieron seguramente de la otra vida; esa otra vida que es la recompensa posterior a la existencia que nos fue regalada en este mundo; y digo que sí hay otra vida, porque si no, no tendría caso estar viviendo en este mundo, sin la certeza de que hay algo mejor aún, de que hay vida después de la vida, esa que nos tiene deparada la misericordia divina de Dios Todopoderoso, porque somos hijos de él y a él regresaremos, llenos de entusiasmo y esperanza para gozar lo que seguramente será la verdadera felicidad y vida eterna.

En este sentido, deseo expresar que la partida de mi muy querido amigo Pepe, nos dejó una sensación de mucha tristeza, primero por la ausencia de su persona, luego también por la pérdida de una enorme amistad a prueba de todo; amistad brindada sin ningún condicionamiento, sin ningún contratiempo, ya que su forma de ser, siempre franco, siempre sincero, fue fortaleciéndola a lo largo de los años, llenándola de cariño, admiración y respeto mutuo.

Lo conocí cuando llegó a vivir a mi colonia; se presentó como él fue, siempre amable, alegre, con esa gran característica que representaba su felicidad de vivir; su don de gente y trato sincero fue su carta de presentación y a partir de ahí cultivamos una gran amistad, sincera y muy estable, que con el paso del tiempo se transformó en compadrazgo y no obstante que luego se cambió de domicilio, no fue motivo para no seguir compartiendo intereses comunes de convivencia familiar y social….así que seguimos frecuentándonos por la amistad misma y por negocios comerciales que intercambiamos.

Compartimos hermosas experiencias en viajes de placer en familia y en viajes de negocios a diferentes partes e incluso al extranjero, pues siempre nos identificamos en intereses comunes con un mutuo afecto para mantener esa relación a prueba del tiempo y caracterizada por la franqueza, la sinceridad y la intención de apoyo mutuo.

En el camino de nuestra vida nos encontramos con personas con quienes logramos coincidir, en ideas, en objetivos, en valores; personas que marcan nuestra vida con vivencias y recuerdos imperecederos. Es por ello que hoy y a través de estos párrafos, he querido ofrecer un sencillo reconocimiento a su vida en la nuestra.

A su esposa e hijos, hermanos y sobrinos, quiero decirles: él se marchó pero les ha dejado un legado de vida hermosa, la que con sólo el recuerdo de su forma de ser y vivir, les permitirá seguir unidos como él quiere que así sea:

“A quienes amo y me aman, es hora de mi partida, no me detengan, tengo cosas que ver y hacer, no se aten a mi con lágrimas, estén contentos, que disfrutamos hermosos momentos. Les di mi cariño y no se imaginan cuanta felicidad me dieron. Les agradezco todo el amor que cada uno de ustedes me brindó, pero ha llegado el momento de mi despedida. Dejen que su tristeza y lágrimas sean consoladas por Dios. Mi partida es temporal. Que Dios bendiga los recuerdos en cada uno de sus corazones”.

José Félix Bueno | Político / Activista Social

En recientes días partió de éste mundo mi gran amigo y compadre, José Andrés Duarte Aldaz, para acudir al llamado que le hicieron seguramente de la otra vida; esa otra vida que es la recompensa posterior a la existencia que nos fue regalada en este mundo; y digo que sí hay otra vida, porque si no, no tendría caso estar viviendo en este mundo, sin la certeza de que hay algo mejor aún, de que hay vida después de la vida, esa que nos tiene deparada la misericordia divina de Dios Todopoderoso, porque somos hijos de él y a él regresaremos, llenos de entusiasmo y esperanza para gozar lo que seguramente será la verdadera felicidad y vida eterna.

En este sentido, deseo expresar que la partida de mi muy querido amigo Pepe, nos dejó una sensación de mucha tristeza, primero por la ausencia de su persona, luego también por la pérdida de una enorme amistad a prueba de todo; amistad brindada sin ningún condicionamiento, sin ningún contratiempo, ya que su forma de ser, siempre franco, siempre sincero, fue fortaleciéndola a lo largo de los años, llenándola de cariño, admiración y respeto mutuo.

Lo conocí cuando llegó a vivir a mi colonia; se presentó como él fue, siempre amable, alegre, con esa gran característica que representaba su felicidad de vivir; su don de gente y trato sincero fue su carta de presentación y a partir de ahí cultivamos una gran amistad, sincera y muy estable, que con el paso del tiempo se transformó en compadrazgo y no obstante que luego se cambió de domicilio, no fue motivo para no seguir compartiendo intereses comunes de convivencia familiar y social….así que seguimos frecuentándonos por la amistad misma y por negocios comerciales que intercambiamos.

Compartimos hermosas experiencias en viajes de placer en familia y en viajes de negocios a diferentes partes e incluso al extranjero, pues siempre nos identificamos en intereses comunes con un mutuo afecto para mantener esa relación a prueba del tiempo y caracterizada por la franqueza, la sinceridad y la intención de apoyo mutuo.

En el camino de nuestra vida nos encontramos con personas con quienes logramos coincidir, en ideas, en objetivos, en valores; personas que marcan nuestra vida con vivencias y recuerdos imperecederos. Es por ello que hoy y a través de estos párrafos, he querido ofrecer un sencillo reconocimiento a su vida en la nuestra.

A su esposa e hijos, hermanos y sobrinos, quiero decirles: él se marchó pero les ha dejado un legado de vida hermosa, la que con sólo el recuerdo de su forma de ser y vivir, les permitirá seguir unidos como él quiere que así sea:

“A quienes amo y me aman, es hora de mi partida, no me detengan, tengo cosas que ver y hacer, no se aten a mi con lágrimas, estén contentos, que disfrutamos hermosos momentos. Les di mi cariño y no se imaginan cuanta felicidad me dieron. Les agradezco todo el amor que cada uno de ustedes me brindó, pero ha llegado el momento de mi despedida. Dejen que su tristeza y lágrimas sean consoladas por Dios. Mi partida es temporal. Que Dios bendiga los recuerdos en cada uno de sus corazones”.

José Félix Bueno | Político / Activista Social