/ jueves 31 de diciembre de 2020

Fuera de Agenda | El legado de Mérida

Quién podría imaginar que 13 años después de que se lanzará la Iniciativa Mérida, ese programa de ayuda de los Estados Unidos a México para combatir el crimen organizado y el narcotráfico, la camarilla que la operó terminaría acusada de vínculos con el crimen organizado a la espera de juicio en Estados Unidos.

Si algo demostró la detención de Genaro García Luna, ex secretario de Seguridad Pública responsable echar a andar en 2007 la Iniciativa, y el arresto de Iván Rios Arzate jefe de la Unidad de Investigaciones Sensibles de la Policía Federal, es que buena parte de la inversión estadounidense resultó un fracaso en sus objetivos.

Una de las razones fue que García Luna, como Ríos Arzate, junto a los aún prófugos de la justicia norteamericana Luis Cárdenas Palomino y Ramón Pequeño García, engañaron a sus pares estadounidenses. En presencia y discurso era implacables, confiables y honestos en su labor, repartían dádivas no solo económicas sino filtraban información a medios y periodistas más allegados.

Sin embargo cada día que pasaba crecía la sospecha de que recibían millonarios sobornos a cambio de compartir información altamente sensible para favorecer los intereses de la organización criminal trasnacional asentada en Sinaloa.

Muy oportuno para cerrar 2020 resultó que a principios de diciembre el Archivo de Seguridad Nacional de la Universidad George Washington, lograra desclasificar por medio de la Ley de libertad de Información, una serie de documentos algunos de ellos sobre la Iniciativa Mérida, que revelan las resistencias entre los funcionarios estadounideses para confiar a plenitud en sus pares mexicanos sin antes no realizaba una profunda investigación sobre sus redes e intereses.

Uno de los documentos fechado en mayo del 2010 firmado por el entonces Embajador estadounidense en México Carlos Pascual, subrayaba que el éxtio de la Iniciativa dependia en gran parte en la capacidad de México por construir “instituciones confiables”.

El Embajador que incomodó a Felipe Calderón por sus apreciaciones sobre las corruptelas y falta de capacidad en el combate al narco de mandos del Ejército, decía que los programas como el llamado “Control de Confianza”, resultaban fundamentales para el éxito de la Iniciativa Mérida.

“Si se proporciona equipo y capacitación a personas corruptas, el (gobierno de los Estados Unidos) no habrá logrado nada más que proporcionar experiencia y teconología a las personas que puedan utilizarla para sovacar todos los esfuerzos (de los Estados Unidos) en México. La conclusión es que si Control de Confianza falla, Mérida falla”.

Con los arrestos de García Luna, con juicio en puerta en la Corte de Brooklyn, Nueva York para la primavera del 2021, al igual que Ríos Arzate, todo parece indicar que en este rubro Mérida falló.

Una década después del cable del Embajador Pascual, es notorio el desarrollo de las capacidades logísticas y de uso de información de las principales organizaciones criminales. No es fortuito que por tercer año consecutivo los indices de violencia y asesinatos en el país marquen un nuevo record.

A un mes de que llegue una nueva administración a la Casa Blanca, el réquiem por la Iniciativa Mérida tendrá su epitafio en cortes estadounidenses.

@velediaz424

Quién podría imaginar que 13 años después de que se lanzará la Iniciativa Mérida, ese programa de ayuda de los Estados Unidos a México para combatir el crimen organizado y el narcotráfico, la camarilla que la operó terminaría acusada de vínculos con el crimen organizado a la espera de juicio en Estados Unidos.

Si algo demostró la detención de Genaro García Luna, ex secretario de Seguridad Pública responsable echar a andar en 2007 la Iniciativa, y el arresto de Iván Rios Arzate jefe de la Unidad de Investigaciones Sensibles de la Policía Federal, es que buena parte de la inversión estadounidense resultó un fracaso en sus objetivos.

Una de las razones fue que García Luna, como Ríos Arzate, junto a los aún prófugos de la justicia norteamericana Luis Cárdenas Palomino y Ramón Pequeño García, engañaron a sus pares estadounidenses. En presencia y discurso era implacables, confiables y honestos en su labor, repartían dádivas no solo económicas sino filtraban información a medios y periodistas más allegados.

Sin embargo cada día que pasaba crecía la sospecha de que recibían millonarios sobornos a cambio de compartir información altamente sensible para favorecer los intereses de la organización criminal trasnacional asentada en Sinaloa.

Muy oportuno para cerrar 2020 resultó que a principios de diciembre el Archivo de Seguridad Nacional de la Universidad George Washington, lograra desclasificar por medio de la Ley de libertad de Información, una serie de documentos algunos de ellos sobre la Iniciativa Mérida, que revelan las resistencias entre los funcionarios estadounideses para confiar a plenitud en sus pares mexicanos sin antes no realizaba una profunda investigación sobre sus redes e intereses.

Uno de los documentos fechado en mayo del 2010 firmado por el entonces Embajador estadounidense en México Carlos Pascual, subrayaba que el éxtio de la Iniciativa dependia en gran parte en la capacidad de México por construir “instituciones confiables”.

El Embajador que incomodó a Felipe Calderón por sus apreciaciones sobre las corruptelas y falta de capacidad en el combate al narco de mandos del Ejército, decía que los programas como el llamado “Control de Confianza”, resultaban fundamentales para el éxito de la Iniciativa Mérida.

“Si se proporciona equipo y capacitación a personas corruptas, el (gobierno de los Estados Unidos) no habrá logrado nada más que proporcionar experiencia y teconología a las personas que puedan utilizarla para sovacar todos los esfuerzos (de los Estados Unidos) en México. La conclusión es que si Control de Confianza falla, Mérida falla”.

Con los arrestos de García Luna, con juicio en puerta en la Corte de Brooklyn, Nueva York para la primavera del 2021, al igual que Ríos Arzate, todo parece indicar que en este rubro Mérida falló.

Una década después del cable del Embajador Pascual, es notorio el desarrollo de las capacidades logísticas y de uso de información de las principales organizaciones criminales. No es fortuito que por tercer año consecutivo los indices de violencia y asesinatos en el país marquen un nuevo record.

A un mes de que llegue una nueva administración a la Casa Blanca, el réquiem por la Iniciativa Mérida tendrá su epitafio en cortes estadounidenses.

@velediaz424