/ jueves 28 de enero de 2021

Fuera de Agenda | Curva de aprendizaje militar

La falta de conocimientos y lentitud burocrática en labores fuera del ámbito castrense, comenzó a pasar factura en dependencias a cargo de militares. El primer botón de alerta se encendió con las aduanas, y ocurrió durante el encuentro organizado en días pasados por la Cámara de Comercio y Tecnología México-China.

La toma de control de personal militar en áreas administrativas ha retrasado los procesos de importanción de productos chinos, señalaron los participantes. Consideraron una decisión desafortunada la de colocar a militares a manejar las aduanas portuarias. Se han burocratizado todos los procesos, tardan demasiado y a todas luces no tienen experiencia y no saben nada de comercio exterior, externaron.

Si la afectación a las estaciones aduanales marítimas ha golpeado a uno de los principales socios comerciales del país, un escenario similar asoma en la industria aérea.

A principio de esta semana se hizo oficial el arribo como director de la Agencia Federal de Aeronáutica Civil (AFAC) del ex comandante de la Fuerza Aérea Mexicana (FAM), el general de división retirado Carlos Antonio Rodríguez Munguía.

La AFAC es un organismo de reciente creación, sustituyó en 2019 a la dirección General de Aeronáutica Civil. Es un órgano autónomo en materia técnica, operativa y administrativa, y tiene como función regular las actividades aéreas civiles, la seguridad en operaciones aeronáuticas y el resguardo de los intereses de toda la industria aérea.

La llegada de un militar fue vista como una designación estratégica ante el incremento de las presiones estadounidenses primero para crear la AFAC, y segundo por mejorar los procesos de seguridad aeronáutica.

Es también un nuevo espacio de toma de decisiones donde asumen el control oficiales de las fuerzas armadas. Rodríguez Munguía, oriundo de Mazatlán, se graduó como piloto aviador en la Escuela Militar de Aviación del Colegio del Aire en Zapopan, Jalisco y antes de retirarse en 2017 como comandante de la Fuerza Aérea, fue titular de la región aérea del centro con sede en Santa Lucía, Estado de México.

Como oficial de Estado Mayor, graduado en la maestría en Seguridad Nacional en el Centro de Estudios Superiores Navales, el general Rodríguez Munguia conoce poco de las actividades operativas de la industria aérea nacional. La novedad es que toda la información que se genere en su nuevo cargo será de utilidad para la inteligencia militar.

Y sobre la inteligencia militar no pasa una semana sin que asomen visos de la crisis que atraviesa. Si el gobierno federal ha depositado en los militares la seguridad pública, cómo explicar los sucesos violentos que se suceden con tintes de tragedia.

Lo ocurrido la semana pasada a las afueras de Camargo, Tamaulipas, con el asesinato de 19 personas que fueron encontradas calcinadas, fue considerado por algunos especialistas en seguridad como un ejemplo de esa disfuncionalidad que existe entre tres dependencias manejadas por militares.

¿Hubo algun momento en que la Guardia Nacional, la Comisión Nacional de Seguridad y las tropas que dependen de la octava zona militar con sede en Reynosa, pudieron actuar para inhibir este tipo de delitos?

Tal vez, si sus sistemas de inteligencia fueran funcionales.

La falta de conocimientos y lentitud burocrática en labores fuera del ámbito castrense, comenzó a pasar factura en dependencias a cargo de militares. El primer botón de alerta se encendió con las aduanas, y ocurrió durante el encuentro organizado en días pasados por la Cámara de Comercio y Tecnología México-China.

La toma de control de personal militar en áreas administrativas ha retrasado los procesos de importanción de productos chinos, señalaron los participantes. Consideraron una decisión desafortunada la de colocar a militares a manejar las aduanas portuarias. Se han burocratizado todos los procesos, tardan demasiado y a todas luces no tienen experiencia y no saben nada de comercio exterior, externaron.

Si la afectación a las estaciones aduanales marítimas ha golpeado a uno de los principales socios comerciales del país, un escenario similar asoma en la industria aérea.

A principio de esta semana se hizo oficial el arribo como director de la Agencia Federal de Aeronáutica Civil (AFAC) del ex comandante de la Fuerza Aérea Mexicana (FAM), el general de división retirado Carlos Antonio Rodríguez Munguía.

La AFAC es un organismo de reciente creación, sustituyó en 2019 a la dirección General de Aeronáutica Civil. Es un órgano autónomo en materia técnica, operativa y administrativa, y tiene como función regular las actividades aéreas civiles, la seguridad en operaciones aeronáuticas y el resguardo de los intereses de toda la industria aérea.

La llegada de un militar fue vista como una designación estratégica ante el incremento de las presiones estadounidenses primero para crear la AFAC, y segundo por mejorar los procesos de seguridad aeronáutica.

Es también un nuevo espacio de toma de decisiones donde asumen el control oficiales de las fuerzas armadas. Rodríguez Munguía, oriundo de Mazatlán, se graduó como piloto aviador en la Escuela Militar de Aviación del Colegio del Aire en Zapopan, Jalisco y antes de retirarse en 2017 como comandante de la Fuerza Aérea, fue titular de la región aérea del centro con sede en Santa Lucía, Estado de México.

Como oficial de Estado Mayor, graduado en la maestría en Seguridad Nacional en el Centro de Estudios Superiores Navales, el general Rodríguez Munguia conoce poco de las actividades operativas de la industria aérea nacional. La novedad es que toda la información que se genere en su nuevo cargo será de utilidad para la inteligencia militar.

Y sobre la inteligencia militar no pasa una semana sin que asomen visos de la crisis que atraviesa. Si el gobierno federal ha depositado en los militares la seguridad pública, cómo explicar los sucesos violentos que se suceden con tintes de tragedia.

Lo ocurrido la semana pasada a las afueras de Camargo, Tamaulipas, con el asesinato de 19 personas que fueron encontradas calcinadas, fue considerado por algunos especialistas en seguridad como un ejemplo de esa disfuncionalidad que existe entre tres dependencias manejadas por militares.

¿Hubo algun momento en que la Guardia Nacional, la Comisión Nacional de Seguridad y las tropas que dependen de la octava zona militar con sede en Reynosa, pudieron actuar para inhibir este tipo de delitos?

Tal vez, si sus sistemas de inteligencia fueran funcionales.