/ domingo 7 de junio de 2020

Firmes en la Vida

Hoy por hoy, todos estamos preocupados por edificar, o reedificar nuestra vida, la familia, un negocio, el trabajo etc.

Dice en Efesios 3:17-19: "Para que por la fe Cristo habite en sus corazones, y para que, arraigados y cimentados en amor…” En este versículo, “arraigados y cimentados”, significa "construir en virtud de un cimiento profundo y estable de conocimiento y comprensión del amor de Dios hacia uno mismo." En otras palabras, ¡el conocimiento del amor de Dios hacia uno mismo, es la verdad fundamental de la vida sobre la cual todas las otras verdades de la misma deben ser construidas!

Por ejemplo, el temor de Dios está basado en esta verdad. El santo temor de Dios no es sentir terror de que Él esté listo para abatirle si lo descubre cometiendo alguna falta. Más bien, es el temor reverente a Dios para no cometer actos que no le agradan Él. Lamentablemente, las personas que viven continuamente en culpa, miedo y condenación no están "arraigados y cimentados" en el amor de Dios.

Nuestro Padre celestial envió a su Hijo a morir y a resucitar por nuestros pecados, debilidades y temores. Y sin conocer plenamente y comprender completamente este tipo de amor ¡nunca tendremos un cimiento estable o permanente! El versículo 18 del pasaje que leímos al inicio que nos dice que sí se puede ser capaz de comprender. . . el amor de Cristo. En palabras muy sencillas, comprender es, "apoderarse con avidez o echar mano de." Los tiempos que estamos viviendo, es para decir "¡Voy a echar mano de esto!" No es complicado si entendemos que en versículo anterior nos da “clave” para eso…”que habite Cristo por la fe en el corazón”. Ese es el secreto, entregarle a Él nuestra vida entera.

Tal vez usted es asaltado por una tentación que no puede quitarse de encima. O quizá usted tiene una sensación de no ser suficiente, una sensación de indignidad, o miedo a la tentación y llegar a fallarle Dios. O miedo a la situación que estamos viviendo que le puedan orillar tomar decisiones equivocadas.

Estimado lector, ¡Este es el día para que su corazón se abra al amor de Dios hacia usted! Oro para que mientras usted lee este mensaje, algo golpee profundo en su corazón, y usted sea capaz de comprender la profundidad, la anchura, la altura y la longitud del amor de Dios. Ruego para que usted se apodere de esta verdad que le abrirá los ojos y le ayudará a entrar por completo en un nuevo reino de alegría y paz, aún en medio de la pandemia, en un diario caminar con Él.

Debemos ser arraigados como un árbol en buena tierra, pero en el terreno del amor Cristo, y cimentados como un edificio, pero sobre la base firme del evangelio. Solo el amor entiende el amor, si no se ama a Cristo, no se podrá entender su amor por nosotros. Este amor del Padre hacia nosotros es tan alto, tan profundo, tan ancho, tan largo que necesitamos experimentarlo, pues es tan grande que excede todo conocimiento mental. Puede ser que no lo entienda, que no lo pueda llegar a explicar todo, pero si tiene una experiencia con Él, lo sabe con el corazón. Sabe que lo ama. No sabe cómo ni por qué, pero sabe que lo ama, y eso, mi estimado lector, es más que suficiente para permanecer arraigado y cimentado en ese amor eterno. Que Dios siga bendiciendo su vida.

Crea en Dios, sea feliz en este mundo, y un día valla al cielo.

Pastor J. Andres Pimentel M.

Hoy por hoy, todos estamos preocupados por edificar, o reedificar nuestra vida, la familia, un negocio, el trabajo etc.

Dice en Efesios 3:17-19: "Para que por la fe Cristo habite en sus corazones, y para que, arraigados y cimentados en amor…” En este versículo, “arraigados y cimentados”, significa "construir en virtud de un cimiento profundo y estable de conocimiento y comprensión del amor de Dios hacia uno mismo." En otras palabras, ¡el conocimiento del amor de Dios hacia uno mismo, es la verdad fundamental de la vida sobre la cual todas las otras verdades de la misma deben ser construidas!

Por ejemplo, el temor de Dios está basado en esta verdad. El santo temor de Dios no es sentir terror de que Él esté listo para abatirle si lo descubre cometiendo alguna falta. Más bien, es el temor reverente a Dios para no cometer actos que no le agradan Él. Lamentablemente, las personas que viven continuamente en culpa, miedo y condenación no están "arraigados y cimentados" en el amor de Dios.

Nuestro Padre celestial envió a su Hijo a morir y a resucitar por nuestros pecados, debilidades y temores. Y sin conocer plenamente y comprender completamente este tipo de amor ¡nunca tendremos un cimiento estable o permanente! El versículo 18 del pasaje que leímos al inicio que nos dice que sí se puede ser capaz de comprender. . . el amor de Cristo. En palabras muy sencillas, comprender es, "apoderarse con avidez o echar mano de." Los tiempos que estamos viviendo, es para decir "¡Voy a echar mano de esto!" No es complicado si entendemos que en versículo anterior nos da “clave” para eso…”que habite Cristo por la fe en el corazón”. Ese es el secreto, entregarle a Él nuestra vida entera.

Tal vez usted es asaltado por una tentación que no puede quitarse de encima. O quizá usted tiene una sensación de no ser suficiente, una sensación de indignidad, o miedo a la tentación y llegar a fallarle Dios. O miedo a la situación que estamos viviendo que le puedan orillar tomar decisiones equivocadas.

Estimado lector, ¡Este es el día para que su corazón se abra al amor de Dios hacia usted! Oro para que mientras usted lee este mensaje, algo golpee profundo en su corazón, y usted sea capaz de comprender la profundidad, la anchura, la altura y la longitud del amor de Dios. Ruego para que usted se apodere de esta verdad que le abrirá los ojos y le ayudará a entrar por completo en un nuevo reino de alegría y paz, aún en medio de la pandemia, en un diario caminar con Él.

Debemos ser arraigados como un árbol en buena tierra, pero en el terreno del amor Cristo, y cimentados como un edificio, pero sobre la base firme del evangelio. Solo el amor entiende el amor, si no se ama a Cristo, no se podrá entender su amor por nosotros. Este amor del Padre hacia nosotros es tan alto, tan profundo, tan ancho, tan largo que necesitamos experimentarlo, pues es tan grande que excede todo conocimiento mental. Puede ser que no lo entienda, que no lo pueda llegar a explicar todo, pero si tiene una experiencia con Él, lo sabe con el corazón. Sabe que lo ama. No sabe cómo ni por qué, pero sabe que lo ama, y eso, mi estimado lector, es más que suficiente para permanecer arraigado y cimentado en ese amor eterno. Que Dios siga bendiciendo su vida.

Crea en Dios, sea feliz en este mundo, y un día valla al cielo.

Pastor J. Andres Pimentel M.