/ domingo 11 de noviembre de 2018

Ferro Gay y la dimensión simbólica de la democracia Por Francisco Sánchez Villegas

No fue solamente un cambio de denominación el que la mayoría de los integrantes del Ayuntamiento de Hidalgo del Parral resolvió respecto de la otrora colonia “Parral Vive”, fue una decisión con diferentes implicaciones, de suyo relevantes, que deben ser analizadas a la luz de la democracia.

Desde hace más de dos años, en Parral tenemos una nueva realidad política. La ciudadanía ha dado mensajes muy contundentes de ello, y ha hecho manifiesto su rechazo categórico a todo aquello que represente las caducas y corrompidas formas de hacer y entender la política. Pese a ello, hay todavía quienes se resisten a asimilarlo y siguen anclados en el ostracismo político del pasado.

Por ello, para entender en su magnitud lo que representa el cambio de denominación, debemos ir a su génesis: si buscamos una muestra palpable de cómo no se deben hacer las cosas desde la alta responsabilidad del servicio público, la entonces colonia “Parral Vive” es paradigmática: ubicación contraria al desarrollo urbano, asignaciones irregulares, construcciones de baja calidad, calles sin pavimentar y sin alumbrado público, viviendas sin servicios básicos y, para rematar, sin la formalización legal de las tierras sobre las cuales se construyó. Por increíble que parezca, hay quienes todavía intentan –fallidamente- defender eso.

En contraste, la nueva realidad en Parral, con el decidido apoyo ciudadano, es diametralmente opuesta: En días recientes, se inició en nuestra ciudad la construcción de un fraccionamiento que ha sido nominado para el Premio Nacional de Vivienda 2019, ya que el material de construcción de las mismas es térmico, además de que contará con su propio pozo de abastecimiento de agua, aunado a que sus calles serán pavimentadas con concreto hidráulico y tendrán iluminación led, así áreas verdes de esparcimiento. Aunado a ello, las familias beneficiadas con el programa son con jefatura femenina y para personas con discapacidad, cuyas viviendas serán accesibles y adaptadas a sus necesidades particulares.

En este orden, el cambio no es ni será solamente nominativo, ha sido acompañado de medidas graduales que buscan atemperar los grandes rezagos de la colonia, como fue la instalación de luminarias led, la pavimentación del acceso principal y el anuncio del inicio de construcción de la escuela, además de las diferentes acciones que enmendarán el rezago primigenio.

Ahora bien, estas acciones deben de ser acompañadas de instrumentos que garanticen la no repetición y de medidas en el orden simbólico que permanentemente nos recuerden como sociedad lo funesto que han resultado gobiernos y gobernantes que actúan privilegiando intereses propios sobre los colectivos, y de la importancia que tiene la participación activa de la ciudadanía en la construcción de una mejor ciudad.

Por ello, el denominar a la colonia con el nombre de un personaje de primera talla como lo fue Federico Ferro Gay, quien llegó a nuestra ciudad procedente de Italia en 1953, es una forma alegórica de marcar una clara transición de nuestra sociedad, ya no solamente en el cambio de la forma de gobierno y gobernantes, sino en el avance sustancial de madurez cívica y democrática que ha alcanzado la sociedad parralense, el cual ya no admite marcha atrás.

Todo esto es consecuencia del proceso de construcción de una democracia más robusta, en donde las instituciones democráticas ya no pueden guardar silencio o dejar de lado algunos temas, sino que deben gestionarlos efectivamente, aunque sean complejos e incómodos para algunos.

Es incuestionable que este proceso de transformación ha traído gradualmente resultados palpables, y no transcurrió en ausencia de resistencia, sin embargo es precisamente a través de esas oposiciones de los avalistas del ostracismo político, como la ciudadanía ha podido palpar con mayor claridad, la relevancia de seguir involucrándose y participando activamente en el proceso de construcción de una mejor ciudad y mejores ciudadanos.

Recientemente estuve dando seguimiento al proceso que vive España en torno a la exhumación del cadáver del dictador Francisco Franco, medida de orden emblemático y colofón del proceso de transición español que ha sido acompañado de la remoción de símbolos y monumentos franquistas.

Este proceso ha sido acompañado por el Relator Especial sobre la promoción de la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, quien señaló en su informe de 2014 en torno al Valle de los Caídos: “Difícilmente podrá pensarse como un lugar en favor de la paz y la reconciliación, mientras predomine el silencio sobre los hechos relevantes al contexto y origen del sitio, y en particular mientras siga en el centro del monumento la tumba con flores del dictador.”

Lo mismo podemos decir en torno a la otrora colonia “Parral Vive”, ya que la transición democrática que vive nuestra ciudad, difícilmente podría fortalecerse guardando silencio institucional y condenando a los vecinos de este sector a las palabras que sintetizan la corrupción política. Así como en España, todavía hay quienes llevan flores a la tumba del dictador, aquí hay quienes se erigen como apologistas de la corrupción y el ostracismo político.

Por ello, estoy convencido que no fue casualidad que el Maestro Ferro Gay tuviera como punto de llegada del viejo continente nuestra ciudad, ya que sin duda nos dejó una semilla que hoy, con esta medida, retomamos con la firme vocación de que florezca entre los parralenses ese fervor por la educación, la cultura y las artes.

No fue solamente un cambio de denominación el que la mayoría de los integrantes del Ayuntamiento de Hidalgo del Parral resolvió respecto de la otrora colonia “Parral Vive”, fue una decisión con diferentes implicaciones, de suyo relevantes, que deben ser analizadas a la luz de la democracia.

Desde hace más de dos años, en Parral tenemos una nueva realidad política. La ciudadanía ha dado mensajes muy contundentes de ello, y ha hecho manifiesto su rechazo categórico a todo aquello que represente las caducas y corrompidas formas de hacer y entender la política. Pese a ello, hay todavía quienes se resisten a asimilarlo y siguen anclados en el ostracismo político del pasado.

Por ello, para entender en su magnitud lo que representa el cambio de denominación, debemos ir a su génesis: si buscamos una muestra palpable de cómo no se deben hacer las cosas desde la alta responsabilidad del servicio público, la entonces colonia “Parral Vive” es paradigmática: ubicación contraria al desarrollo urbano, asignaciones irregulares, construcciones de baja calidad, calles sin pavimentar y sin alumbrado público, viviendas sin servicios básicos y, para rematar, sin la formalización legal de las tierras sobre las cuales se construyó. Por increíble que parezca, hay quienes todavía intentan –fallidamente- defender eso.

En contraste, la nueva realidad en Parral, con el decidido apoyo ciudadano, es diametralmente opuesta: En días recientes, se inició en nuestra ciudad la construcción de un fraccionamiento que ha sido nominado para el Premio Nacional de Vivienda 2019, ya que el material de construcción de las mismas es térmico, además de que contará con su propio pozo de abastecimiento de agua, aunado a que sus calles serán pavimentadas con concreto hidráulico y tendrán iluminación led, así áreas verdes de esparcimiento. Aunado a ello, las familias beneficiadas con el programa son con jefatura femenina y para personas con discapacidad, cuyas viviendas serán accesibles y adaptadas a sus necesidades particulares.

En este orden, el cambio no es ni será solamente nominativo, ha sido acompañado de medidas graduales que buscan atemperar los grandes rezagos de la colonia, como fue la instalación de luminarias led, la pavimentación del acceso principal y el anuncio del inicio de construcción de la escuela, además de las diferentes acciones que enmendarán el rezago primigenio.

Ahora bien, estas acciones deben de ser acompañadas de instrumentos que garanticen la no repetición y de medidas en el orden simbólico que permanentemente nos recuerden como sociedad lo funesto que han resultado gobiernos y gobernantes que actúan privilegiando intereses propios sobre los colectivos, y de la importancia que tiene la participación activa de la ciudadanía en la construcción de una mejor ciudad.

Por ello, el denominar a la colonia con el nombre de un personaje de primera talla como lo fue Federico Ferro Gay, quien llegó a nuestra ciudad procedente de Italia en 1953, es una forma alegórica de marcar una clara transición de nuestra sociedad, ya no solamente en el cambio de la forma de gobierno y gobernantes, sino en el avance sustancial de madurez cívica y democrática que ha alcanzado la sociedad parralense, el cual ya no admite marcha atrás.

Todo esto es consecuencia del proceso de construcción de una democracia más robusta, en donde las instituciones democráticas ya no pueden guardar silencio o dejar de lado algunos temas, sino que deben gestionarlos efectivamente, aunque sean complejos e incómodos para algunos.

Es incuestionable que este proceso de transformación ha traído gradualmente resultados palpables, y no transcurrió en ausencia de resistencia, sin embargo es precisamente a través de esas oposiciones de los avalistas del ostracismo político, como la ciudadanía ha podido palpar con mayor claridad, la relevancia de seguir involucrándose y participando activamente en el proceso de construcción de una mejor ciudad y mejores ciudadanos.

Recientemente estuve dando seguimiento al proceso que vive España en torno a la exhumación del cadáver del dictador Francisco Franco, medida de orden emblemático y colofón del proceso de transición español que ha sido acompañado de la remoción de símbolos y monumentos franquistas.

Este proceso ha sido acompañado por el Relator Especial sobre la promoción de la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, quien señaló en su informe de 2014 en torno al Valle de los Caídos: “Difícilmente podrá pensarse como un lugar en favor de la paz y la reconciliación, mientras predomine el silencio sobre los hechos relevantes al contexto y origen del sitio, y en particular mientras siga en el centro del monumento la tumba con flores del dictador.”

Lo mismo podemos decir en torno a la otrora colonia “Parral Vive”, ya que la transición democrática que vive nuestra ciudad, difícilmente podría fortalecerse guardando silencio institucional y condenando a los vecinos de este sector a las palabras que sintetizan la corrupción política. Así como en España, todavía hay quienes llevan flores a la tumba del dictador, aquí hay quienes se erigen como apologistas de la corrupción y el ostracismo político.

Por ello, estoy convencido que no fue casualidad que el Maestro Ferro Gay tuviera como punto de llegada del viejo continente nuestra ciudad, ya que sin duda nos dejó una semilla que hoy, con esta medida, retomamos con la firme vocación de que florezca entre los parralenses ese fervor por la educación, la cultura y las artes.

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