/ viernes 17 de enero de 2020

Ética y política en nuestro tiempo

Somos el vaticinio de Nietzsche, ese ser humano que vació por completo los conceptos de valor absolutos y sacrificó a su Dios en un mar de egotismo y fatuidad.

Hoy los conceptos éticos funcionan para las clases de primaria, siempre con aire de inocencia y con el deseo de que sea la nueva generación la que componga el desastre.

¿Es posible realmente hablar de ética hoy día? Levinas trató de encontrar un acicate en los otros, en los que nos rodean, en la existencia de alteridades, Bubber por su cuenta intentó hacernos responsables del encuentro entre dos libertades.

En algunos segmentos de la población sigue operando el miedo a la divinidad, ante una abandono político y social que los ha condenado a una niñez de por vida.

Fuera de los segmentos olvidados, y frente a la gente que ha entrado en una búsqueda material exagerada, los conceptos éticos pareciera no encontrar un referente real.

Este escenario se vuelve desalentador, pues que puede ser de la sociedad y la política sin un fundamento ético, es como jugar sin reglas, pues al final quien quiere seguir los lineamientos termina siempre perdiendo. La ética entonces es la posición sin ventajas y con todas las posibilidades de ser aplastado, en un mundo donde las reglas no se siguen sencillamente porque sería tonto jugar derecho. Al final en la cima siempre queda el que aprendió a burlar todo sistema jurídico y moral.

Al contemplar este escenario la pregunta inmediata siempre es ¿Qué podemos hacer? Podemos apelar a la cohesión social, al bien de las familias, a la consecución de la felicidad, etc. Pero al final siempre habrá alguien que encuentre un placer inmediato al poder fracturarlos todo.

En ese ordenamiento de ideas ¿cuál es el fundamento de la ética en nuestro tiempo? ¿Existe un fundamento? ¿Deberíamos de ser éticos?

Desde mi perspectiva personal en realidad toda la discusión es un problema en mucho resuelto. Los anclajes de la conducta están previstos desde siempre en la misma naturaleza biológica, psicológica y social del ser humano.

Biológicamente estamos condicionados a vivir en grupo, en tales condiciones somos seres gregarios que harán lo posible por conservarse al interior de una sociedad, seguiremos reglas y buscaremos filiación. Nuestra mente está condicionada a vivir con otros y aprendemos, disfrutamos y somos felices únicamente cuando estamos entre otros, procuramos siempre la cooperación y la competencia, además desde pequeños aprendemos a vivir con otros.

En ese sentido, es visible que no todo está perdido, y que el camino se dibuja hacia el conocimiento de nosotros mismos y nuestras condiciones más íntimas, la ética entonces se fundamenta en nuestra naturaleza, somos éticos de manera inmanente y nuestras reflexiones siempre tienen un atisbo de emocionalidad y una ruta más o menos clara, es evidente que las personas que padecen afección o enfermedad harán cosas que vayan en contra de su propia naturaleza.

El camino entonces es la educación y el promover nuestro propio auto conocimiento.

Somos el vaticinio de Nietzsche, ese ser humano que vació por completo los conceptos de valor absolutos y sacrificó a su Dios en un mar de egotismo y fatuidad.

Hoy los conceptos éticos funcionan para las clases de primaria, siempre con aire de inocencia y con el deseo de que sea la nueva generación la que componga el desastre.

¿Es posible realmente hablar de ética hoy día? Levinas trató de encontrar un acicate en los otros, en los que nos rodean, en la existencia de alteridades, Bubber por su cuenta intentó hacernos responsables del encuentro entre dos libertades.

En algunos segmentos de la población sigue operando el miedo a la divinidad, ante una abandono político y social que los ha condenado a una niñez de por vida.

Fuera de los segmentos olvidados, y frente a la gente que ha entrado en una búsqueda material exagerada, los conceptos éticos pareciera no encontrar un referente real.

Este escenario se vuelve desalentador, pues que puede ser de la sociedad y la política sin un fundamento ético, es como jugar sin reglas, pues al final quien quiere seguir los lineamientos termina siempre perdiendo. La ética entonces es la posición sin ventajas y con todas las posibilidades de ser aplastado, en un mundo donde las reglas no se siguen sencillamente porque sería tonto jugar derecho. Al final en la cima siempre queda el que aprendió a burlar todo sistema jurídico y moral.

Al contemplar este escenario la pregunta inmediata siempre es ¿Qué podemos hacer? Podemos apelar a la cohesión social, al bien de las familias, a la consecución de la felicidad, etc. Pero al final siempre habrá alguien que encuentre un placer inmediato al poder fracturarlos todo.

En ese ordenamiento de ideas ¿cuál es el fundamento de la ética en nuestro tiempo? ¿Existe un fundamento? ¿Deberíamos de ser éticos?

Desde mi perspectiva personal en realidad toda la discusión es un problema en mucho resuelto. Los anclajes de la conducta están previstos desde siempre en la misma naturaleza biológica, psicológica y social del ser humano.

Biológicamente estamos condicionados a vivir en grupo, en tales condiciones somos seres gregarios que harán lo posible por conservarse al interior de una sociedad, seguiremos reglas y buscaremos filiación. Nuestra mente está condicionada a vivir con otros y aprendemos, disfrutamos y somos felices únicamente cuando estamos entre otros, procuramos siempre la cooperación y la competencia, además desde pequeños aprendemos a vivir con otros.

En ese sentido, es visible que no todo está perdido, y que el camino se dibuja hacia el conocimiento de nosotros mismos y nuestras condiciones más íntimas, la ética entonces se fundamenta en nuestra naturaleza, somos éticos de manera inmanente y nuestras reflexiones siempre tienen un atisbo de emocionalidad y una ruta más o menos clara, es evidente que las personas que padecen afección o enfermedad harán cosas que vayan en contra de su propia naturaleza.

El camino entonces es la educación y el promover nuestro propio auto conocimiento.