/ viernes 9 de abril de 2021

Espejos de vida | ¿Verdad o mentira?

Nada es origen, siempre se repite, se lee, se escribe. No conocemos quién fue el primero en decir algo. Pero también es necesario volver sobre esas antiguas intuiciones con una voz que las haga propias.

Jorge Luis Borges.

Esta semana inició con una frase acuñada por los relativistas cognitivos: “Nada es verdad, nada es mentira, todo depende del cristal con que se mira”. Este movimiento filosófico se centra en la afirmación de que un conocimiento es verídico de acuerdo al contexto del cual emana, siendo además multifactorial, porque incide tanto el lenguaje, como la cultura y los paradigmas de cierto periodo de tiempo.

Distinguir lo que es verdadero de aquellas falacias que comúnmente escuchamos y damos por sentado, requiere tener un acercamiento al conocimiento en general, para luego irle desmenuzando y analizando en sus partes.

Hay una alegoría que escribió Platón en el año 380 a. de C. denominada “La Caverna”, menciona que el hombre habitaba en cuevas que estaban cubiertas por la más completa oscuridad; sin embargo, la fuerza de la costumbre, les había enseñado a cohabitar en ese espacio por temor a salir de su zona de confort.

No obstante, siempre existe la excepción a la norma, un habitante decide avanzar por el sendero, dejar lo conocido y aventurarse a explorar nuevos conocimientos; primeramente, sigue unas rejillas de luz que traspasaba las rocas, en la medida que los rayos del astro rey alcanzaron sus retinas, sufrió una ceguera momentánea, pero luego pudo apreciar la belleza del exterior y volvió extasiado a la cueva para contarles acerca de su descubrimiento; la fuerza de su emoción no fue suficiente para persuadirlos a abandonar ese espacio; unos cuantos lograron salir y enfrentar los retos que ese nuevo mundo ofrecía.

En lo que respecta al dogma «pensamiento que se tiene por cierto y no puede cuestionarse», se puede ejemplificar el avance, impacto y trascendencia que ha tenido en el hombre. Hay quien hace gala del poder, del conocimiento que instituye como verdadero y lo utiliza para someter a los oprimidos.

Cada sistema es un punto a debatir, llámese política, credo, economía, educación, entre otros, que se encuentran contenidos en un paquete que lleva como nombre: globalización. Entendiéndose como un proceso económico y tecnológico que abraza la cultura y la política en general; generando una comunicación e interdependencia entre los países. Hoy en día, la información es inmediata; se encuentra a un clic, pasando por el filtro del análisis personal y comunitario que apoya a la toma de decisiones y genera diversas perspectivas contextuales.

Hay quienes cubren su cuerpo de bombas explosivas y se lanzan en pos de una misión suicida que consideran su verdad; otros, quienes se apartan del ruido y la sociedad y encuentran su verdad en el silencio y la meditación; otros más, que hacen de la verborrea su principal elemento para ganar adeptos y seguidores; quienes buscan la fundamentación teórica y los procesos de la ciencia para dar por sentado verdades que están en constante proceso de reconstrucción.

La tolerancia, empatía y otros valores universales son necesarios; el vestuario del conocimiento y el telar de la verdad, se ajustan a momentos específicos.

Vaya pues esta somera reflexión para continuar en la búsqueda de esa verdad que nos rige, de esa luz que sea candil en medio de la oscuridad; de esa paz, que solo se reconoce al haber experimentado la intranquilidad.

Término con el pensamiento de N Wiener: “No somos sino remolinos en un río de incesante corriente, no somos materia perdurable sino pautas que se perduran a sí mismas…

Nada es origen, siempre se repite, se lee, se escribe. No conocemos quién fue el primero en decir algo. Pero también es necesario volver sobre esas antiguas intuiciones con una voz que las haga propias.

Jorge Luis Borges.

Esta semana inició con una frase acuñada por los relativistas cognitivos: “Nada es verdad, nada es mentira, todo depende del cristal con que se mira”. Este movimiento filosófico se centra en la afirmación de que un conocimiento es verídico de acuerdo al contexto del cual emana, siendo además multifactorial, porque incide tanto el lenguaje, como la cultura y los paradigmas de cierto periodo de tiempo.

Distinguir lo que es verdadero de aquellas falacias que comúnmente escuchamos y damos por sentado, requiere tener un acercamiento al conocimiento en general, para luego irle desmenuzando y analizando en sus partes.

Hay una alegoría que escribió Platón en el año 380 a. de C. denominada “La Caverna”, menciona que el hombre habitaba en cuevas que estaban cubiertas por la más completa oscuridad; sin embargo, la fuerza de la costumbre, les había enseñado a cohabitar en ese espacio por temor a salir de su zona de confort.

No obstante, siempre existe la excepción a la norma, un habitante decide avanzar por el sendero, dejar lo conocido y aventurarse a explorar nuevos conocimientos; primeramente, sigue unas rejillas de luz que traspasaba las rocas, en la medida que los rayos del astro rey alcanzaron sus retinas, sufrió una ceguera momentánea, pero luego pudo apreciar la belleza del exterior y volvió extasiado a la cueva para contarles acerca de su descubrimiento; la fuerza de su emoción no fue suficiente para persuadirlos a abandonar ese espacio; unos cuantos lograron salir y enfrentar los retos que ese nuevo mundo ofrecía.

En lo que respecta al dogma «pensamiento que se tiene por cierto y no puede cuestionarse», se puede ejemplificar el avance, impacto y trascendencia que ha tenido en el hombre. Hay quien hace gala del poder, del conocimiento que instituye como verdadero y lo utiliza para someter a los oprimidos.

Cada sistema es un punto a debatir, llámese política, credo, economía, educación, entre otros, que se encuentran contenidos en un paquete que lleva como nombre: globalización. Entendiéndose como un proceso económico y tecnológico que abraza la cultura y la política en general; generando una comunicación e interdependencia entre los países. Hoy en día, la información es inmediata; se encuentra a un clic, pasando por el filtro del análisis personal y comunitario que apoya a la toma de decisiones y genera diversas perspectivas contextuales.

Hay quienes cubren su cuerpo de bombas explosivas y se lanzan en pos de una misión suicida que consideran su verdad; otros, quienes se apartan del ruido y la sociedad y encuentran su verdad en el silencio y la meditación; otros más, que hacen de la verborrea su principal elemento para ganar adeptos y seguidores; quienes buscan la fundamentación teórica y los procesos de la ciencia para dar por sentado verdades que están en constante proceso de reconstrucción.

La tolerancia, empatía y otros valores universales son necesarios; el vestuario del conocimiento y el telar de la verdad, se ajustan a momentos específicos.

Vaya pues esta somera reflexión para continuar en la búsqueda de esa verdad que nos rige, de esa luz que sea candil en medio de la oscuridad; de esa paz, que solo se reconoce al haber experimentado la intranquilidad.

Término con el pensamiento de N Wiener: “No somos sino remolinos en un río de incesante corriente, no somos materia perdurable sino pautas que se perduran a sí mismas…