/ viernes 15 de julio de 2022

Espejos de Vida | Sueño de letras

“El acto de escribir es el acto de hacer el alma”

Gloria Anzaldúa

Todo sueño inicia con la generación de una idea, cuando esta va germinando y empieza a expandirse por los poros de la convicción y la voluntad de querer realizarlo, se buscan las personas ideales que lo compartan, se esboza un plan de acción previo al diseño, se le otorga un nombre distintivo y se embarca en el viaje, cuyo equipaje es: manos, pensamiento y corazón; las herramientas indispensables: libreta, pluma, teléfono, computadora y una fuerte y profunda convicción, una voluntad férrea de querer construir andamios con la palabra escrita, de hilar los sueños de letras hasta transformar el mundo interior.

Fui invitada a impartir un taller literario sobre escritura, el grupo lo conforman cinco entusiastas damas que ya participaron en un taller autobiográfico promovido por “DEMAC, mujeres que se atreven a contar su historia”. Después de un tiempo, empieza a surgir en ellas, esa necesidad intrínseca de creación literaria, el volver a retomar el hábito e incentivar la pasión por escribir. Acepto el reto y emprendemos una nueva aventura que lleva como objetivo principal el expandir nuestros horizontes hacia la magia de la escritura creativa, esa que no se somete al rigor académico, sino que permite la libertad y fluidez de las ideas, que luego se convierten en palabras, en conceptos, frases y párrafos con cohesión, y coherencia, que transmiten los significados que afloran por medio de las emociones y los sentimientos.

A una semana de su implementación, hemos podido constatar que es difícil la adquisición de un hábito, porque conlleva el cambio y romper esquemas ya establecidos, sin embargo, con las repeticiones de conductas diarias, se va instalando en el cerebro hasta convertirse en una secuencia de acciones rutinarias y automáticas.

El ejercicio inicial y que llegó para quedarse es la escritura de un diario, porque permite la libertad de expresión del que escribe, remite a la recopilación de experiencias personales, incentivando a la memoria, a la reflexión y análisis de los sucesos, eventos y personajes que rodearon nuestro día. Es un mapa que ayuda a encontrarse a sí mismo, organiza las ideas, conecta con la intuición, con la creatividad, amplía la perspectiva, el autoconocimiento y, sobre todo, ayuda en el manejo de las emociones.

La escritura es catártica, porque permite liberar las energías o cargas nocivas que la vida misma nos presenta. Toda producción escrita enmarca un proceso cargado de sentimientos, quien las escribe se libera y quien lo lee, recibe y experimenta catarsis a través de sus letras. Es por ello, que tanto la escritura como la lectura, conforman una mutualidad casi perfecta.

La riqueza de cualquier taller reside primeramente en el diseño, objetivos y metas a alcanzar, pero el éxito contundente se debe a las aportaciones y participaciones de los talleristas.

Me encuentro sumamente agradecida por las oportunidades que la vida me brinda, por las personas que están a mi alrededor, que son hiladoras y tejedoras de sueños; me congratulo, de formar parte de sus proyectos literarios, de conocer sus ilusiones; como pasajeras de este viaje iremos construyendo alfombras y nubes de palabras, de historias personales, familiares y comunitarias, las cuales, al ser rescatadas por la magia de la escritura, permiten que esas vivencias traspasen los muros del tiempo y de la existencia, perpetúen el contexto que estamos viviendo y se conviertan en portavoces del mañana.

Cierro con esta frase de Voltaire (1694- 1778): “La escritura es la pintura de la voz”.


María del Refugio Sandoval | Maestra Jubilada

“El acto de escribir es el acto de hacer el alma”

Gloria Anzaldúa

Todo sueño inicia con la generación de una idea, cuando esta va germinando y empieza a expandirse por los poros de la convicción y la voluntad de querer realizarlo, se buscan las personas ideales que lo compartan, se esboza un plan de acción previo al diseño, se le otorga un nombre distintivo y se embarca en el viaje, cuyo equipaje es: manos, pensamiento y corazón; las herramientas indispensables: libreta, pluma, teléfono, computadora y una fuerte y profunda convicción, una voluntad férrea de querer construir andamios con la palabra escrita, de hilar los sueños de letras hasta transformar el mundo interior.

Fui invitada a impartir un taller literario sobre escritura, el grupo lo conforman cinco entusiastas damas que ya participaron en un taller autobiográfico promovido por “DEMAC, mujeres que se atreven a contar su historia”. Después de un tiempo, empieza a surgir en ellas, esa necesidad intrínseca de creación literaria, el volver a retomar el hábito e incentivar la pasión por escribir. Acepto el reto y emprendemos una nueva aventura que lleva como objetivo principal el expandir nuestros horizontes hacia la magia de la escritura creativa, esa que no se somete al rigor académico, sino que permite la libertad y fluidez de las ideas, que luego se convierten en palabras, en conceptos, frases y párrafos con cohesión, y coherencia, que transmiten los significados que afloran por medio de las emociones y los sentimientos.

A una semana de su implementación, hemos podido constatar que es difícil la adquisición de un hábito, porque conlleva el cambio y romper esquemas ya establecidos, sin embargo, con las repeticiones de conductas diarias, se va instalando en el cerebro hasta convertirse en una secuencia de acciones rutinarias y automáticas.

El ejercicio inicial y que llegó para quedarse es la escritura de un diario, porque permite la libertad de expresión del que escribe, remite a la recopilación de experiencias personales, incentivando a la memoria, a la reflexión y análisis de los sucesos, eventos y personajes que rodearon nuestro día. Es un mapa que ayuda a encontrarse a sí mismo, organiza las ideas, conecta con la intuición, con la creatividad, amplía la perspectiva, el autoconocimiento y, sobre todo, ayuda en el manejo de las emociones.

La escritura es catártica, porque permite liberar las energías o cargas nocivas que la vida misma nos presenta. Toda producción escrita enmarca un proceso cargado de sentimientos, quien las escribe se libera y quien lo lee, recibe y experimenta catarsis a través de sus letras. Es por ello, que tanto la escritura como la lectura, conforman una mutualidad casi perfecta.

La riqueza de cualquier taller reside primeramente en el diseño, objetivos y metas a alcanzar, pero el éxito contundente se debe a las aportaciones y participaciones de los talleristas.

Me encuentro sumamente agradecida por las oportunidades que la vida me brinda, por las personas que están a mi alrededor, que son hiladoras y tejedoras de sueños; me congratulo, de formar parte de sus proyectos literarios, de conocer sus ilusiones; como pasajeras de este viaje iremos construyendo alfombras y nubes de palabras, de historias personales, familiares y comunitarias, las cuales, al ser rescatadas por la magia de la escritura, permiten que esas vivencias traspasen los muros del tiempo y de la existencia, perpetúen el contexto que estamos viviendo y se conviertan en portavoces del mañana.

Cierro con esta frase de Voltaire (1694- 1778): “La escritura es la pintura de la voz”.


María del Refugio Sandoval | Maestra Jubilada