/ viernes 26 de febrero de 2021

Espejos de vida | La nueva normalidad

Al inicio de cada actividad de escritura, se requiere poner un orden y jerarquía al pensamiento para dar paso a la selección del tema que será expuesto, de tal forma que me permito citar al antropólogo japonés Jiro Kawakita, quien dice: “Que el caos hable por sí mismo en forma de datos y después explorar para encontrar pistas útiles a esos datos”.

Con relación al título expuesto, viene a mi mente cuando en los Consejos Técnicos Escolares estipulados formalmente en 2013 era un concepto en boga, mismo que aludía en sus ocho rasgos empezando con el adverbio de cantidad “todos”. “Todas las escuelas brindan el servicio educativo todos los días establecidos en el calendario escolar”.

Debido a la contingencia sanitaria, el cambio ha sido trascendental en todos los ámbitos, la escuela sigue ofertando sus procesos de formación e información con una modalidad distinta, donde no todos los actores asisten y cumplen cabalmente con esa normalidad; el adverbio «todos» anteriormente se convertía en «muchos» y hoy en día se transformó en «algunos».

Al ir incursionando en cada uno de los espacios que transitamos se aplica la misma deducción a la regla; no todos los estados de la república mexicana estamos transitando con el mismo semáforo; no todos los líderes gubernamentales están tomando las mejores decisiones; las estadísticas de defunción y contagio son distintas; la esperanza de la aplicación y funcionamiento de la vacuna está latente en la población, pero no alcanza a cubrir a la totalidad, ya sea porque no hay suficientes insumos o porque la gente que está en el rango de edad no acude a su aplicación por diversos motivos.

No todos los ciudadanos nos cuidamos y protegemos los unos a los otros, especialmente los jóvenes, quienes no han dimensionado el impacto de sus acciones.

No todas las personas contagiadas presentan el mismo patrón recurrente de síntomas y reacciones ante el virus.

No todos viajamos en el mismo barco, la clase social más desprotegida ha sufrido los embates del desempleo y las carencias para cubrir sus necesidades básicas.

No todos hemos desarrollado la capacidad de resiliencia para enfrentar los retos, pérdidas y duelos que conlleva la pandemia.

Una vez más, acudo a la analogía de los conceptos educativos para encontrar significados a las circunstancias que nos aquejan y transformarlas en ideas, mismas que llevan la intención de viajar en el vehículo de las palabras para llegar al lector y propiciar un diálogo interactivo.

Las competencias para la vida son definidas como un proceso inacabado y en constante reconstrucción; de tal forma que Aprender a Aprender, es el primer pilar, debemos reformar los aprendizajes y adaptar los esquemas necesarios; aprender a Ser, que tiene una relación directa con la moral, los valores, la conciencia y lo que nos hace humanos; aprender a Hacer, acciones necesarias en nuestro diario vivir, y finalmente aprender a Convivir.

En las cuatro competencias se encuentra el proceso cíclico y urgente de la Nueva Normalidad imperante. Les invito a reconstruir cada día, pensamiento, palabra y acción.

María del Refugio Sandoval.


Al inicio de cada actividad de escritura, se requiere poner un orden y jerarquía al pensamiento para dar paso a la selección del tema que será expuesto, de tal forma que me permito citar al antropólogo japonés Jiro Kawakita, quien dice: “Que el caos hable por sí mismo en forma de datos y después explorar para encontrar pistas útiles a esos datos”.

Con relación al título expuesto, viene a mi mente cuando en los Consejos Técnicos Escolares estipulados formalmente en 2013 era un concepto en boga, mismo que aludía en sus ocho rasgos empezando con el adverbio de cantidad “todos”. “Todas las escuelas brindan el servicio educativo todos los días establecidos en el calendario escolar”.

Debido a la contingencia sanitaria, el cambio ha sido trascendental en todos los ámbitos, la escuela sigue ofertando sus procesos de formación e información con una modalidad distinta, donde no todos los actores asisten y cumplen cabalmente con esa normalidad; el adverbio «todos» anteriormente se convertía en «muchos» y hoy en día se transformó en «algunos».

Al ir incursionando en cada uno de los espacios que transitamos se aplica la misma deducción a la regla; no todos los estados de la república mexicana estamos transitando con el mismo semáforo; no todos los líderes gubernamentales están tomando las mejores decisiones; las estadísticas de defunción y contagio son distintas; la esperanza de la aplicación y funcionamiento de la vacuna está latente en la población, pero no alcanza a cubrir a la totalidad, ya sea porque no hay suficientes insumos o porque la gente que está en el rango de edad no acude a su aplicación por diversos motivos.

No todos los ciudadanos nos cuidamos y protegemos los unos a los otros, especialmente los jóvenes, quienes no han dimensionado el impacto de sus acciones.

No todas las personas contagiadas presentan el mismo patrón recurrente de síntomas y reacciones ante el virus.

No todos viajamos en el mismo barco, la clase social más desprotegida ha sufrido los embates del desempleo y las carencias para cubrir sus necesidades básicas.

No todos hemos desarrollado la capacidad de resiliencia para enfrentar los retos, pérdidas y duelos que conlleva la pandemia.

Una vez más, acudo a la analogía de los conceptos educativos para encontrar significados a las circunstancias que nos aquejan y transformarlas en ideas, mismas que llevan la intención de viajar en el vehículo de las palabras para llegar al lector y propiciar un diálogo interactivo.

Las competencias para la vida son definidas como un proceso inacabado y en constante reconstrucción; de tal forma que Aprender a Aprender, es el primer pilar, debemos reformar los aprendizajes y adaptar los esquemas necesarios; aprender a Ser, que tiene una relación directa con la moral, los valores, la conciencia y lo que nos hace humanos; aprender a Hacer, acciones necesarias en nuestro diario vivir, y finalmente aprender a Convivir.

En las cuatro competencias se encuentra el proceso cíclico y urgente de la Nueva Normalidad imperante. Les invito a reconstruir cada día, pensamiento, palabra y acción.

María del Refugio Sandoval.