/ viernes 19 de marzo de 2021

Espejos de vida | Educación socioemocional

Antes de empezar a escribir sobre un tema determinado, es necesario tomar un momento de introspección reflexiva, leer sobre algunos tópicos, tomar apuntes, tender un cerco delimitante e ir categorizando las múltiples temáticas que danzan frenéticas al ritmo de las ideas y de las letras. Todas y cada una de estas categorías ofrecen aspectos fascinantes; en la medida que se va profundizando en su conocimiento, van formando parte de la sinopsis cognitiva; las estructuras mentales pasan por el proceso explicado magistralmente por el psicólogo suizo Piaget en 1965, de asimilación, acomodación. La primera se entiende como el proceso por el cual se adopta la nueva información a los esquemas mentales existentes y la segunda, como su nombre lo dice, acomoda esa nueva información y con ésta responde a las exigencias del medio.

El tema seleccionado para este artículo versa sobre la inteligencia emocional y el reconocimiento de cómo influyen las emociones en las decisiones y acciones diarias de las personas, centrando su análisis en la propuesta del Nuevo Modelo Educativo (2017).

Daniel Goldman, psicólogo, periodista y escritor estadounidense, autor del libro “La inteligencia emocional” (1995), que se convirtió en best-seller asevera: Es más importante gestionar emociones positivas que el mismo conocimiento intelectual, porque al aprender a desarrollarlas, controlarlas y gestionarlas, se puede mantener la atención, la motivación y la creatividad.

De tal forma, hace patente que entre más temprana edad se inicie, hay más posibilidades para asimilar los hábitos fundamentales. El desarrollo del conocimiento de sí mismo, de la autorregulación, autoconciencia y autocontrol, permiten tener una interacción más empática y solidaria, ya que, al aplicar sentimientos a los pensamientos, se es más consciente del respeto y entorno personal como el del otro.

Hay algunos experimentos científicos que demuestran que en la medida que se van enfocando las emociones en el educando, se despierta la sensibilidad, empatía, altruismo y compasión. También se ha comprobado que las emociones negativas interfieren con el aprendizaje, por lo que su gestión debe preceder a toda enseñanza.

Ante estas aseveraciones contundentes se visualiza la urgencia de que el sistema educativo comprenda la importancia de implementar estrategias diseñada para este fin, partiendo desde el conocimiento de sí mismo, aprender a silenciar el ruido interno que no permite la interiorización y luz necesaria para guiar y focalizar al pensamiento.

Los filósofos griegos decían que toda observación debe tener el arte de la contemplación, este concepto significa etimológicamente “templar el alma”, preparar al espíritu para visualizar lo que está más allá de lo tangible, absorber la esencia misma de las cosas y de las personas que nos rodean.

Al perfeccionar la atención, se logra la concentración, motivación e interés, respondiendo de esta manera a las enseñanzas formales de contenidos que aborda el currículo.

Entre las diversas y múltiples problemáticas recurrentes hoy en día, se encuentra la depresión y falta de sentido a la vida; la educación socioemocional apuntala que al aprender a dominar las emociones lleva a fortalecer la “resiliencia”, entendida como la capacidad necesaria para superar las adversidades que invariablemente todo individuo debemos enfrentar en el lapso de vida.

María del Refugio Sandoval.


Antes de empezar a escribir sobre un tema determinado, es necesario tomar un momento de introspección reflexiva, leer sobre algunos tópicos, tomar apuntes, tender un cerco delimitante e ir categorizando las múltiples temáticas que danzan frenéticas al ritmo de las ideas y de las letras. Todas y cada una de estas categorías ofrecen aspectos fascinantes; en la medida que se va profundizando en su conocimiento, van formando parte de la sinopsis cognitiva; las estructuras mentales pasan por el proceso explicado magistralmente por el psicólogo suizo Piaget en 1965, de asimilación, acomodación. La primera se entiende como el proceso por el cual se adopta la nueva información a los esquemas mentales existentes y la segunda, como su nombre lo dice, acomoda esa nueva información y con ésta responde a las exigencias del medio.

El tema seleccionado para este artículo versa sobre la inteligencia emocional y el reconocimiento de cómo influyen las emociones en las decisiones y acciones diarias de las personas, centrando su análisis en la propuesta del Nuevo Modelo Educativo (2017).

Daniel Goldman, psicólogo, periodista y escritor estadounidense, autor del libro “La inteligencia emocional” (1995), que se convirtió en best-seller asevera: Es más importante gestionar emociones positivas que el mismo conocimiento intelectual, porque al aprender a desarrollarlas, controlarlas y gestionarlas, se puede mantener la atención, la motivación y la creatividad.

De tal forma, hace patente que entre más temprana edad se inicie, hay más posibilidades para asimilar los hábitos fundamentales. El desarrollo del conocimiento de sí mismo, de la autorregulación, autoconciencia y autocontrol, permiten tener una interacción más empática y solidaria, ya que, al aplicar sentimientos a los pensamientos, se es más consciente del respeto y entorno personal como el del otro.

Hay algunos experimentos científicos que demuestran que en la medida que se van enfocando las emociones en el educando, se despierta la sensibilidad, empatía, altruismo y compasión. También se ha comprobado que las emociones negativas interfieren con el aprendizaje, por lo que su gestión debe preceder a toda enseñanza.

Ante estas aseveraciones contundentes se visualiza la urgencia de que el sistema educativo comprenda la importancia de implementar estrategias diseñada para este fin, partiendo desde el conocimiento de sí mismo, aprender a silenciar el ruido interno que no permite la interiorización y luz necesaria para guiar y focalizar al pensamiento.

Los filósofos griegos decían que toda observación debe tener el arte de la contemplación, este concepto significa etimológicamente “templar el alma”, preparar al espíritu para visualizar lo que está más allá de lo tangible, absorber la esencia misma de las cosas y de las personas que nos rodean.

Al perfeccionar la atención, se logra la concentración, motivación e interés, respondiendo de esta manera a las enseñanzas formales de contenidos que aborda el currículo.

Entre las diversas y múltiples problemáticas recurrentes hoy en día, se encuentra la depresión y falta de sentido a la vida; la educación socioemocional apuntala que al aprender a dominar las emociones lleva a fortalecer la “resiliencia”, entendida como la capacidad necesaria para superar las adversidades que invariablemente todo individuo debemos enfrentar en el lapso de vida.

María del Refugio Sandoval.