/ viernes 1 de julio de 2022

Espejos de vida | Aportando desde mi espacio personal

La escritura es el arte de plasmar por medio de palabras los sentimientos y emociones que rondan como fantasmas por la mente, buscando la luz y el vehículo de comunicación que les permita salir del túnel del pensamiento, para una vez colocadas con articulación y coherencia, puedan dar vida al mensaje; este a su vez, inicia su camino en busca de un interlocutor, sembrando la comunicación y el intercambio de ideas, mismas que nos permiten estar en constante crecimiento personal y social.

Cuando se delimita el tema a abordar, se observan y analizan las distintas aristas que lo componen, aparecen datos inconexos, aislados, hasta que la magia del fino hilo con que se tejen las ideas, van colocándolas en el orden preponderante para formar frases, párrafos y entonces, ocurre la magia del texto.

Es por ello, que la lectura se convierte en el ingrediente principal de la escritura, pues en la medida que se va adquiriendo mayor vocabulario y más conexiones con otras historias, datos y situaciones similares a las que se desea expresar, cual pieza de rompecabezas, empiezan su acomodo, permitiendo avizorar la forma y reconstrucción de canales propicios.

Hoy leí el cuento “Max y su sombra” (2012) de José Luis Regojo, «poeta venezolano y activista por los derechos humanos», en éste, se nombra a la muerte como esa sombra que está presente desde el momento del nacimiento y nos sigue por doquier; se infieren varias lecturas diferentes, como: la resiliencia, el duelo, la depresión y con extrema delicadeza aborda el tema del suicidio y como el protagonista escapa de éste.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) publica en 1914 “prevención del suicidio, un imperativo global”, aportando datos estadísticos muy alarmantes, como el que cada 40 segundos alguna persona del mundo atenta contra su vida, cada año se suicidan más de 700 mil personas, para el 2016, esta cifra aumentó a 800 mil. además de los múltiples intentos no consumados, siendo ésta, la cuarta causa de muerte entre los jóvenes de 14 a 19 años.

Según las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) presentadas en el 2018, el estado de Chihuahua representa la tasa de suicidios más alta a nivel nacional, con un rango de edad oscilante entre 30 y 34 años, para el 2019, Hidalgo del Parral Chihuahua, encabeza el primer lugar.

Se han desplegado una serie de medidas preventivas desde el nivel global hasta el personal; como la implementación en la currícula escolar de educación socioemocional que busca despertar en los educando una gestión asertiva y la autorregulación de las emociones, se imparten talleres y conferencias sobre la depresión, la resiliencia y sobre todo, se ha trabajado arduamente sobre la urgencia de que la comunidad comprenda que los problemas de salud mental, deben de tratarse con el apoyo de especialistas, que prevalezca la empatía, respeto y comunicación con las figuras centrales de apego. La ansiedad, depresión, aislamiento e inestabilidad son algunos de los rostros visibles; las causas pueden ser multifactoriales: bullying o acoso, rechazo, discriminación, abandono, pérdida de un ser querido, entre otros.

Al ser una problemática recurrente que pone punto final a la existencia personal, deja una estela de dolor en la familia y llagas lacerantes en la comunidad; surge la siguiente pregunta: ¿Qué podemos hacer al respecto? aportar desde nuestro entorno, favoreciendo mejores y más gratificantes relaciones familiares y sociales, con más amor, diálogo y entendimiento.

Trabajando, primeramente, el desarrollo socioemocional personal, incluir actividades al aire libre, en la interacción con otras personas, en construir espacios positivos en nuestro entorno, para luego aprender a dar, a compartir esa energía y ser generadores de esperanza.


María del Refugio Sandoval Olivas | Maestra jubilada

La escritura es el arte de plasmar por medio de palabras los sentimientos y emociones que rondan como fantasmas por la mente, buscando la luz y el vehículo de comunicación que les permita salir del túnel del pensamiento, para una vez colocadas con articulación y coherencia, puedan dar vida al mensaje; este a su vez, inicia su camino en busca de un interlocutor, sembrando la comunicación y el intercambio de ideas, mismas que nos permiten estar en constante crecimiento personal y social.

Cuando se delimita el tema a abordar, se observan y analizan las distintas aristas que lo componen, aparecen datos inconexos, aislados, hasta que la magia del fino hilo con que se tejen las ideas, van colocándolas en el orden preponderante para formar frases, párrafos y entonces, ocurre la magia del texto.

Es por ello, que la lectura se convierte en el ingrediente principal de la escritura, pues en la medida que se va adquiriendo mayor vocabulario y más conexiones con otras historias, datos y situaciones similares a las que se desea expresar, cual pieza de rompecabezas, empiezan su acomodo, permitiendo avizorar la forma y reconstrucción de canales propicios.

Hoy leí el cuento “Max y su sombra” (2012) de José Luis Regojo, «poeta venezolano y activista por los derechos humanos», en éste, se nombra a la muerte como esa sombra que está presente desde el momento del nacimiento y nos sigue por doquier; se infieren varias lecturas diferentes, como: la resiliencia, el duelo, la depresión y con extrema delicadeza aborda el tema del suicidio y como el protagonista escapa de éste.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) publica en 1914 “prevención del suicidio, un imperativo global”, aportando datos estadísticos muy alarmantes, como el que cada 40 segundos alguna persona del mundo atenta contra su vida, cada año se suicidan más de 700 mil personas, para el 2016, esta cifra aumentó a 800 mil. además de los múltiples intentos no consumados, siendo ésta, la cuarta causa de muerte entre los jóvenes de 14 a 19 años.

Según las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) presentadas en el 2018, el estado de Chihuahua representa la tasa de suicidios más alta a nivel nacional, con un rango de edad oscilante entre 30 y 34 años, para el 2019, Hidalgo del Parral Chihuahua, encabeza el primer lugar.

Se han desplegado una serie de medidas preventivas desde el nivel global hasta el personal; como la implementación en la currícula escolar de educación socioemocional que busca despertar en los educando una gestión asertiva y la autorregulación de las emociones, se imparten talleres y conferencias sobre la depresión, la resiliencia y sobre todo, se ha trabajado arduamente sobre la urgencia de que la comunidad comprenda que los problemas de salud mental, deben de tratarse con el apoyo de especialistas, que prevalezca la empatía, respeto y comunicación con las figuras centrales de apego. La ansiedad, depresión, aislamiento e inestabilidad son algunos de los rostros visibles; las causas pueden ser multifactoriales: bullying o acoso, rechazo, discriminación, abandono, pérdida de un ser querido, entre otros.

Al ser una problemática recurrente que pone punto final a la existencia personal, deja una estela de dolor en la familia y llagas lacerantes en la comunidad; surge la siguiente pregunta: ¿Qué podemos hacer al respecto? aportar desde nuestro entorno, favoreciendo mejores y más gratificantes relaciones familiares y sociales, con más amor, diálogo y entendimiento.

Trabajando, primeramente, el desarrollo socioemocional personal, incluir actividades al aire libre, en la interacción con otras personas, en construir espacios positivos en nuestro entorno, para luego aprender a dar, a compartir esa energía y ser generadores de esperanza.


María del Refugio Sandoval Olivas | Maestra jubilada