/ viernes 26 de marzo de 2021

Espejos de vida | Agradecimiento

Ante los acontecimientos que vivimos hoy en día, me encuentro ante el umbral del asombro, del cuestionamiento, de la incertidumbre, pero, sobre todo, del agradecimiento.

Primeramente, por el compañero de vida, con quien comparto mis penas, añoranzas y alegrías. Por la dicha de ser madre, abuela, maestra, escritora, poeta, hermana y amiga; por todas y cada una, de quienes forman mi entorno, por las acciones y hechos que dan sentido a mi existencia; amo esos roles que me ha tocado interpretar en el escenario de la vida; porque cada uno de estos, me ha colocado en umbrales donde debo aprender a conocer, respetar y valorar, esos fugaces instantes que se convierten en memorias personales y colectivas.

He aprendido a disfrutar las distintas etapas de mi vida: niña, adolescente, joven y como dijo el poeta, hoy soy fruta madura; porque el tiempo se ha encargado de ir forjando este carácter y personalidad distintiva; soy mujer, con los atributos físicos y emocionales que convergen en mi investidura.

Incursiono en la lectura, la investigación, en los hechos que acontecen y que debo comprender y esclarecer, porque reconozco que el conocimiento brinda templanza, tal como el acero, que al pasar por el fuego va adquiriendo forma y figura

La analogía del barro, la aplicó en solemne representación, se retrata en temperamento, carácter y toma de decisión; fui formada por manos firmes al paso de mi crecimiento, sin por ello, carecer de ternura y afecto.

La gente de mi pueblo, siempre me ha brindado aliento, son: mi casa, sueños, recuerdos y memorias, plataforma y sustento. Cada casa y habitante, forman parte de mi historia, imposible desligarles, han sido mi trayectoria.

Me reconozco mujer, con dudas, vacilaciones, pero mi corazón, está repleto de amores; emociones que ahí nacen y se funden en el pecho, ilusiones que trascienden, volando a través del tiempo; atrapadas en el viento, en la lluvia, el atardecer, en la magia que brinda cada amanecer; los pinceles del arcoíris, dejan ver sus esplendores, al teñirse en el cielo, con los diversos colores. En el agua en movimiento, en el trinar de los pájaros que trina, en la flor que va naciendo, en el árbol que da fruto, en las mascotas que amo; en la casa donde habito, las personas que circundan en mi contexto inmediato, más aquellas que la virtualidad ha permitido hermanar.

A mis queridas amigas, las traigo en mi pensamiento, tejidos de añoranzas, hemos labrado en el tiempo.

A mis alumnos también, hay tanto que agradecer, me sido motor de arranque, para nunca dejar de aprender.

A poetas y escritores, manifiesto mi sentir, gracias por esas letras, ¡gracias por existir!

La escritura es mi amiga, aliciente y confidente, me acompaña en los momentos que debo limpiar mi alma, trastoca los sentimientos, es elixir curativo, es sinergia, dinamismo, es parte de mi vivir.

Gracias a todos y cada uno de mis lectores por compartir estos fragmentos de vida.


María del Refugio Sandoval.


Ante los acontecimientos que vivimos hoy en día, me encuentro ante el umbral del asombro, del cuestionamiento, de la incertidumbre, pero, sobre todo, del agradecimiento.

Primeramente, por el compañero de vida, con quien comparto mis penas, añoranzas y alegrías. Por la dicha de ser madre, abuela, maestra, escritora, poeta, hermana y amiga; por todas y cada una, de quienes forman mi entorno, por las acciones y hechos que dan sentido a mi existencia; amo esos roles que me ha tocado interpretar en el escenario de la vida; porque cada uno de estos, me ha colocado en umbrales donde debo aprender a conocer, respetar y valorar, esos fugaces instantes que se convierten en memorias personales y colectivas.

He aprendido a disfrutar las distintas etapas de mi vida: niña, adolescente, joven y como dijo el poeta, hoy soy fruta madura; porque el tiempo se ha encargado de ir forjando este carácter y personalidad distintiva; soy mujer, con los atributos físicos y emocionales que convergen en mi investidura.

Incursiono en la lectura, la investigación, en los hechos que acontecen y que debo comprender y esclarecer, porque reconozco que el conocimiento brinda templanza, tal como el acero, que al pasar por el fuego va adquiriendo forma y figura

La analogía del barro, la aplicó en solemne representación, se retrata en temperamento, carácter y toma de decisión; fui formada por manos firmes al paso de mi crecimiento, sin por ello, carecer de ternura y afecto.

La gente de mi pueblo, siempre me ha brindado aliento, son: mi casa, sueños, recuerdos y memorias, plataforma y sustento. Cada casa y habitante, forman parte de mi historia, imposible desligarles, han sido mi trayectoria.

Me reconozco mujer, con dudas, vacilaciones, pero mi corazón, está repleto de amores; emociones que ahí nacen y se funden en el pecho, ilusiones que trascienden, volando a través del tiempo; atrapadas en el viento, en la lluvia, el atardecer, en la magia que brinda cada amanecer; los pinceles del arcoíris, dejan ver sus esplendores, al teñirse en el cielo, con los diversos colores. En el agua en movimiento, en el trinar de los pájaros que trina, en la flor que va naciendo, en el árbol que da fruto, en las mascotas que amo; en la casa donde habito, las personas que circundan en mi contexto inmediato, más aquellas que la virtualidad ha permitido hermanar.

A mis queridas amigas, las traigo en mi pensamiento, tejidos de añoranzas, hemos labrado en el tiempo.

A mis alumnos también, hay tanto que agradecer, me sido motor de arranque, para nunca dejar de aprender.

A poetas y escritores, manifiesto mi sentir, gracias por esas letras, ¡gracias por existir!

La escritura es mi amiga, aliciente y confidente, me acompaña en los momentos que debo limpiar mi alma, trastoca los sentimientos, es elixir curativo, es sinergia, dinamismo, es parte de mi vivir.

Gracias a todos y cada uno de mis lectores por compartir estos fragmentos de vida.


María del Refugio Sandoval.