/ viernes 12 de noviembre de 2021

Espejos de Vida | Actitud, carisma y servicio

Un espacio físico acoge y envuelve a quien lo visita. Los lugares que construimos y habitamos cobran vida y color por los distintos personajes que transitan entre sus muros; primeramente, atrapan las ideas, sueños y esfuerzos de quien los planea, luego de quien los construye y hace palpables y visibles los objetivos para lo que fueron diseñados.

El Gimnasio Municipal de Parral, edificado en 1955, bajo el emblema de promover la cultura y el deporte de la comunidad y sus alrededores, es histórico, alberga en sus rincones, el eco de los sueños que ahí se construyeron, la adrenalina de los jugadores debatiendo en la duela su ímpetu y anhelo de sobresalir en el deporte, venciendo al equipo contrario; sus historias y confidencias, los aplausos y gritos eufóricos del público asistente, la multiplicidad de eventos que ahí se celebran desde su fundación, tanto artísticos, como deportivos, municipales y culturales y los servicios prestados por la gente contratada para mantener en óptimas condiciones el inmueble.

Comparto una breve reseña de un personaje parralense que prestó sus servicios por más de cuatro décadas en este gimnasio, atendiendo con calidad y calidez a la función propia para lo que fue contratado, consistente en el servicio de intendencia. El señor Luis Juárez Herrera, quien nació el 21 de junio de 1944, se distinguió en su etapa laboral por el carisma y simpatía brindada a la población concurrente, así como su voluntad y atención en los servicios que era requerido su apoyo.

No hay trabajo insignificante ni menos importante que otro, cada uno cumple un rol específico para el mejor funcionamiento de las cosas. La actitud, carácter y personalidad, es un ropaje que cada persona trae impreso en su actuar, la manera en que Luis Juárez se desenvolvió en ese contexto, era siempre con respeto, cortesía, puntualidad y eficacia en su labor. El hecho de limpiar la duela, los sanitarios, el contexto externo, regar y cuidar los árboles, recibir a los deportistas en la puerta de entrada con una cálida sonrisa de bienvenida, dar respuesta a las preguntas y estar presto a la atención de las necesidades que ahí se generaban, son factores coincidentes en el recuerdo impreso en la memoria de quienes tuvieron algún contacto cercano con él.

Hace nueve años concluye esta etapa de su vida, retirándose del trabajo y emprendiendo una nueva aventura al lado de su familia; sin embargo, ese largo tiempo dejó huellas grabadas en el interior de su corazón y baúl de los recuerdos, considerando al gimnasio como su segundo hogar y los deportistas y público asistente, otra familia con la cual compartía momentos inolvidables, envueltos en las emociones y sentimientos generadas en cada evento.

Recientemente tuve la suerte de coincidir y dialogar con él. Su mirada retrocedió a los umbrales del pasado, externando algunos recuerdos, como el cariño y lazos de amistad generados con muchos de los deportistas que conoció en su camino, destacando con beneplácito el afecto y admiración profesados al basquetbolista “Gato Muñoz” y a Marthita Baca, como entrenadora de voleibol.

Este sencillo homenaje en vida, lleva la intención de reconocer su esfuerzo, entrega y dedicación, así como el agradecimiento de la población parralense por su servicio, dejando como legado para las nuevas generaciones, su actitud para enfrentar las ambivalencias de la vida, su sonrisa abierta y franca, y el despliegue de valores que siempre le caracterizaron.

María del Refugio Sandoval | Maestra

Un espacio físico acoge y envuelve a quien lo visita. Los lugares que construimos y habitamos cobran vida y color por los distintos personajes que transitan entre sus muros; primeramente, atrapan las ideas, sueños y esfuerzos de quien los planea, luego de quien los construye y hace palpables y visibles los objetivos para lo que fueron diseñados.

El Gimnasio Municipal de Parral, edificado en 1955, bajo el emblema de promover la cultura y el deporte de la comunidad y sus alrededores, es histórico, alberga en sus rincones, el eco de los sueños que ahí se construyeron, la adrenalina de los jugadores debatiendo en la duela su ímpetu y anhelo de sobresalir en el deporte, venciendo al equipo contrario; sus historias y confidencias, los aplausos y gritos eufóricos del público asistente, la multiplicidad de eventos que ahí se celebran desde su fundación, tanto artísticos, como deportivos, municipales y culturales y los servicios prestados por la gente contratada para mantener en óptimas condiciones el inmueble.

Comparto una breve reseña de un personaje parralense que prestó sus servicios por más de cuatro décadas en este gimnasio, atendiendo con calidad y calidez a la función propia para lo que fue contratado, consistente en el servicio de intendencia. El señor Luis Juárez Herrera, quien nació el 21 de junio de 1944, se distinguió en su etapa laboral por el carisma y simpatía brindada a la población concurrente, así como su voluntad y atención en los servicios que era requerido su apoyo.

No hay trabajo insignificante ni menos importante que otro, cada uno cumple un rol específico para el mejor funcionamiento de las cosas. La actitud, carácter y personalidad, es un ropaje que cada persona trae impreso en su actuar, la manera en que Luis Juárez se desenvolvió en ese contexto, era siempre con respeto, cortesía, puntualidad y eficacia en su labor. El hecho de limpiar la duela, los sanitarios, el contexto externo, regar y cuidar los árboles, recibir a los deportistas en la puerta de entrada con una cálida sonrisa de bienvenida, dar respuesta a las preguntas y estar presto a la atención de las necesidades que ahí se generaban, son factores coincidentes en el recuerdo impreso en la memoria de quienes tuvieron algún contacto cercano con él.

Hace nueve años concluye esta etapa de su vida, retirándose del trabajo y emprendiendo una nueva aventura al lado de su familia; sin embargo, ese largo tiempo dejó huellas grabadas en el interior de su corazón y baúl de los recuerdos, considerando al gimnasio como su segundo hogar y los deportistas y público asistente, otra familia con la cual compartía momentos inolvidables, envueltos en las emociones y sentimientos generadas en cada evento.

Recientemente tuve la suerte de coincidir y dialogar con él. Su mirada retrocedió a los umbrales del pasado, externando algunos recuerdos, como el cariño y lazos de amistad generados con muchos de los deportistas que conoció en su camino, destacando con beneplácito el afecto y admiración profesados al basquetbolista “Gato Muñoz” y a Marthita Baca, como entrenadora de voleibol.

Este sencillo homenaje en vida, lleva la intención de reconocer su esfuerzo, entrega y dedicación, así como el agradecimiento de la población parralense por su servicio, dejando como legado para las nuevas generaciones, su actitud para enfrentar las ambivalencias de la vida, su sonrisa abierta y franca, y el despliegue de valores que siempre le caracterizaron.

María del Refugio Sandoval | Maestra