/ sábado 30 de octubre de 2021

Entre voces | un árbol, un hijo y un libro (parte 2)

La semana pasada inicié esta reflexión basada en la frase del poeta cubano José Martí, que reza: “hay tres cosas que cada persona debería hacer durante su vida: plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro”. Ya hemos analizado cada una de ellas descubriendo la paciencia del agricultor y la responsabilidad ecológica, la trascendencia en la nueva generación representada en el hijo y continuaremos con el tema del libro.

No todos quizá logren escribiré un libro, no creo que se refiera el poeta a volvernos todos escritores reconocidos, sino a ser amantes de ellos. México es un país que lee poco. La crisis en el lenguaje, la poca cultura y desarrollo científico tienen que ver con esto. La feria internacional del libro, cuando he podido asistir en ciudad de México y Guadalajara, han sido los mejores eventos. Ahora con internet, hay más acceso, más barato, a muy buenas lecturas. Ojalá que cada uno se propusiera a leer al menos un libro cada dos meses. Eso sería formidable, ¿no es cierto?

A través de la lectura he conocido más lugares de los que he podido visitar, de hecho un buen turista, primero investiga y luego disfruta en vivo y a todo color, aquellas cosas que ha investigado de aquel monumento, pintura o lugar. Por medio de ellos, he estado de alguna manera junto a los personajes de una novela histórica trascendiendo la barrera del tiempo y del espacio.

El primer libro que recomiendo leer es la Biblia, por obvias razones, pues da vida. Junto con ella vida de santos y otros menos religiosos como: “Sueños de un olivar” y “El niño de la pijamas a rayas”. Ambos tienen que ver con Israel, el primero con el problema del regreso a tierra santa; el segundo con los campos de concentración nazis. Dos obras que tienen que ver con la historia, pero narradas en forma de novelas. Esos solo por citar algunos.

Estos tres elementos sugeridos por José Martí, impulsan a cada ser humano en las cosas más nobles que tiene. Su ser unido a la tierra, que nos lleva a cuidar de la casa común, a tener un mayor sentido de la ecología y del cuidado del planeta. Caminar más y usar menos el auto. Reciclar la basura. Obtener energías verdes. Toda una nueva manera de vivir.

El hijo, es símbolo de tradición, de entrega y esperanza. La gran responsabilidad de ser educadores y transmisores de valores y de la fe. Mucho estamos quedando a deber a la siguiente generación con el mundo que les estamos dejando.

Respecto a los libros ya he profundizado algo en el presente fragmento. Quizá pueda agregar el no tener miedo de incursionar en el mundo de la escritura. Iniciando quizá con un diario, relatos cortos y leyendo sobre técnicas de relatos, según el género preferido.

Le agradezco a Martí, el recordarnos lo más noble que hay en el ser humano: la capacidad del cuidar el jardín de esta tierra hermosa con su flora y fauna, con sus paisajes hermosos y en ella la criatura mejor: la persona humana. La tradición, será siempre importante, pues gracias a generaciones pasadas tenemos obras de arte y una tecnología que avanza tomando la estafeta del científico anterior. Por último, amable lector de este diario, agradecerte que te tomes el tiempo para leer estas líneas y poder compartirte parte de mi vida, mis experiencias al plantar un libro, educar a hijos y escribir un libro.


Pbro. Lic. Leonel Larios Medina | Sacerdote católico y licenciado en comunicación social.


La semana pasada inicié esta reflexión basada en la frase del poeta cubano José Martí, que reza: “hay tres cosas que cada persona debería hacer durante su vida: plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro”. Ya hemos analizado cada una de ellas descubriendo la paciencia del agricultor y la responsabilidad ecológica, la trascendencia en la nueva generación representada en el hijo y continuaremos con el tema del libro.

No todos quizá logren escribiré un libro, no creo que se refiera el poeta a volvernos todos escritores reconocidos, sino a ser amantes de ellos. México es un país que lee poco. La crisis en el lenguaje, la poca cultura y desarrollo científico tienen que ver con esto. La feria internacional del libro, cuando he podido asistir en ciudad de México y Guadalajara, han sido los mejores eventos. Ahora con internet, hay más acceso, más barato, a muy buenas lecturas. Ojalá que cada uno se propusiera a leer al menos un libro cada dos meses. Eso sería formidable, ¿no es cierto?

A través de la lectura he conocido más lugares de los que he podido visitar, de hecho un buen turista, primero investiga y luego disfruta en vivo y a todo color, aquellas cosas que ha investigado de aquel monumento, pintura o lugar. Por medio de ellos, he estado de alguna manera junto a los personajes de una novela histórica trascendiendo la barrera del tiempo y del espacio.

El primer libro que recomiendo leer es la Biblia, por obvias razones, pues da vida. Junto con ella vida de santos y otros menos religiosos como: “Sueños de un olivar” y “El niño de la pijamas a rayas”. Ambos tienen que ver con Israel, el primero con el problema del regreso a tierra santa; el segundo con los campos de concentración nazis. Dos obras que tienen que ver con la historia, pero narradas en forma de novelas. Esos solo por citar algunos.

Estos tres elementos sugeridos por José Martí, impulsan a cada ser humano en las cosas más nobles que tiene. Su ser unido a la tierra, que nos lleva a cuidar de la casa común, a tener un mayor sentido de la ecología y del cuidado del planeta. Caminar más y usar menos el auto. Reciclar la basura. Obtener energías verdes. Toda una nueva manera de vivir.

El hijo, es símbolo de tradición, de entrega y esperanza. La gran responsabilidad de ser educadores y transmisores de valores y de la fe. Mucho estamos quedando a deber a la siguiente generación con el mundo que les estamos dejando.

Respecto a los libros ya he profundizado algo en el presente fragmento. Quizá pueda agregar el no tener miedo de incursionar en el mundo de la escritura. Iniciando quizá con un diario, relatos cortos y leyendo sobre técnicas de relatos, según el género preferido.

Le agradezco a Martí, el recordarnos lo más noble que hay en el ser humano: la capacidad del cuidar el jardín de esta tierra hermosa con su flora y fauna, con sus paisajes hermosos y en ella la criatura mejor: la persona humana. La tradición, será siempre importante, pues gracias a generaciones pasadas tenemos obras de arte y una tecnología que avanza tomando la estafeta del científico anterior. Por último, amable lector de este diario, agradecerte que te tomes el tiempo para leer estas líneas y poder compartirte parte de mi vida, mis experiencias al plantar un libro, educar a hijos y escribir un libro.


Pbro. Lic. Leonel Larios Medina | Sacerdote católico y licenciado en comunicación social.