/ sábado 25 de diciembre de 2021

Entre voces | Migrantes a Belén

Unas semanas antes que el sistema meteorológico nos recuerde que llegará el solsticio de invierno, con hora, minutos y segundos; cerca de mi pueblo la gente dice: “Está aleando la gruya”, es decir, las aves vienen migrando del norte, motivados por las masas frías que los obliga a buscar lugares más cálidos para sobrevivir y poder obtener su diario sustento en granos e insectos. La migración, no es solo cosa de aves en invierno, también es un fenómeno humano.

Hoy recordamos a una familia migrando de Nazaret al pequeño pueblo de Belén. No fue el frío, ni seguir un sueño de progreso, sino una cuestión política censal, que serviría para cumplir lo anunciado por los profetas. En la ciudad de David nació Jesús, hijo de María y José, Hijo de Dios. Después de un viaje pesado de casi 200 km, en condiciones poco favorables como el embarazo de la Virgen-Madre, serán para nosotros una lección de vida para todos aquellos que, por diversas circunstancias, se ven forzados a migrar.

En 2014 y 2016, me tocó vivir de cerca algunas migraciones de miles de personas de Siria hacia el norte del continente europeo. Eran impresionantes los ríos de gente que cruzaban a Grecia, luego los Balcanes hasta llegar a la frontera entre Hungría y Austria donde se topaban con cercos y albergues que cuestionaba su derecho de seguir su camino. Pude ver cientos de ellos, que llegaban caminando por las carreteras escoltados por patrullas, no para cuidar su integridad, sino verificar que no se quedaran en tierras danesas y llegaran al país que prometía un tipo de asilo político, cuando pisaran “sus tierras”.

No vayamos tan lejos, nuestra frontera sur, de Centro América, pasando por Chiapas y todo el recorrido por nuestro territorio nacional. Caravanas de migrantes deseando llegar al Norte, movidos por un sueño, y llamadas de paisanos que presumen la bonanza del extranjero y critican el mezquino origen. Así se han vivido estos años entre denuncias de desapariciones, abuso de trata de personas, reclutamiento de Maras y un sin número de cubanos y haitianos, que antes no se veían pasar. Agreguemos ahora la situación de la pandemia y al “Quédate en Casa” se le agrega el “¡Quédate en México!”.

Todos tenemos derecho a buscar la felicidad, lo diga o no la constitución. Es legítimo el buscar los medios y los lugares. Las fronteras son líneas humanas, no solo geográficas. Y lo más triste es que si antes eran las sequías lo que hacían moverse a los primeros grupos humanos; luego las guerras, ahora es el sistema político-económico. Mover migrantes es para unos un negocio, para otros una amenaza.

No minimizo en este breve escrito la complejidad de este fenómeno social, que el Papa Francisco de manera especial a querido poner en la agenda internacional una y otra vez. Nos llama a acoger, proteger e integrar, a los hermanos que lleguen, sin cuestionar sus razones. Algo que los nacionalistas no pueden aceptar y cuando ves al otro como inferior, te permites juzgarlo y condenarlo, sin darle derecho a defenderse.

Jesús nació en una familia migrante. Migró del cielo a la tierra. Al encarnarse y meterse en nuestra historia se hizo pobre, para enriquecernos con su pobreza. Te invito a contemplar la locura de un Dios que por amor hace lo que para muchos no era oportuno, prudente o la mejor opción. Les deseo a todos una muy Feliz Navidad y sigamos aprendiendo estos días todas las enseñanzas que nos deja esta santa familia de migrantes a Belén.


Pbro. Lic. Leonel Larios Medina | Sacerdote católico y licenciado en comunicación social.

Unas semanas antes que el sistema meteorológico nos recuerde que llegará el solsticio de invierno, con hora, minutos y segundos; cerca de mi pueblo la gente dice: “Está aleando la gruya”, es decir, las aves vienen migrando del norte, motivados por las masas frías que los obliga a buscar lugares más cálidos para sobrevivir y poder obtener su diario sustento en granos e insectos. La migración, no es solo cosa de aves en invierno, también es un fenómeno humano.

Hoy recordamos a una familia migrando de Nazaret al pequeño pueblo de Belén. No fue el frío, ni seguir un sueño de progreso, sino una cuestión política censal, que serviría para cumplir lo anunciado por los profetas. En la ciudad de David nació Jesús, hijo de María y José, Hijo de Dios. Después de un viaje pesado de casi 200 km, en condiciones poco favorables como el embarazo de la Virgen-Madre, serán para nosotros una lección de vida para todos aquellos que, por diversas circunstancias, se ven forzados a migrar.

En 2014 y 2016, me tocó vivir de cerca algunas migraciones de miles de personas de Siria hacia el norte del continente europeo. Eran impresionantes los ríos de gente que cruzaban a Grecia, luego los Balcanes hasta llegar a la frontera entre Hungría y Austria donde se topaban con cercos y albergues que cuestionaba su derecho de seguir su camino. Pude ver cientos de ellos, que llegaban caminando por las carreteras escoltados por patrullas, no para cuidar su integridad, sino verificar que no se quedaran en tierras danesas y llegaran al país que prometía un tipo de asilo político, cuando pisaran “sus tierras”.

No vayamos tan lejos, nuestra frontera sur, de Centro América, pasando por Chiapas y todo el recorrido por nuestro territorio nacional. Caravanas de migrantes deseando llegar al Norte, movidos por un sueño, y llamadas de paisanos que presumen la bonanza del extranjero y critican el mezquino origen. Así se han vivido estos años entre denuncias de desapariciones, abuso de trata de personas, reclutamiento de Maras y un sin número de cubanos y haitianos, que antes no se veían pasar. Agreguemos ahora la situación de la pandemia y al “Quédate en Casa” se le agrega el “¡Quédate en México!”.

Todos tenemos derecho a buscar la felicidad, lo diga o no la constitución. Es legítimo el buscar los medios y los lugares. Las fronteras son líneas humanas, no solo geográficas. Y lo más triste es que si antes eran las sequías lo que hacían moverse a los primeros grupos humanos; luego las guerras, ahora es el sistema político-económico. Mover migrantes es para unos un negocio, para otros una amenaza.

No minimizo en este breve escrito la complejidad de este fenómeno social, que el Papa Francisco de manera especial a querido poner en la agenda internacional una y otra vez. Nos llama a acoger, proteger e integrar, a los hermanos que lleguen, sin cuestionar sus razones. Algo que los nacionalistas no pueden aceptar y cuando ves al otro como inferior, te permites juzgarlo y condenarlo, sin darle derecho a defenderse.

Jesús nació en una familia migrante. Migró del cielo a la tierra. Al encarnarse y meterse en nuestra historia se hizo pobre, para enriquecernos con su pobreza. Te invito a contemplar la locura de un Dios que por amor hace lo que para muchos no era oportuno, prudente o la mejor opción. Les deseo a todos una muy Feliz Navidad y sigamos aprendiendo estos días todas las enseñanzas que nos deja esta santa familia de migrantes a Belén.


Pbro. Lic. Leonel Larios Medina | Sacerdote católico y licenciado en comunicación social.