/ sábado 11 de junio de 2022

Entre voces | Me lo quitan a cada rato

Hoy quiero compartir contigo el tema de los impuestos. Desde niño supe que al ir a la tienda nos cobraban el IVA, y que en esos tiempos era del quince, ahora hemos mejorado y es dieciséis. Cuando era un adolescente fue la primera vez que escuché en una tienda la alternativa: “¿Lo va a querer sin factura o con factura?”. Pensaba que daba más caché tener más documentos, pero luego me dijeron: “sin factura te sale más barato”. Ni tardo ni perezoso opté por lo segundo. Si se friega alguien, que sea el otro (otra frase del orgullo mexicano). ¡Qué logros de ciudadano!

La mayoría la edad la cumplí meses antes de entrar al Seminario (casa de formación humana, intelectual, espiritual y pastoral) y fue hasta ser ordenado sacerdote que podía ver un horizonte más amplio de la teoría (moral social) y la práctica (cada ida al supermercado o a la ferretería). Veinte años lejos de mi infancia y seguía la misma frase: “con IVA y factura le sale más caro”. Pero ahora me cuestionaba si era correcto o no facturar.

Existe un libro llamado Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, está gratis en Internet y recomendado a personas que empiezan a enfrentar la vida y tomar sus decisiones sea al término de la carrera profesional o iniciando ya con más responsabilidades en lo laboral. Cuando empiezas a ser empleado y ver más los números del cheque de pago, que todas las letritas de los conceptos. Que tienes tu primera cuenta bancaria y que hasta cheques empiezas a firmar. Claro que ya estamos en la banca electrónica, y las criptomonedas que son otro tema interesante de tratar. Este libro, nos habla de la sociedad y cómo vivir la fe en cuestiones de Economía, Política, Cultura, entre otros temas muy interesantes. Luego les hablaré de algunos principios que ahí se plantean, hoy solo me referiré a los impuestos.

La palabra “Impuesto”, parece ir contra la libertad de hacer cada uno lo que le gusta y le da la gana. Es un deber, que se une a los múltiples derechos. Las tasas o tributos, ya eran pagados en la antigüedad, como por ejemplo los romanos en las colonias conquistadas y en Dinamarca, por peaje para pasar del mar del Norte al Báltico. En el numeral 355 dice: “Los ingresos fiscales y el gasto público asumen una importancia económica crucial para la comunidad civil y política: el objetivo hacia el cual se debe tender es lograr una finanza pública capaz de ser instrumento de desarrollo y de solidaridad. Una Hacienda pública justa, eficiente y eficaz, produce efectos virtuosos en la economía, porque logra favorecer el crecimiento de la ocupación, sostener las actividades empresariales y las iniciativas sin fines de lucro, y contribuye a acrecentar la credibilidad del Estado como garante de los sistemas de previsión y de protección social, destinados en modo particular a proteger a los más débiles”.

Cuando evado pagar impuestos termino dañando a los más débiles. Es cierto que la transparencia y rendición de cuentas debe ser prioritario en el gobierno para que diga en qué se usa nuestro dinero. Es triste escuchar frecuentemente a un trabajador que en su cheque aparece que se retiene el ISR, Infonavit, y otros impuestos, pensando que el patrón se queda con ellos. Aprendamos más de esta doctrina social, busquemos la justicia social y no pensemos que los impuestos son dinero que me lo quitan a cada rato.


Leonel Larios Medina | Sacerdote católico y licenciado en comunicación social

Hoy quiero compartir contigo el tema de los impuestos. Desde niño supe que al ir a la tienda nos cobraban el IVA, y que en esos tiempos era del quince, ahora hemos mejorado y es dieciséis. Cuando era un adolescente fue la primera vez que escuché en una tienda la alternativa: “¿Lo va a querer sin factura o con factura?”. Pensaba que daba más caché tener más documentos, pero luego me dijeron: “sin factura te sale más barato”. Ni tardo ni perezoso opté por lo segundo. Si se friega alguien, que sea el otro (otra frase del orgullo mexicano). ¡Qué logros de ciudadano!

La mayoría la edad la cumplí meses antes de entrar al Seminario (casa de formación humana, intelectual, espiritual y pastoral) y fue hasta ser ordenado sacerdote que podía ver un horizonte más amplio de la teoría (moral social) y la práctica (cada ida al supermercado o a la ferretería). Veinte años lejos de mi infancia y seguía la misma frase: “con IVA y factura le sale más caro”. Pero ahora me cuestionaba si era correcto o no facturar.

Existe un libro llamado Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, está gratis en Internet y recomendado a personas que empiezan a enfrentar la vida y tomar sus decisiones sea al término de la carrera profesional o iniciando ya con más responsabilidades en lo laboral. Cuando empiezas a ser empleado y ver más los números del cheque de pago, que todas las letritas de los conceptos. Que tienes tu primera cuenta bancaria y que hasta cheques empiezas a firmar. Claro que ya estamos en la banca electrónica, y las criptomonedas que son otro tema interesante de tratar. Este libro, nos habla de la sociedad y cómo vivir la fe en cuestiones de Economía, Política, Cultura, entre otros temas muy interesantes. Luego les hablaré de algunos principios que ahí se plantean, hoy solo me referiré a los impuestos.

La palabra “Impuesto”, parece ir contra la libertad de hacer cada uno lo que le gusta y le da la gana. Es un deber, que se une a los múltiples derechos. Las tasas o tributos, ya eran pagados en la antigüedad, como por ejemplo los romanos en las colonias conquistadas y en Dinamarca, por peaje para pasar del mar del Norte al Báltico. En el numeral 355 dice: “Los ingresos fiscales y el gasto público asumen una importancia económica crucial para la comunidad civil y política: el objetivo hacia el cual se debe tender es lograr una finanza pública capaz de ser instrumento de desarrollo y de solidaridad. Una Hacienda pública justa, eficiente y eficaz, produce efectos virtuosos en la economía, porque logra favorecer el crecimiento de la ocupación, sostener las actividades empresariales y las iniciativas sin fines de lucro, y contribuye a acrecentar la credibilidad del Estado como garante de los sistemas de previsión y de protección social, destinados en modo particular a proteger a los más débiles”.

Cuando evado pagar impuestos termino dañando a los más débiles. Es cierto que la transparencia y rendición de cuentas debe ser prioritario en el gobierno para que diga en qué se usa nuestro dinero. Es triste escuchar frecuentemente a un trabajador que en su cheque aparece que se retiene el ISR, Infonavit, y otros impuestos, pensando que el patrón se queda con ellos. Aprendamos más de esta doctrina social, busquemos la justicia social y no pensemos que los impuestos son dinero que me lo quitan a cada rato.


Leonel Larios Medina | Sacerdote católico y licenciado en comunicación social