/ sábado 26 de junio de 2021

Entre Voces | Los cuatro fantásticos (3)

Esta serie de cuatro artículos me parece muy importante por abordar temas fundamentales para nuestra vida, como es la tierra, el fuego, el aire y el agua. Abordemos ahora el tema del aire. Quiero compartir tres implicaciones en nuestra vida: contaminación, oxígeno y energía eólica.

El primero de los temas es muy interesante por las repercusiones a mediano y largo plazo que conlleva. Hace unos años un profesor en la facultad de ciencias sociales invitó a un experto italiano para hablarnos del calentamiento global. Mencionaba los grandes problemas que ha ocasionado la quema de combustibles fósiles. En ese año se realizaba la cumbre en París, Francia, donde se firmó el tratado de ecología por parte de muchos países donde se comprometían a reducir las emisiones de dióxido de Carbono. Los ausentes o mejor dicho no firmantes: China y Estados Unidos. ¿Qué significaba? No estaban dispuestos a reducir la industrialización y el crecimiento económico, a pesar que siguieran contaminante y sobrecalentando el planeta. Recordemos como Trump se reía o mostraba su incredulidad sobre este tema.

Datos como el deshielo de los polos, el aumento de temperatura y el exceso de gases que ocasionan el efecto invernadero en el planeta, mostraban cifras alarmantes. Previsiones casi catastróficas como la inundación de Ámsterdam, Venecia y Manhattan, además de la muerte de muchas especies marinas y desertificación de grandes áreas del planeta. Huracanes más poderosos y periodos de sequía más prolongados. Datos que pronosticaban dichas calamidades para treinta o cincuenta años… Para un adolescente parecería mucho tiempo, para la humanidad es un instante.

Lo que más me sorprendió era el rostro del profesor, que mostraba como inevitable todo esto. Y para concluir su conferencia, nos decía que hay dos cosas: evitar efectos y mitigar efectos. Con claridad decía: muchos desastres ya aunque tomemos medidas ecológicas sobre el aire de no contaminar más, y que todo fuera más limpio… no las podremos evitar. Si las hacemos mitigaremos un poco esos efectos, pero parece que en el mundo el egoísmo es mayor al no querer comprometerse los países más industrializados, haciendo incluso de la mitigación de estos efectos un ideal que parece no se llegará en los términos planeados.

Otro tema relacionado con el oxígeno lo vivimos en esta pandemia. Ante la demanda de llenar tanques para sus enfermos, el precio se eleva, y parece haber todo un mercado negro para poder conseguirlo y salvar a nuestro familiar. Nuevamente se revela lo poco preparados y lo poco equipados que estamos para emergencias, donde no tenemos reservas, ni de tanques necesarios, ni de oxígeno para hospitales, menos para usuarios convalecientes en casa. Otra enseñanza que nos deja esta pandemia, y espero se tenga en cuenta en el presupuesto de egresos y que no solo se piense en ayudas sociales para asegurar votantes fieles, sino que se prevea realmente una ayuda a la salud de todos los ciudadanos.

Pasemos al último aspecto: el aire como energía. Es la manera más limpia, incluso más que la solar, de obtener energía. Esos grandes molinos de viento que si don Quijote los viera los llamaría gigantes endemoniados. Los humildes papalotes de nuestros ranchos que intentan sacar agua de los pozos para llenar pilas, distan mucho de toda esta gran inversión de generar energía en lugares donde el viento está ahí a espera de ser utilizado por el ingenio humano. Nuevamente se requiere disposición de pensar a futuro, de tener una mayor educación y de invertir en ciencia y tecnología.

El aire es uno de los elementos más impredecibles, una fuerza invisible, pero tan llena de frescura cuando, como brisa pasa por el zaguán y refresca nuestras abochornadas tardes de verano. Enseñemos a los niños a hacer rehiletes y a inculcarles ya desde ahora un deseo de usar el aire que además de misterioso es fantástico.

Esta serie de cuatro artículos me parece muy importante por abordar temas fundamentales para nuestra vida, como es la tierra, el fuego, el aire y el agua. Abordemos ahora el tema del aire. Quiero compartir tres implicaciones en nuestra vida: contaminación, oxígeno y energía eólica.

El primero de los temas es muy interesante por las repercusiones a mediano y largo plazo que conlleva. Hace unos años un profesor en la facultad de ciencias sociales invitó a un experto italiano para hablarnos del calentamiento global. Mencionaba los grandes problemas que ha ocasionado la quema de combustibles fósiles. En ese año se realizaba la cumbre en París, Francia, donde se firmó el tratado de ecología por parte de muchos países donde se comprometían a reducir las emisiones de dióxido de Carbono. Los ausentes o mejor dicho no firmantes: China y Estados Unidos. ¿Qué significaba? No estaban dispuestos a reducir la industrialización y el crecimiento económico, a pesar que siguieran contaminante y sobrecalentando el planeta. Recordemos como Trump se reía o mostraba su incredulidad sobre este tema.

Datos como el deshielo de los polos, el aumento de temperatura y el exceso de gases que ocasionan el efecto invernadero en el planeta, mostraban cifras alarmantes. Previsiones casi catastróficas como la inundación de Ámsterdam, Venecia y Manhattan, además de la muerte de muchas especies marinas y desertificación de grandes áreas del planeta. Huracanes más poderosos y periodos de sequía más prolongados. Datos que pronosticaban dichas calamidades para treinta o cincuenta años… Para un adolescente parecería mucho tiempo, para la humanidad es un instante.

Lo que más me sorprendió era el rostro del profesor, que mostraba como inevitable todo esto. Y para concluir su conferencia, nos decía que hay dos cosas: evitar efectos y mitigar efectos. Con claridad decía: muchos desastres ya aunque tomemos medidas ecológicas sobre el aire de no contaminar más, y que todo fuera más limpio… no las podremos evitar. Si las hacemos mitigaremos un poco esos efectos, pero parece que en el mundo el egoísmo es mayor al no querer comprometerse los países más industrializados, haciendo incluso de la mitigación de estos efectos un ideal que parece no se llegará en los términos planeados.

Otro tema relacionado con el oxígeno lo vivimos en esta pandemia. Ante la demanda de llenar tanques para sus enfermos, el precio se eleva, y parece haber todo un mercado negro para poder conseguirlo y salvar a nuestro familiar. Nuevamente se revela lo poco preparados y lo poco equipados que estamos para emergencias, donde no tenemos reservas, ni de tanques necesarios, ni de oxígeno para hospitales, menos para usuarios convalecientes en casa. Otra enseñanza que nos deja esta pandemia, y espero se tenga en cuenta en el presupuesto de egresos y que no solo se piense en ayudas sociales para asegurar votantes fieles, sino que se prevea realmente una ayuda a la salud de todos los ciudadanos.

Pasemos al último aspecto: el aire como energía. Es la manera más limpia, incluso más que la solar, de obtener energía. Esos grandes molinos de viento que si don Quijote los viera los llamaría gigantes endemoniados. Los humildes papalotes de nuestros ranchos que intentan sacar agua de los pozos para llenar pilas, distan mucho de toda esta gran inversión de generar energía en lugares donde el viento está ahí a espera de ser utilizado por el ingenio humano. Nuevamente se requiere disposición de pensar a futuro, de tener una mayor educación y de invertir en ciencia y tecnología.

El aire es uno de los elementos más impredecibles, una fuerza invisible, pero tan llena de frescura cuando, como brisa pasa por el zaguán y refresca nuestras abochornadas tardes de verano. Enseñemos a los niños a hacer rehiletes y a inculcarles ya desde ahora un deseo de usar el aire que además de misterioso es fantástico.