/ sábado 27 de marzo de 2021

Entre voces | Juzgando al juez

En uno de mis primeros artículos desarrollé brevemente la diferencia entre Política, partidos políticos y políticas públicas. Todos los ciudadanos, incluyendo a los ministros de cualquier asociación religiosa podemos y debemos hablar de Política. Y no solo hablar de ella, sino promover una más sana y mejor política.

En estas semanas se ha hablado, y se hablará más seguramente del Instituto Nacional Electoral, quien es el árbitro en las elecciones en todo nuestro país. Sabemos el papel tan importante que juega, como importante es un árbitro en un partido de futbol. Es el que garantiza que todo el proceso se lleve conforme a la constitución. Siendo un organismo independiente, ya hemos superado el dedazo presidencial, tomando año con año más credibilidad al punto que la alternancia en nuestro país en los últimos veinte años ha sido de tres partidos políticos.

¿Quién elige al árbitro? Los diputados son quienes reciben la propuesta de una terna para los consejeros de este organismo y del mismo tribunal electoral. Es donde nuevamente vemos la importancia de saber elegir bien a nuestros diputados. Ciertamente se dice que teniendo la mayoría en el congreso un presidente puede llevar a cabo muchos cambios para el país, buenos o malos. De ahí que conviene que el poder legislativo sea un contrapeso al poder ejecutivo. Es tan importante que por eso en las elecciones se nos dan varias boletas, y se presentan varios candidatos. No se trata de tachar sin más todo por un solo partido, debemos ser más conscientes y conocer bien a los candidatos y sus propuestas.

El voto debe ser libre, es decir, sin ninguna coacción, y consciente, que al dar el voto, nos hacemos responsables y asumiremos las consecuencias de las decisiones y propuestas hechas por el candidato una vez gane la contienda y asuma un poder público. Ya no es posible votar sin más por un carro completo. Cada rueda es importante, cada voto, cada candidato, como lo somos cada ciudadano.

La estabilidad de un país siempre se pone a prueba durante sus elecciones. Siempre habrá quien gane, otros se quedarán en el intento. Lo importante es que gane el país, que los valores que como mexicanos queramos impulsar y promover. Los invito a ser críticos con todos, a ser ciudadanos responsables, y estar atentos al árbitro y a quienes los colocan. Ya basta de querer cambiar nuestra constitución ya de por sí tan parchada, para querer poner actores a conveniencia de algunos, o para imponer reglas de juego a mi manera de jugar. Es el bien común el que debemos todos buscar.

Estamos acercándonos a la fecha de la más grande elección de México, muchas gubernaturas, diputaciones y alcaldías renovarán quien las dirija. Además serán en un año marcado por la pandemia y una crisis económica que quizá acorte nuestra visión y queramos solo mirar a lo inmediato, y no mirar más allá de lo que hoy vivimos. Por eso es tan importante nuestra formación política como ciudadanos. Les recomiendo dos autoras: Hanna Arendt y Carole Pateman, que nos invitan a la participación activa en lo político y no dejar el destino del país solo a otros, o a unos cuantos actores.


Superemos los memes, las ideas falsas, la compra de votos con despensas o dádivas. No seamos ni perritos, ni espectadores en la “política” que asemeja un circo. Pongámonos en la mesa de trabajo, buscar noticias profesionales y buenas opiniones. Elijamos bien al árbitro y a los jueces que los invitan.


En uno de mis primeros artículos desarrollé brevemente la diferencia entre Política, partidos políticos y políticas públicas. Todos los ciudadanos, incluyendo a los ministros de cualquier asociación religiosa podemos y debemos hablar de Política. Y no solo hablar de ella, sino promover una más sana y mejor política.

En estas semanas se ha hablado, y se hablará más seguramente del Instituto Nacional Electoral, quien es el árbitro en las elecciones en todo nuestro país. Sabemos el papel tan importante que juega, como importante es un árbitro en un partido de futbol. Es el que garantiza que todo el proceso se lleve conforme a la constitución. Siendo un organismo independiente, ya hemos superado el dedazo presidencial, tomando año con año más credibilidad al punto que la alternancia en nuestro país en los últimos veinte años ha sido de tres partidos políticos.

¿Quién elige al árbitro? Los diputados son quienes reciben la propuesta de una terna para los consejeros de este organismo y del mismo tribunal electoral. Es donde nuevamente vemos la importancia de saber elegir bien a nuestros diputados. Ciertamente se dice que teniendo la mayoría en el congreso un presidente puede llevar a cabo muchos cambios para el país, buenos o malos. De ahí que conviene que el poder legislativo sea un contrapeso al poder ejecutivo. Es tan importante que por eso en las elecciones se nos dan varias boletas, y se presentan varios candidatos. No se trata de tachar sin más todo por un solo partido, debemos ser más conscientes y conocer bien a los candidatos y sus propuestas.

El voto debe ser libre, es decir, sin ninguna coacción, y consciente, que al dar el voto, nos hacemos responsables y asumiremos las consecuencias de las decisiones y propuestas hechas por el candidato una vez gane la contienda y asuma un poder público. Ya no es posible votar sin más por un carro completo. Cada rueda es importante, cada voto, cada candidato, como lo somos cada ciudadano.

La estabilidad de un país siempre se pone a prueba durante sus elecciones. Siempre habrá quien gane, otros se quedarán en el intento. Lo importante es que gane el país, que los valores que como mexicanos queramos impulsar y promover. Los invito a ser críticos con todos, a ser ciudadanos responsables, y estar atentos al árbitro y a quienes los colocan. Ya basta de querer cambiar nuestra constitución ya de por sí tan parchada, para querer poner actores a conveniencia de algunos, o para imponer reglas de juego a mi manera de jugar. Es el bien común el que debemos todos buscar.

Estamos acercándonos a la fecha de la más grande elección de México, muchas gubernaturas, diputaciones y alcaldías renovarán quien las dirija. Además serán en un año marcado por la pandemia y una crisis económica que quizá acorte nuestra visión y queramos solo mirar a lo inmediato, y no mirar más allá de lo que hoy vivimos. Por eso es tan importante nuestra formación política como ciudadanos. Les recomiendo dos autoras: Hanna Arendt y Carole Pateman, que nos invitan a la participación activa en lo político y no dejar el destino del país solo a otros, o a unos cuantos actores.


Superemos los memes, las ideas falsas, la compra de votos con despensas o dádivas. No seamos ni perritos, ni espectadores en la “política” que asemeja un circo. Pongámonos en la mesa de trabajo, buscar noticias profesionales y buenas opiniones. Elijamos bien al árbitro y a los jueces que los invitan.