/ sábado 26 de septiembre de 2020

Entre voces | De los gritos al diálogo

Estamos por terminar el mes patrio, donde una de las principales celebraciones como mexicanos es el recordar la Independencia de nuestro país. Quiero traer a su consideración algunos elementos, que nos pueden lanzar a no quedarnos en un día o en un mes, sino en el inicio de un proceso constante que año con año deje huellas en nuestro caminar.

Aunque el grito del cura de Dolores no fue que viva México independiente, sino el apoyar como criollo al rey destronado Fernando VII, fue ciertamente el inicio de un proceso histórico que llevaría a consumar la independencia con Iturbide el año 1821. Una de las tres garantías del movimiento francés era la Libertad.

Siendo muy sumario en mi exposición podemos decir que la libertad hoy más que nunca tiene muchos adjetivos o acompañantes gramaticales como: …de expresión, …de prensa, … de conciencia, …religiosa y abierto a un gran etcétera. La más básica de ellas sería la libertad física, tan añorada por reclusos en prisiones o en casas de seguridad. Esos gritos de dolor, incluso en el silencio del miedo, gritos de verse privados de un don divino, de un derecho que no debe ser pisoteado por nadie, son signo de una libertad más profunda. Somos libres para lograr nuestras metas en la vida.

Podríamos llegar a preguntarnos ¿de qué sirve un derecho si no se sabe ejecerlo o no se tiene para vivir con él? Sigue habiendo nuevas esclavitudes, y a mi modo de ver la más grave es el “sin sentido”. La libertad no solo tiene un “de” sino sobre todo un “para”. Tengo la responsabilidad de ejercer mi derecho a determinar mi vida y alcanzar los más nobles objetivos. Soy libre. Quiero ser libre. Necesito mi libertad… para ser ese hombre, esa mujer, que desarrolle todas las potencialidades y contribuya a un México mejor, a un país más justo y en paz.

El gran reto no será decir ¡Viva México! sino ser parte de una nueva vida como mexicano. Quiero que México viva en paz. Quiero un México donde la desigualdad sea menor, donde el estado de derecho se viva y seamos ciudadanos maduros y libres, donde no haya necesidad de seguir dando gritos de angustia o dolor. Donde haya más diálogo entre los hombre y mujeres. Un diálogo donde sepamos escuchar al otro, no cómo enemigo a la puerta, sino como hermano que puede ayudarme a ser mejor.

Hemos iniciado como sociedad un nuevo ciclo escolar con no pocas dificultades. Espero que todos contribuyamos responsablemente a educar a los niños y jóvenes en una libertad que sepa dialogar y que no siga intereses egoístas, sino que mire al bien común. Por último quiero agradecer a esta casa editorial el iniciar un espacio donde compartir lo mejor de mí al pueblo que me vio nacer.

Estamos por terminar el mes patrio, donde una de las principales celebraciones como mexicanos es el recordar la Independencia de nuestro país. Quiero traer a su consideración algunos elementos, que nos pueden lanzar a no quedarnos en un día o en un mes, sino en el inicio de un proceso constante que año con año deje huellas en nuestro caminar.

Aunque el grito del cura de Dolores no fue que viva México independiente, sino el apoyar como criollo al rey destronado Fernando VII, fue ciertamente el inicio de un proceso histórico que llevaría a consumar la independencia con Iturbide el año 1821. Una de las tres garantías del movimiento francés era la Libertad.

Siendo muy sumario en mi exposición podemos decir que la libertad hoy más que nunca tiene muchos adjetivos o acompañantes gramaticales como: …de expresión, …de prensa, … de conciencia, …religiosa y abierto a un gran etcétera. La más básica de ellas sería la libertad física, tan añorada por reclusos en prisiones o en casas de seguridad. Esos gritos de dolor, incluso en el silencio del miedo, gritos de verse privados de un don divino, de un derecho que no debe ser pisoteado por nadie, son signo de una libertad más profunda. Somos libres para lograr nuestras metas en la vida.

Podríamos llegar a preguntarnos ¿de qué sirve un derecho si no se sabe ejecerlo o no se tiene para vivir con él? Sigue habiendo nuevas esclavitudes, y a mi modo de ver la más grave es el “sin sentido”. La libertad no solo tiene un “de” sino sobre todo un “para”. Tengo la responsabilidad de ejercer mi derecho a determinar mi vida y alcanzar los más nobles objetivos. Soy libre. Quiero ser libre. Necesito mi libertad… para ser ese hombre, esa mujer, que desarrolle todas las potencialidades y contribuya a un México mejor, a un país más justo y en paz.

El gran reto no será decir ¡Viva México! sino ser parte de una nueva vida como mexicano. Quiero que México viva en paz. Quiero un México donde la desigualdad sea menor, donde el estado de derecho se viva y seamos ciudadanos maduros y libres, donde no haya necesidad de seguir dando gritos de angustia o dolor. Donde haya más diálogo entre los hombre y mujeres. Un diálogo donde sepamos escuchar al otro, no cómo enemigo a la puerta, sino como hermano que puede ayudarme a ser mejor.

Hemos iniciado como sociedad un nuevo ciclo escolar con no pocas dificultades. Espero que todos contribuyamos responsablemente a educar a los niños y jóvenes en una libertad que sepa dialogar y que no siga intereses egoístas, sino que mire al bien común. Por último quiero agradecer a esta casa editorial el iniciar un espacio donde compartir lo mejor de mí al pueblo que me vio nacer.