/ sábado 25 de septiembre de 2021

Entre voces | A lo maduro

En días pasados se reunieron varios jefes de estado en nuestro país en el llamado CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) donde se trataron temas de importancia como la distribución de vacunas contra COVID-19, entre otros que llenaron la agenda. Claro que lo más mediático fue el desencuentro de algunos jefes de estado con los líderes de Cuba y Venezuela. Dos países con sistema político marcado por el socialismo y comunismo.

Por fin pudimos ver a nuestro presidente platicar con varios presidentes, y no fue porque saliera del país, sino que los invitó a todos a casa, incluso a dar un discurso en el tradicional desfile militar del 16 de septiembre, fecha especial para el espíritu patriótico de los mexicanos. Es clara y manifiesta la simpatía de nuestro presidente por aquellos líderes que se la pasan en oposición al imperialismo Yankee, pero parecen tener más empobrecido a su pueblo, si bien hartos de palabras y promesas.

Los presidentes de Uruguay y Paraguay, fueron claros en no reconocer por el ejemplo a Maduro como presidente legítimo de Venezuela, insistiendo y aprovechando el escaparate de la ocasión, para echarle en cara la falta de una democracia en ese país petrolero donde la sombra de Hugo Chávez sigue revoloteando y cantando como pajarito a sus fieles seguidores.

¿Qué nos hace pensar esta situación? ¿Dónde radica una democracia madura y verdadera? ¿El pueblo es capaz de gobernarse, de tener el poder en sus manos? Como ciudadano me vuelvo a preguntar si las decisiones que toma el Congreso realmente nos representan. Si basta mi voto el día de la elección para pensar en un cambio social en mi pueblo. Creo que la respuesta es clara. No basta, hay mucho que hacer. ¿Qué? ¿Por dónde comenzar?

Un intento de respuesta será el ubicarme y ver mi radio de acción. Soy responsable de como se ve la cera de mi casa. Debo cumplir las leyes de tránsito al conducir, así como dar ejemplo de peatón que cruza por donde debe y hace lo suyo. Me doy cuenta que soy parte de un gran engranaje al que llamamos sociedad. Lo que haga bien, se notará. Mis arrebatos y faltas de respeto a las leyes por simples que sean, se notarán en el colectivo. Esto podría ser un buen inicio.

Otro elemento creo que es la formación basada en buena información. Estar al pendiente de lo que pasa en mi ciudad, no solo por las notas amarillistas y tristes del “muerto de cada día”; sino de las iniciativas que van surgiendo no solo por parte de autoridades, sino de mis vecinos, de aquello que juntos quisiéramos se cambiara. Han pasado unas cuantas semanas y seguro más de uno ya se olvidó de las promesas que hizo el candidato que resultó electo. Sería un buen ejercicio repasar esas plataformas y ver qué tanto las están tratando de implementar.

Podemos criticar a otros países y sus presidentes. Juzgar a Cuba y Venezuela o aplaudir a Uruguay, pero de nada sirve si no miramos dentro de nuestro patio. No me canso de decir que México tiene tantas posibilidades, el problema es que no sabemos aprovecharlas. Tenemos de todo, pero nos falta un mayor compromiso con todos. No busquemos solo un beneficio personal a expensas del otro, sino que tratemos de ser cada día más solidarios. Espero que, como ciudadanos, avancemos en una mejor formación social, de tal manera que no nos veamos tan verdes y tendamos a lo maduro.


Pbro. Leonel Larios Medina | Sacerdote católico y licenciado en Comunicación Social.

En días pasados se reunieron varios jefes de estado en nuestro país en el llamado CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) donde se trataron temas de importancia como la distribución de vacunas contra COVID-19, entre otros que llenaron la agenda. Claro que lo más mediático fue el desencuentro de algunos jefes de estado con los líderes de Cuba y Venezuela. Dos países con sistema político marcado por el socialismo y comunismo.

Por fin pudimos ver a nuestro presidente platicar con varios presidentes, y no fue porque saliera del país, sino que los invitó a todos a casa, incluso a dar un discurso en el tradicional desfile militar del 16 de septiembre, fecha especial para el espíritu patriótico de los mexicanos. Es clara y manifiesta la simpatía de nuestro presidente por aquellos líderes que se la pasan en oposición al imperialismo Yankee, pero parecen tener más empobrecido a su pueblo, si bien hartos de palabras y promesas.

Los presidentes de Uruguay y Paraguay, fueron claros en no reconocer por el ejemplo a Maduro como presidente legítimo de Venezuela, insistiendo y aprovechando el escaparate de la ocasión, para echarle en cara la falta de una democracia en ese país petrolero donde la sombra de Hugo Chávez sigue revoloteando y cantando como pajarito a sus fieles seguidores.

¿Qué nos hace pensar esta situación? ¿Dónde radica una democracia madura y verdadera? ¿El pueblo es capaz de gobernarse, de tener el poder en sus manos? Como ciudadano me vuelvo a preguntar si las decisiones que toma el Congreso realmente nos representan. Si basta mi voto el día de la elección para pensar en un cambio social en mi pueblo. Creo que la respuesta es clara. No basta, hay mucho que hacer. ¿Qué? ¿Por dónde comenzar?

Un intento de respuesta será el ubicarme y ver mi radio de acción. Soy responsable de como se ve la cera de mi casa. Debo cumplir las leyes de tránsito al conducir, así como dar ejemplo de peatón que cruza por donde debe y hace lo suyo. Me doy cuenta que soy parte de un gran engranaje al que llamamos sociedad. Lo que haga bien, se notará. Mis arrebatos y faltas de respeto a las leyes por simples que sean, se notarán en el colectivo. Esto podría ser un buen inicio.

Otro elemento creo que es la formación basada en buena información. Estar al pendiente de lo que pasa en mi ciudad, no solo por las notas amarillistas y tristes del “muerto de cada día”; sino de las iniciativas que van surgiendo no solo por parte de autoridades, sino de mis vecinos, de aquello que juntos quisiéramos se cambiara. Han pasado unas cuantas semanas y seguro más de uno ya se olvidó de las promesas que hizo el candidato que resultó electo. Sería un buen ejercicio repasar esas plataformas y ver qué tanto las están tratando de implementar.

Podemos criticar a otros países y sus presidentes. Juzgar a Cuba y Venezuela o aplaudir a Uruguay, pero de nada sirve si no miramos dentro de nuestro patio. No me canso de decir que México tiene tantas posibilidades, el problema es que no sabemos aprovecharlas. Tenemos de todo, pero nos falta un mayor compromiso con todos. No busquemos solo un beneficio personal a expensas del otro, sino que tratemos de ser cada día más solidarios. Espero que, como ciudadanos, avancemos en una mejor formación social, de tal manera que no nos veamos tan verdes y tendamos a lo maduro.


Pbro. Leonel Larios Medina | Sacerdote católico y licenciado en Comunicación Social.