/ miércoles 30 de octubre de 2019

Entre calaveras y catrinas

La muerte tiene un significado muy distinto para las miles de culturas que habitan el planeta, México es el país que se ríe de la muerte, esta es la imagen que se proyecta a través de las calaveras literarias y las catrinas, esta forma tan peculiar de festejar el día de muertos, es uno de los más extraños, inquietantes y notables del continente, debido a ello poco a poco esta costumbre es más admirada e imitada por otros países.

De acuerdo con la historia el origen de las calaveras literarias se remonta a la época de 1849, cuando el periódico llamado “El Socialista” comenzó a publicar epitafios alegóricos en honor a personajes reales o ficticios que se comportaban de una manera hipócrita, es decir aparentando ser poseedores de una riqueza y mostrar mucha importancia por los bienes materiales, estos epitafios eran acompañados por ilustraciones de esqueletos elegantes y paradójicamente con una expresión de alegría.

Años más tarde estas claveras se popularizaron aún más durante la época en que Benito Juárez García era presidente de México (1860-70), ocurría que las “Clases Altas” de la república en consolidación, intentaban parecerse más a las élites europeas en su forma de vestir y de comportarse, lo cual con frecuencia daba pie a la hipocresía, materia prima indispensable para formular las calaveras literarias.

Fue el grabador, ilustrador y caricaturista Juan José Posadas Ocampo (1852-1913), quien diera vida a la llamada “Calavera Garbancera”, la cual puede considerarse como la primer Calavera Mexicana, el objetivo era burlase de las malas costumbres de los indígenas de la época, debido a que estos pretendían adoptar costumbres europeas para distinguirse de los locales, la hipocresía se hacía presente dado que estos eran más autóctonos que cualquier mexicano, la caracterización consistía en una calavera que vestía al estilo francés y se vía acudiendo a eventos de la alta sociedad.

Ya en 1947 el gran pintor mexicano Diego Rivera le cambiaría el nombre a la Calavera Garbancera por lo que hoy conocemos como “La Catrina”, la cual ilustró en su mural llamado “Sueños de una tarde dominical en la Alameda Central”, la imagen de La Catrina cambia un poco por que se le añade una bufanda con plumas de avestruz y un sombrero francés, dándole el toque particular. Sin embargo, a pesar de cambiarle el nombre el significado sigue siendo el mismo, haciendo referencia a la hipocresía de algunos personajes.

Con el paso de las décadas el uso de las calaveras literarias fue cambiando de sentido y de contenido, dejando de ser solo una crítica a la hipocresía, para convertirse en un medio de expresión en el cual se manifiesta la crítica del pueblo contra la clase política, las calaveras literarias y las catrinas tal y como las conocemos en la actualidad toman forma a finales del siglo XIX.

En la actualidad las “Calaveras Literarias” están relacionadas con el festejo de día de muertos en México, son aprovechadas para manifestar de manera jocosa y usando palabras como muerte, calaca, catrina, la huesuda y más, en algunos párrafos cortos y con rima, la desaprobación, la crítica y el rechazo político a las autoridades y a algunos personajes de gran importancia o posición. Algunos más dedican estos párrafos a amigos o familiares como parte de esta forma muy singular de festejar el día de muertos.

Por su parte “La Catrina” hace referencia a un personaje artístico que ha ayudado al pueblo mexicano a perderle el miedo y a burlarse de la muerte, el maquillaje y la vestimenta con colores llamativos dan como resultado un aspecto pícaro y coqueto, que hacen alusión por un lado a la atracción al destino final y por otro a una forma sátira y divertida de demostrar que no se le tiene miedo a la muerte. La catrina es el símbolo más importante del culto a la muerte en México.

En los primeros días de noviembre todo es una celebración, el pueblo mexicano no manifiesta miedo a la muerte, quizá no porque se precie de ser muy valiente, sino más bien porque prefiere fiel a sus costumbres tomar este acontecimiento irremediable, celebrando, con humor, con burlas, con fiesta, con comida y compartiendo. Al final la muerte no respeta nada, ni a nadie, es mejor reírse de ella, que vivir muerto de miedo por temor a ella.

leon7dg@hotmail.com


La muerte tiene un significado muy distinto para las miles de culturas que habitan el planeta, México es el país que se ríe de la muerte, esta es la imagen que se proyecta a través de las calaveras literarias y las catrinas, esta forma tan peculiar de festejar el día de muertos, es uno de los más extraños, inquietantes y notables del continente, debido a ello poco a poco esta costumbre es más admirada e imitada por otros países.

De acuerdo con la historia el origen de las calaveras literarias se remonta a la época de 1849, cuando el periódico llamado “El Socialista” comenzó a publicar epitafios alegóricos en honor a personajes reales o ficticios que se comportaban de una manera hipócrita, es decir aparentando ser poseedores de una riqueza y mostrar mucha importancia por los bienes materiales, estos epitafios eran acompañados por ilustraciones de esqueletos elegantes y paradójicamente con una expresión de alegría.

Años más tarde estas claveras se popularizaron aún más durante la época en que Benito Juárez García era presidente de México (1860-70), ocurría que las “Clases Altas” de la república en consolidación, intentaban parecerse más a las élites europeas en su forma de vestir y de comportarse, lo cual con frecuencia daba pie a la hipocresía, materia prima indispensable para formular las calaveras literarias.

Fue el grabador, ilustrador y caricaturista Juan José Posadas Ocampo (1852-1913), quien diera vida a la llamada “Calavera Garbancera”, la cual puede considerarse como la primer Calavera Mexicana, el objetivo era burlase de las malas costumbres de los indígenas de la época, debido a que estos pretendían adoptar costumbres europeas para distinguirse de los locales, la hipocresía se hacía presente dado que estos eran más autóctonos que cualquier mexicano, la caracterización consistía en una calavera que vestía al estilo francés y se vía acudiendo a eventos de la alta sociedad.

Ya en 1947 el gran pintor mexicano Diego Rivera le cambiaría el nombre a la Calavera Garbancera por lo que hoy conocemos como “La Catrina”, la cual ilustró en su mural llamado “Sueños de una tarde dominical en la Alameda Central”, la imagen de La Catrina cambia un poco por que se le añade una bufanda con plumas de avestruz y un sombrero francés, dándole el toque particular. Sin embargo, a pesar de cambiarle el nombre el significado sigue siendo el mismo, haciendo referencia a la hipocresía de algunos personajes.

Con el paso de las décadas el uso de las calaveras literarias fue cambiando de sentido y de contenido, dejando de ser solo una crítica a la hipocresía, para convertirse en un medio de expresión en el cual se manifiesta la crítica del pueblo contra la clase política, las calaveras literarias y las catrinas tal y como las conocemos en la actualidad toman forma a finales del siglo XIX.

En la actualidad las “Calaveras Literarias” están relacionadas con el festejo de día de muertos en México, son aprovechadas para manifestar de manera jocosa y usando palabras como muerte, calaca, catrina, la huesuda y más, en algunos párrafos cortos y con rima, la desaprobación, la crítica y el rechazo político a las autoridades y a algunos personajes de gran importancia o posición. Algunos más dedican estos párrafos a amigos o familiares como parte de esta forma muy singular de festejar el día de muertos.

Por su parte “La Catrina” hace referencia a un personaje artístico que ha ayudado al pueblo mexicano a perderle el miedo y a burlarse de la muerte, el maquillaje y la vestimenta con colores llamativos dan como resultado un aspecto pícaro y coqueto, que hacen alusión por un lado a la atracción al destino final y por otro a una forma sátira y divertida de demostrar que no se le tiene miedo a la muerte. La catrina es el símbolo más importante del culto a la muerte en México.

En los primeros días de noviembre todo es una celebración, el pueblo mexicano no manifiesta miedo a la muerte, quizá no porque se precie de ser muy valiente, sino más bien porque prefiere fiel a sus costumbres tomar este acontecimiento irremediable, celebrando, con humor, con burlas, con fiesta, con comida y compartiendo. Al final la muerte no respeta nada, ni a nadie, es mejor reírse de ella, que vivir muerto de miedo por temor a ella.

leon7dg@hotmail.com