/ miércoles 17 de noviembre de 2021

En sobremesa con Maxi | Ser diferente no está mal

Solemos encontrarnos en el proceso continuo de aceptación, buscamos la aprobación de nuestras acciones bajo el criterio de otras personas, no entendemos nuestra forma de vivir si no es bajo el apego a los aplausos o abucheos de quienes nos rodean.

Es tan interesante el imaginar una atmósfera de personas a las cuales realmente nos importe que es lo que está sucediendo, entendimiento del proceso por el cual estamos atravesando, conflictos internos con los cuales debemos trabajar para usarlos a nuestro favor antes de que nos destruyan.

Nos enfrentamos a las habladurías o pensamientos ajenos a nosotros como si en realidad fuéramos parte de eso, concentramos nuestra atención en aquellas palabras que lejos de venir a sembrar en nosotros algo positivo, vienen en realidad llenas de discordia, conflicto, odio, menosprecio, desinterés e incluso con envidias.

Vienen hacia nosotros como si fueran los regalos perfectos, envueltos en un delicado papel, con hermosos moños dando realce a que la intención es que sea merecedor de recibirle, pero al momento de abrir y ver su contenido nos damos cuenta de que eran simplemente palabras bien intencionadas con el objetivo de cumplir consigo mismos.

Con detenimiento podemos ver que no existía un real interés, personas que han dejado de hablarse por años por quererse imponer en los otros por la forma de vida que eligieron, padres ausentes de sus hijos porque lejos de mostrar empatía, reflejan que es más importante lo que el resto de las personas vayan a decir, que la sonrisa de su hijo o hija que es a quien deben mostrar verdadero amor.

Hemos conocido muchos casos alrededor nuestro dónde se han ido personas porque no pueden existir con alguien que piense diferente a si mismos, hemos discriminado a seres humanos por sus tatuajes, maneras de hablar, marcas en la piel, estatus económico o por sus preferencias de género.

Vivimos nuestra vida de una manera tan egoísta que cuando alguien hace algo diferente a la monotonía que llevamos empezamos a cuestionar o señalar por querer ser diferente, no entendemos que cada creencia es personal y no podemos imponer a otros nuestra forma de entender la existencia.

Existen aquellos que se esconden detrás de un dispositivo móvil para mostrar algo que en realidad lejos de ser real demuestran vacíos emocionales, espirituales o consigo mismos, inventan una realidad inexistente a la que viven al momento de ponerle “publicar” en sus redes sociales.

Tantas rupturas de familias, amistades o empleos porque alguien es diferente a nosotros, imaginamos como seria la vida de los otros si aplicaran nuestra forma de ver las cosas, olvidamos que esa forma de verlas fue el resultado de nuestro proceso individual por el cual fuimos sometidos, la vida misma se ha hecho de estereotipos tan marcados como si fuera un pecado romper el molde para ser diferente.

Sentimos la necesidad de expresarle a los demás lo que están haciendo según nuestra perspectiva “mal” sin darnos cuenta del “mal” que nosotros hacemos al señalar lejos de amarle, aun y cuando esto sea conflicto en nuestros ideales.

Todos tenemos el mismo valor, no por estar arriba de una tarima nuestro valor aumenta y el de los oyentes es menor, tampoco el tener miles de pesos en las cuentas nos hace más ricos que alguien que honradamente está buscando su sustento recogiendo desperdicios, hagámonos a la idea que al final de cuentas todos compartiremos la misma tierra al morir, que tu fruto sea conocido en amor hacia los demás y no señalamientos.

Maxi Joel Nevárez Ramírez | Admin. Gubernamental

Solemos encontrarnos en el proceso continuo de aceptación, buscamos la aprobación de nuestras acciones bajo el criterio de otras personas, no entendemos nuestra forma de vivir si no es bajo el apego a los aplausos o abucheos de quienes nos rodean.

Es tan interesante el imaginar una atmósfera de personas a las cuales realmente nos importe que es lo que está sucediendo, entendimiento del proceso por el cual estamos atravesando, conflictos internos con los cuales debemos trabajar para usarlos a nuestro favor antes de que nos destruyan.

Nos enfrentamos a las habladurías o pensamientos ajenos a nosotros como si en realidad fuéramos parte de eso, concentramos nuestra atención en aquellas palabras que lejos de venir a sembrar en nosotros algo positivo, vienen en realidad llenas de discordia, conflicto, odio, menosprecio, desinterés e incluso con envidias.

Vienen hacia nosotros como si fueran los regalos perfectos, envueltos en un delicado papel, con hermosos moños dando realce a que la intención es que sea merecedor de recibirle, pero al momento de abrir y ver su contenido nos damos cuenta de que eran simplemente palabras bien intencionadas con el objetivo de cumplir consigo mismos.

Con detenimiento podemos ver que no existía un real interés, personas que han dejado de hablarse por años por quererse imponer en los otros por la forma de vida que eligieron, padres ausentes de sus hijos porque lejos de mostrar empatía, reflejan que es más importante lo que el resto de las personas vayan a decir, que la sonrisa de su hijo o hija que es a quien deben mostrar verdadero amor.

Hemos conocido muchos casos alrededor nuestro dónde se han ido personas porque no pueden existir con alguien que piense diferente a si mismos, hemos discriminado a seres humanos por sus tatuajes, maneras de hablar, marcas en la piel, estatus económico o por sus preferencias de género.

Vivimos nuestra vida de una manera tan egoísta que cuando alguien hace algo diferente a la monotonía que llevamos empezamos a cuestionar o señalar por querer ser diferente, no entendemos que cada creencia es personal y no podemos imponer a otros nuestra forma de entender la existencia.

Existen aquellos que se esconden detrás de un dispositivo móvil para mostrar algo que en realidad lejos de ser real demuestran vacíos emocionales, espirituales o consigo mismos, inventan una realidad inexistente a la que viven al momento de ponerle “publicar” en sus redes sociales.

Tantas rupturas de familias, amistades o empleos porque alguien es diferente a nosotros, imaginamos como seria la vida de los otros si aplicaran nuestra forma de ver las cosas, olvidamos que esa forma de verlas fue el resultado de nuestro proceso individual por el cual fuimos sometidos, la vida misma se ha hecho de estereotipos tan marcados como si fuera un pecado romper el molde para ser diferente.

Sentimos la necesidad de expresarle a los demás lo que están haciendo según nuestra perspectiva “mal” sin darnos cuenta del “mal” que nosotros hacemos al señalar lejos de amarle, aun y cuando esto sea conflicto en nuestros ideales.

Todos tenemos el mismo valor, no por estar arriba de una tarima nuestro valor aumenta y el de los oyentes es menor, tampoco el tener miles de pesos en las cuentas nos hace más ricos que alguien que honradamente está buscando su sustento recogiendo desperdicios, hagámonos a la idea que al final de cuentas todos compartiremos la misma tierra al morir, que tu fruto sea conocido en amor hacia los demás y no señalamientos.

Maxi Joel Nevárez Ramírez | Admin. Gubernamental