/ miércoles 15 de diciembre de 2021

En sobremesa con Maxi | Huellas en la nieve

Es increíble poder imaginar un mundo en donde todo fuese diferente, conocer a personas nuevas que nos aporten algo nuevo, sentarnos en una banca a platicar con algún anciano que nos comparta sus vivencias o incluso el ir por carretera escuchando nuestra música favorita con esa persona que amamos con todo nuestro ser.

El recordar las buenas cosas que hemos vivido nos impulsa a que veamos de frente al camino con la certeza de que nuestra historia aún no termina, ver a las nuevas generaciones conquistar lugares que a nosotros nos daban miedo y el avanzar tan apresuradamente como si un año pasara en un abrir y cerrar de ojos.

Cuenta la historia que un joven se encontraba a las afueras de un pequeño con los caminos llenos de nieve., al estar observando todo a su alrededor se pudo percatar que a lo lejos iba caminando un anciano.

El joven se dispuso a seguir en la distancia al anciano que se había encontrado, cuando menos lo pensó ya solo estaba él en medio de la calle, algo que llamó mucho su atención fue que existían hogares en donde se podía ver a través de las ventanas a familias teniendo comunión con una deliciosa cena, sonreían unos con otros; también pudo percatarse que habían otras ventanas en donde estaban personas tan solo observando hacia afuera con tristeza e inclusive aquellas en las cuales solo se veían las habitaciones completamente solas.

De pronto, sin darse cuenta tropieza con anciano que anteriormente había seguido, con cierto desconcierto le pregunta: Disculpe señor, ¿En dónde estoy?, ¿Por qué están esas personas tristes? ¿Por qué no todos son felices en este lugar?, el aciano le responde lo siguiente: “¡Qué tal pequeño!, veo que te encuentras en un lugar lejano a donde perteneces, aquí las personas han vivido vidas felices, han compartido con los demás de su amor, pero también están aquellos que han perdido a quien más amaban, si observas esa pequeña casa se encuentra vacía, en obscuridad, ahí vivió alguien que dejó de luchar por sus sueños. Mira, aquí vivo yo, anda acompáñanos aquí afuera está helando y podrías congelarte.

El joven al entrar a la casa observa que una pequeña chimenea se encuentra encendida, el aroma de ese lugar resulta increíble y se sentía como si estuviera en su hogar, veía como la madera era consumida por el fuego, el anciano le acerca un plato de sopa caliente que come apresuradamente por completo.

Es momento de irme - expresó el joven al levantarse de su silla-, solo tengo una pregunta más: ¿Por qué ustedes son felices en medio de este pueblo? El anciano respondió con un rostro de armonía: “No todo son malas noticias joven, la vida es un tanto compleja porque no nos dieron un manual al momento de nacer, pero lo que vives en cada día sea bueno o malo te enseña que debes disfrutar de cada huella que dejas, la nieve volverá a caer y las borrará, pero lo que te llevas en el corazón jamás desaparecerá”.

Dejemos de quejarnos por lo que tenemos, por lo que nos falta, aquel amor que no fue, por aquella situación familiar que no puedes controlar, dejemos de querer marcar la huella de alguien más en la nieve, nos escondemos en lo cómodo porque tenemos miedo de vivir lo extraordinario, aún no es tarde para reconciliarte, aun tienes vida.

Maxi Joel Nevárez Ramírez | Administrador Gubernamental

Es increíble poder imaginar un mundo en donde todo fuese diferente, conocer a personas nuevas que nos aporten algo nuevo, sentarnos en una banca a platicar con algún anciano que nos comparta sus vivencias o incluso el ir por carretera escuchando nuestra música favorita con esa persona que amamos con todo nuestro ser.

El recordar las buenas cosas que hemos vivido nos impulsa a que veamos de frente al camino con la certeza de que nuestra historia aún no termina, ver a las nuevas generaciones conquistar lugares que a nosotros nos daban miedo y el avanzar tan apresuradamente como si un año pasara en un abrir y cerrar de ojos.

Cuenta la historia que un joven se encontraba a las afueras de un pequeño con los caminos llenos de nieve., al estar observando todo a su alrededor se pudo percatar que a lo lejos iba caminando un anciano.

El joven se dispuso a seguir en la distancia al anciano que se había encontrado, cuando menos lo pensó ya solo estaba él en medio de la calle, algo que llamó mucho su atención fue que existían hogares en donde se podía ver a través de las ventanas a familias teniendo comunión con una deliciosa cena, sonreían unos con otros; también pudo percatarse que habían otras ventanas en donde estaban personas tan solo observando hacia afuera con tristeza e inclusive aquellas en las cuales solo se veían las habitaciones completamente solas.

De pronto, sin darse cuenta tropieza con anciano que anteriormente había seguido, con cierto desconcierto le pregunta: Disculpe señor, ¿En dónde estoy?, ¿Por qué están esas personas tristes? ¿Por qué no todos son felices en este lugar?, el aciano le responde lo siguiente: “¡Qué tal pequeño!, veo que te encuentras en un lugar lejano a donde perteneces, aquí las personas han vivido vidas felices, han compartido con los demás de su amor, pero también están aquellos que han perdido a quien más amaban, si observas esa pequeña casa se encuentra vacía, en obscuridad, ahí vivió alguien que dejó de luchar por sus sueños. Mira, aquí vivo yo, anda acompáñanos aquí afuera está helando y podrías congelarte.

El joven al entrar a la casa observa que una pequeña chimenea se encuentra encendida, el aroma de ese lugar resulta increíble y se sentía como si estuviera en su hogar, veía como la madera era consumida por el fuego, el anciano le acerca un plato de sopa caliente que come apresuradamente por completo.

Es momento de irme - expresó el joven al levantarse de su silla-, solo tengo una pregunta más: ¿Por qué ustedes son felices en medio de este pueblo? El anciano respondió con un rostro de armonía: “No todo son malas noticias joven, la vida es un tanto compleja porque no nos dieron un manual al momento de nacer, pero lo que vives en cada día sea bueno o malo te enseña que debes disfrutar de cada huella que dejas, la nieve volverá a caer y las borrará, pero lo que te llevas en el corazón jamás desaparecerá”.

Dejemos de quejarnos por lo que tenemos, por lo que nos falta, aquel amor que no fue, por aquella situación familiar que no puedes controlar, dejemos de querer marcar la huella de alguien más en la nieve, nos escondemos en lo cómodo porque tenemos miedo de vivir lo extraordinario, aún no es tarde para reconciliarte, aun tienes vida.

Maxi Joel Nevárez Ramírez | Administrador Gubernamental