/ miércoles 19 de enero de 2022

En sobre mesa con Maxi | Sed de Felicidad

“La mayoría de los seres humanos deseamos encontrar arduamente la felicidad buscando incluso en los lugares menos indicados, hallando en muy pocas ocasiones lo que necesitamos, pero no lo que verdaderamente merecemos”.

Yo soy de los que piensa que la felicidad no esta solo en la meta y en lograr cada uno de nuestros objetivos, sino de poder disfrutar del viaje, de los aprendizajes, incluso aprender de las tormentas y de los momentos difíciles, pues un marinero se hace experto surcando las aguas de calamidad y tormenta, sabiendo manejar el timón y guiar su camino a través de la tempestad. Muchos no saben que rumbo lleva su vida o hacia dónde dirigirla porque siguen prisioneros de sus miedos e inseguridades, llegando a puertos desconocidos en donde son presos de su propia mente.

Me gustaría ponerte un ejemplo sobre la forma en que hemos aprendido a aceptar lo que necesitábamos pero no lo que merecíamos; Imagina que te encuentras en el desierto y sientes demasiada sed, creo que todos hemos sentido alguna vez una sed tremenda, bueno, imagínate ante esa escena, cada paso que das queda clavado en la arena y sientes como tu cuerpo pesa cada vez más y se te hace difícil el caminar, pero para tu sorpresa y suerte, ves un pequeño lago de aguas cristalinas y quedas atónito y confundido ante lo percibido, ¡no te lo puedes creer!, aun sabiendo que solo puede ser un espejismo, o un simple juego de tu imaginación cansada y sedienta, apresuras el paso con la poca energía que te queda, llegas y ¡o sorpresa!, si es un lago, te sumerges en él y empiezas a beber rápidamente, sientes como el agua recorre tu garganta seca casi marchita y tu piel tostada por el sol, sigues maravillado por haber encontrado ese paradero de agua. Después de un rato empiezas a percibir un aroma a putrefacción, es un hedor asqueroso, volteas la vista hacia los lados y no percibes nada, sigues observando, pero ahora tu vista es fijada en el agua, ¡con horror te percatas que en lo profundo del lago hay animales en putrefacción! Y los residuos se elevan hacia la superficie, sales rápido de ahí, tu cuerpo quiere expulsar el agua, pero no puede, ya es demasiado tarde. Ahora déjame acerté la siguiente pregunta, ¿hubieras bebido del agua aun sabiendo que había animales descomponiéndose en el fondo? Pues, así como en este ejemplo también pasa con el amor, afecto y la felicidad, a veces aceptamos el amor que nos enseñaron que merecíamos, nos quedamos con personas sabiendo el daño que nos hacen y/o hacían y aprendemos a aceptarlo porque creemos que, aunque sea poco el “amor, cariño o felicidad” es lo que necesitamos, y empezamos a dañarnos poco a poco hasta enfermar, como si hubiéramos bebido de aquella agua contaminada.

Es momento de que empieces a evaluar lo que permites que entre en tu vida, en tu corazón y en tu mente porque será lo que el día de mañana te lleve a enfermar de gravedad, llénate de aquellas personas, cosas o situaciones que te hagan crecer y sentirte bien contigo mismo.

Recuerda que en nosotros existe ese deseo natural por ser felices, encontrar de una forma u otra forma esa felicidad es lo que nos hará descubrir por completo nuestra existencia, no dejes que las tempestades hundan tu barco, recuerda que los grandes navegadores se hacen a prueba de grandes ola y fuertes vientos.


Lic. Maxi Joel Nevárez | Admón. Gubernamental / Lic. Hugo Herrera Psicólogo

“La mayoría de los seres humanos deseamos encontrar arduamente la felicidad buscando incluso en los lugares menos indicados, hallando en muy pocas ocasiones lo que necesitamos, pero no lo que verdaderamente merecemos”.

Yo soy de los que piensa que la felicidad no esta solo en la meta y en lograr cada uno de nuestros objetivos, sino de poder disfrutar del viaje, de los aprendizajes, incluso aprender de las tormentas y de los momentos difíciles, pues un marinero se hace experto surcando las aguas de calamidad y tormenta, sabiendo manejar el timón y guiar su camino a través de la tempestad. Muchos no saben que rumbo lleva su vida o hacia dónde dirigirla porque siguen prisioneros de sus miedos e inseguridades, llegando a puertos desconocidos en donde son presos de su propia mente.

Me gustaría ponerte un ejemplo sobre la forma en que hemos aprendido a aceptar lo que necesitábamos pero no lo que merecíamos; Imagina que te encuentras en el desierto y sientes demasiada sed, creo que todos hemos sentido alguna vez una sed tremenda, bueno, imagínate ante esa escena, cada paso que das queda clavado en la arena y sientes como tu cuerpo pesa cada vez más y se te hace difícil el caminar, pero para tu sorpresa y suerte, ves un pequeño lago de aguas cristalinas y quedas atónito y confundido ante lo percibido, ¡no te lo puedes creer!, aun sabiendo que solo puede ser un espejismo, o un simple juego de tu imaginación cansada y sedienta, apresuras el paso con la poca energía que te queda, llegas y ¡o sorpresa!, si es un lago, te sumerges en él y empiezas a beber rápidamente, sientes como el agua recorre tu garganta seca casi marchita y tu piel tostada por el sol, sigues maravillado por haber encontrado ese paradero de agua. Después de un rato empiezas a percibir un aroma a putrefacción, es un hedor asqueroso, volteas la vista hacia los lados y no percibes nada, sigues observando, pero ahora tu vista es fijada en el agua, ¡con horror te percatas que en lo profundo del lago hay animales en putrefacción! Y los residuos se elevan hacia la superficie, sales rápido de ahí, tu cuerpo quiere expulsar el agua, pero no puede, ya es demasiado tarde. Ahora déjame acerté la siguiente pregunta, ¿hubieras bebido del agua aun sabiendo que había animales descomponiéndose en el fondo? Pues, así como en este ejemplo también pasa con el amor, afecto y la felicidad, a veces aceptamos el amor que nos enseñaron que merecíamos, nos quedamos con personas sabiendo el daño que nos hacen y/o hacían y aprendemos a aceptarlo porque creemos que, aunque sea poco el “amor, cariño o felicidad” es lo que necesitamos, y empezamos a dañarnos poco a poco hasta enfermar, como si hubiéramos bebido de aquella agua contaminada.

Es momento de que empieces a evaluar lo que permites que entre en tu vida, en tu corazón y en tu mente porque será lo que el día de mañana te lleve a enfermar de gravedad, llénate de aquellas personas, cosas o situaciones que te hagan crecer y sentirte bien contigo mismo.

Recuerda que en nosotros existe ese deseo natural por ser felices, encontrar de una forma u otra forma esa felicidad es lo que nos hará descubrir por completo nuestra existencia, no dejes que las tempestades hundan tu barco, recuerda que los grandes navegadores se hacen a prueba de grandes ola y fuertes vientos.


Lic. Maxi Joel Nevárez | Admón. Gubernamental / Lic. Hugo Herrera Psicólogo