/ lunes 4 de marzo de 2019

En garras del destino

“El escenario principal de esta historia se llamaba barrio de Palomas, hoy densamente poblado por casas, familias, establecimientos comerciales y talleres de todo tipo.

Tiene aún fincas viejas que algunas fueron prostíbulos desde finales del siglo XIX. Las ruinas de la llamada Casa Hynnes (Katty) se encuentra en la calle Ocampo, hacia el sur está el “barrio de damnificados”, y al norte el barrio de El Rayo, que limita el sector de nuestro interés, donde hay mucha gente que “recordamos” haber oído hablar de lo que sucedía en esa calle y, por la Dos de abril o de Agricultura. De ahí surge ésta historia, con raíces de ignorancia, de vicios y ambiciones; de influencias y corrupciones; de angustias y de pasiones; de ves­tidos de seda y de rostros maquillados…” Este es un sensible fragmento del prólogo que, nuestro buen amigo Manuel González Ávila, quien firma para la obra de también nuestra estimada: Velia Gutiérrez Molina, quien dedica: “Con todo mi amor a mi esposo Armando, mi fiel compañero. A todas las mujeres que no han tenido más opción de vender su cuerpo para sobrevivir”.

Hace ya algunos meses platicando con Velia y Armando acerca de su ambicioso proyecto, y de las vicisitudes y vorágines que se mezclan para plasmar en letras historias de gente y pue­blos, de barrios, de amigos, de anécdotas y de recuerdos, parecía lejano el momento de tener a la vista el libro “En Garras del Des­tino” pero el tiempo corre más rápido y, nos alcanza. La invitación cordial al público de ésta gran obra, para su presentación, fue el inicio de reconocimientos, halagos, y felicitaciones para su legí­tima autora: Velia.

Un pequeño, pero sustancioso libro lleno de recuerdos, de sentimientos; ágil y fácilmente digerible adorna una narrativa típica de un pueblo, de una persona que, con gran maestranza guardó y plasmó en letras para la posteridad la vida triste de una mujer alegre; de su tiempo y sus costumbres; basada en una historia real hace que al tomarlo para iniciar su lectura perdure entre sus manos hasta darle vuelta a su última página.

Sus breves 14 capítulos llenos de ricas descripciones hace volar la mente del lector como lo hizo la figura central del libro, y su autora, quienes nos transmiten la energía suficiente para navegar por sus sueños; sueños que en el caso de la protagonista de éste pasaje real, se convirtió en una pesadilla, pero que forjó para su descendencia -como lo describe Velia- “…haber sido toda una guerrera en la batalla que le había tocado librar a través de su larga vida”. Nuestro más sincero reconocimiento, Armando; y a Velia especialmente; enhorabuena por compartir el universo escondido de esa vida llena de penas encontrando finalmente lo único claro y seguro: el amor a los hijos y nietos, y, su último adiós.

“El escenario principal de esta historia se llamaba barrio de Palomas, hoy densamente poblado por casas, familias, establecimientos comerciales y talleres de todo tipo.

Tiene aún fincas viejas que algunas fueron prostíbulos desde finales del siglo XIX. Las ruinas de la llamada Casa Hynnes (Katty) se encuentra en la calle Ocampo, hacia el sur está el “barrio de damnificados”, y al norte el barrio de El Rayo, que limita el sector de nuestro interés, donde hay mucha gente que “recordamos” haber oído hablar de lo que sucedía en esa calle y, por la Dos de abril o de Agricultura. De ahí surge ésta historia, con raíces de ignorancia, de vicios y ambiciones; de influencias y corrupciones; de angustias y de pasiones; de ves­tidos de seda y de rostros maquillados…” Este es un sensible fragmento del prólogo que, nuestro buen amigo Manuel González Ávila, quien firma para la obra de también nuestra estimada: Velia Gutiérrez Molina, quien dedica: “Con todo mi amor a mi esposo Armando, mi fiel compañero. A todas las mujeres que no han tenido más opción de vender su cuerpo para sobrevivir”.

Hace ya algunos meses platicando con Velia y Armando acerca de su ambicioso proyecto, y de las vicisitudes y vorágines que se mezclan para plasmar en letras historias de gente y pue­blos, de barrios, de amigos, de anécdotas y de recuerdos, parecía lejano el momento de tener a la vista el libro “En Garras del Des­tino” pero el tiempo corre más rápido y, nos alcanza. La invitación cordial al público de ésta gran obra, para su presentación, fue el inicio de reconocimientos, halagos, y felicitaciones para su legí­tima autora: Velia.

Un pequeño, pero sustancioso libro lleno de recuerdos, de sentimientos; ágil y fácilmente digerible adorna una narrativa típica de un pueblo, de una persona que, con gran maestranza guardó y plasmó en letras para la posteridad la vida triste de una mujer alegre; de su tiempo y sus costumbres; basada en una historia real hace que al tomarlo para iniciar su lectura perdure entre sus manos hasta darle vuelta a su última página.

Sus breves 14 capítulos llenos de ricas descripciones hace volar la mente del lector como lo hizo la figura central del libro, y su autora, quienes nos transmiten la energía suficiente para navegar por sus sueños; sueños que en el caso de la protagonista de éste pasaje real, se convirtió en una pesadilla, pero que forjó para su descendencia -como lo describe Velia- “…haber sido toda una guerrera en la batalla que le había tocado librar a través de su larga vida”. Nuestro más sincero reconocimiento, Armando; y a Velia especialmente; enhorabuena por compartir el universo escondido de esa vida llena de penas encontrando finalmente lo único claro y seguro: el amor a los hijos y nietos, y, su último adiós.