/ lunes 18 de febrero de 2019

El Tranvía de Mandy

Antes de finalizar la primera década del siglo XX, dejó de prestar servicio el Tranvía eléctrico en Parral, quedando únicamente la nostalgia, así mis­mo, el eco de historias de amor, y algunos tramos de sus rieles bajo tierra. Se ha escrito algo de su historia en este mismo espacio. Y Quién no recuerda el de Ciu­dad Juárez. Con gusto compartimos lo siguiente que, nos hemos encontrado.

Los rieles de aquel tranvía fronterizo se arrancaron en los setenta, pero, todavía sobrevive el sueño de volver a tener un sistema de transporte público que una las ciudades de El Paso y el barrio de Tin Tan. También en Parral, aunque ya no tanto por tierra, sino por aire (“Si es pasión que se te borre” -decía mi compadre.)

El carro de mulas #1, el primer sistema de transporte público en dar servicio ya era obsoleto en el momento en que inició en 1882. ‘Mandy’, la mula que tiraba del único tranvía de un lado a otro de la frontera, había servido durante mucho tiempo como motor del sistema de tranvías de San Antonio antes que la enviaran a El Paso- Juárez, una ruta más fácil. Allí, Mandy ganó ce­lebridad internacional, no por su servicio, sino por caprichos.

“Tuve la suerte, cuando fui a El Paso hace seis años, de viajar en un coche tirado por Mandy” – escribió un reportero en el St. Louis Star en 1905-. “No diré cuán lentamente viajamos, por­que, si lo hiciera, no me creerían. Después de subirme y esperar, principalmente esperar, du­rante una o dos horas, Mandy se paró en seco en medio de una cuadra y, según todo pareció indicar que, se quedó dormida”.

Así continúa el periódico: “Como yo ya había perdido la paciencia, lo abordé [al conductor]. “¿Por qué no haces que la mula se mueva?”. Le pregunté. ‘Porque no tiene ganas de moverse’, respondió con serenidad. ‘¿Por qué no le das un latigazo?’. ‘No tengo látigo’, respondió, comen­zando a parecer hosco. ‘Pero hay muchas piedras sueltas en la calle’, insistí. ‘Toma alguna y gol­péala’. El conductor se levantó de su banquillo, tiró su cigarrillo y me miró despectivamente. ‘Forastero’, me dijo, ‘esa mula es Mandy. Si golpeo a Mandy, me dan un tiro antes de que pueda pestañear’”.

Los coches eléctricos reemplazaron a los mal­humorados tranvías tirados por mulas en 1902. La tradición local sostiene que el día de la cere­monia de corte de cinta para los vehículos nue­vos, Mandy La Mula se dispuso a “destrozar a patadas aquella maravilla moderna . .-Fue la primera vez que Mandy lanzó una patada en toda su vida en El Paso, según la historia que contaba el difunto Ron Dawson, fundador de la Sociedad de Preservación del Tranvía de Paso Del Norte. A pesar de los mejores esfuerzos de Mandy, el tran­vía eléctrico les prestó servicios a las ciudades gemelas por décadas, hasta que se cerró la última línea de tranvía en 1974.

Con el auge del automóvil doméstico, El Paso abandonó sus líneas de tranvías interurbanas a finales de la década de 1940, al igual que muchas otras ciudades. Los esqueletos de los vehículos abandonados todavía se marchitan bajo el sol del desierto en Nuevo México, pero la línea interna­cional se mantuvo. El Paso, actualizó su flotilla de Juárez en 1950, mediante la compra de 20 tranvías a San Diego; la mayoría de las ciudades ya utilizaban autobuses en ese momento. Tenien­do en cuenta que más de 104,000 personas cru­zaban a diario los puentes internacionales del centro de la ciudad, en 1965.

Durante casi un siglo, el tranvía internacional transportó trabajadores, compradores y tran­seúntes entre El Paso y Juárez. Durante el apogeo de su servicio en la década de 1960, la línea ofre­cía más de 500 viajes al día antes de que la fron­tera fuera fortificada con vallas y alambre de púas. Y cuando el futuro nos alcance con el im­posible muro fronterizo de Trump, contrataremos a “Mandy” para que aplique su técnica de demo­lición.

TIEMPOS & ESPACIOS

Antes de finalizar la primera década del siglo XX, dejó de prestar servicio el Tranvía eléctrico en Parral, quedando únicamente la nostalgia, así mis­mo, el eco de historias de amor, y algunos tramos de sus rieles bajo tierra. Se ha escrito algo de su historia en este mismo espacio. Y Quién no recuerda el de Ciu­dad Juárez. Con gusto compartimos lo siguiente que, nos hemos encontrado.

Los rieles de aquel tranvía fronterizo se arrancaron en los setenta, pero, todavía sobrevive el sueño de volver a tener un sistema de transporte público que una las ciudades de El Paso y el barrio de Tin Tan. También en Parral, aunque ya no tanto por tierra, sino por aire (“Si es pasión que se te borre” -decía mi compadre.)

El carro de mulas #1, el primer sistema de transporte público en dar servicio ya era obsoleto en el momento en que inició en 1882. ‘Mandy’, la mula que tiraba del único tranvía de un lado a otro de la frontera, había servido durante mucho tiempo como motor del sistema de tranvías de San Antonio antes que la enviaran a El Paso- Juárez, una ruta más fácil. Allí, Mandy ganó ce­lebridad internacional, no por su servicio, sino por caprichos.

“Tuve la suerte, cuando fui a El Paso hace seis años, de viajar en un coche tirado por Mandy” – escribió un reportero en el St. Louis Star en 1905-. “No diré cuán lentamente viajamos, por­que, si lo hiciera, no me creerían. Después de subirme y esperar, principalmente esperar, du­rante una o dos horas, Mandy se paró en seco en medio de una cuadra y, según todo pareció indicar que, se quedó dormida”.

Así continúa el periódico: “Como yo ya había perdido la paciencia, lo abordé [al conductor]. “¿Por qué no haces que la mula se mueva?”. Le pregunté. ‘Porque no tiene ganas de moverse’, respondió con serenidad. ‘¿Por qué no le das un latigazo?’. ‘No tengo látigo’, respondió, comen­zando a parecer hosco. ‘Pero hay muchas piedras sueltas en la calle’, insistí. ‘Toma alguna y gol­péala’. El conductor se levantó de su banquillo, tiró su cigarrillo y me miró despectivamente. ‘Forastero’, me dijo, ‘esa mula es Mandy. Si golpeo a Mandy, me dan un tiro antes de que pueda pestañear’”.

Los coches eléctricos reemplazaron a los mal­humorados tranvías tirados por mulas en 1902. La tradición local sostiene que el día de la cere­monia de corte de cinta para los vehículos nue­vos, Mandy La Mula se dispuso a “destrozar a patadas aquella maravilla moderna . .-Fue la primera vez que Mandy lanzó una patada en toda su vida en El Paso, según la historia que contaba el difunto Ron Dawson, fundador de la Sociedad de Preservación del Tranvía de Paso Del Norte. A pesar de los mejores esfuerzos de Mandy, el tran­vía eléctrico les prestó servicios a las ciudades gemelas por décadas, hasta que se cerró la última línea de tranvía en 1974.

Con el auge del automóvil doméstico, El Paso abandonó sus líneas de tranvías interurbanas a finales de la década de 1940, al igual que muchas otras ciudades. Los esqueletos de los vehículos abandonados todavía se marchitan bajo el sol del desierto en Nuevo México, pero la línea interna­cional se mantuvo. El Paso, actualizó su flotilla de Juárez en 1950, mediante la compra de 20 tranvías a San Diego; la mayoría de las ciudades ya utilizaban autobuses en ese momento. Tenien­do en cuenta que más de 104,000 personas cru­zaban a diario los puentes internacionales del centro de la ciudad, en 1965.

Durante casi un siglo, el tranvía internacional transportó trabajadores, compradores y tran­seúntes entre El Paso y Juárez. Durante el apogeo de su servicio en la década de 1960, la línea ofre­cía más de 500 viajes al día antes de que la fron­tera fuera fortificada con vallas y alambre de púas. Y cuando el futuro nos alcance con el im­posible muro fronterizo de Trump, contrataremos a “Mandy” para que aplique su técnica de demo­lición.

TIEMPOS & ESPACIOS