/ sábado 27 de julio de 2019

El Suicidio. 2ª. Parte

El evangelio dice que el ladrón, el enemigo de nuestras almas, pero la enfermedad también es un enemigo, la soledad, la tristeza, le depresión, la angustia, la desesperación, los problemas económicos, también son enemigos, y vienen para hurtar y matar y destruir nuestra integridad, salud mental, espiritual y física; mientras que Jesucristo ha venido para que tengamos vida, y para que la tengamos en abundancia (Juan 10:10).

La palabra de Dios nos enseña que fuera del maravilloso propósito y plan que Dios tiene para la vida de cada uno de nosotros, ningún humano encontrará una razón y justificación suficiente para vivir realmente feliz, realizado, motivado, y con metas saludables a corto, mediano y largo plazo.

Para muchos, el no conocer dicho propósito divino, la vida se convierte en una vida fatigosa y vacía, no encontrando una justificación para vivir, y lamentablemente es en esos momentos cuando toman las más fatales y tristes decisiones, Eclesiastés 1:8ª dice: “Todas las cosas son fatigosas más de lo que el hombre puede expresar...” En Marcos 8:36 dice: “Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?” Llegan a pensar en esos momentos como dice en Eclesiastés 1:15 “Lo torcido no puede enderezarse, y lo que falta no se puede contar”.

Pero la verdad es que sí existe solución para cada problema de la vida. En primer lugar Jesucristo dice: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga”. (Mateo 11:28-30) Así que cuando nos sintamos demasiado cansados de la vida y no sepamos que hacer, ¡CORRAMOS A CRISTO¡ y encontraremos alivio y descanso.

En segundo lugar estimado lector, creo que es menester ocuparnos rápida y eficazmente en conocer el propósito de Dios para cada uno de nosotros antes de tomar cualquier decisión en la vida.

Recordemos que Dios no ha creado nada por casualidad. La luna, el sol, la tierra, el agua, todo tiene un propósito, crea que mayormente nosotros que hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios. Él le dio la vida, Él conoce su propósito. Mire lo que dice Dios de usted: “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis”. (Jeremías 29:11) ¡Se da cuenta¡ ¡Gloria a Dios¡ Él tiene planes y pensamientos maravillosos para usted. Son planes de bienestar y no de calamidad para darle un presente y un futuro con esperanza. Así que ¡ánimo¡ y diga como Pablo: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13)

Sólo las recompensas que también a corto mediano y largo plazo ofrece Jesucristo a sus siervos fieles, pueden ahuyentar la depresión y el desánimo que a tantos llevan al suicidio, para darle en cambio, a todo aquel que ante los demás es catalogado como el más desvalido e insignificante de los humanos, el estímulo suficiente, para encontrar, en medio de las tribulaciones propias de este mundo gobernado por el príncipe usurpador, satanás, la fortaleza y determinación necesarias para levantarse cada mañana, con entusiasmo, nuevos ánimos, y deseos de superarse, buscando presentarse diariamente ante Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, sino que pone por obra correctamente, la Palabra y voluntad de Dios; experimentando así, vez tras vez, los dos mayores gozos que Dios le ofrece al humano durante su peregrinar por esta tierra:

Uno, que gracias al cuidado y capacitación sobrenatural que nos da Jesucristo, logremos vivir diariamente en victoria contra las huestes enemigas de nuestras almas, gozándonos inmensamente, cada vez que Dios, frente a nosotros, vence y pisotea al adversario, y nos da el privilegio de disfrutar del suave aroma del éxito a la manera de Dios, y del dulce sabor de la victoria, tras completar felizmente, cada una de las tareas encomendada.

Y dos, que al final de cada jornada, al poner la cabeza en la almohada, podamos escuchar que nuestro Dios, Señor, Maestro y Buen Padre Celestial, nos dice: Bien siervo fiel, en lo poco has sido fiel, sobre mucho te pondré. ¡Entra en el gozo de tu Señor!

Nadie que vive así, dejará de encontrar día tras día, motivos justos para disfrutar múltiples satisfacciones legítimas, y más que suficientes razones para seguir viviendo, luchando y triunfando, a pesar de las múltiples vicisitudes que para otros, son razones más que suficientes de frustración, desesperanza, insatisfacción, depresión severa, y sensación de derrota total, que justifican el suicidio.

Deseo terminar esta reflexión con el siguiente pensamiento: La mejor medida preventiva contra las causas del suicidio, es invitar desde la infancia, a todos los humanos a un encuentro personal con Cristo, y vivir felices y como Dios manda en la Biblia. Y la mejor medida terapéutica y único remedio efectivo para la depresión, los trastornos psicológicos y con ello, el suicidio, es que de plano, milagrosamente, la persona enferma decida, sabia y prudentemente, aceptar la invitación de Dios a nacer de nuevo del Espíritu, a base de creer, aceptar, recibir y confesar a Jesucristo como su Salvador y Señor. Todo lo demás, es lo de menos, pues médicamente, no se ha encontrado nada efectivo.

Es mi oración que Dios nos siga bendiciendo ricamente con buena salud mental, espiritual y corporal, y que nos siga librando a nosotros y nuestros amados, de calamidades como la depresión, las adicciones, y el suicidio. AMEN. Crea en Dios, sea feliz en este mundo y un día vaya al cielo.


El evangelio dice que el ladrón, el enemigo de nuestras almas, pero la enfermedad también es un enemigo, la soledad, la tristeza, le depresión, la angustia, la desesperación, los problemas económicos, también son enemigos, y vienen para hurtar y matar y destruir nuestra integridad, salud mental, espiritual y física; mientras que Jesucristo ha venido para que tengamos vida, y para que la tengamos en abundancia (Juan 10:10).

La palabra de Dios nos enseña que fuera del maravilloso propósito y plan que Dios tiene para la vida de cada uno de nosotros, ningún humano encontrará una razón y justificación suficiente para vivir realmente feliz, realizado, motivado, y con metas saludables a corto, mediano y largo plazo.

Para muchos, el no conocer dicho propósito divino, la vida se convierte en una vida fatigosa y vacía, no encontrando una justificación para vivir, y lamentablemente es en esos momentos cuando toman las más fatales y tristes decisiones, Eclesiastés 1:8ª dice: “Todas las cosas son fatigosas más de lo que el hombre puede expresar...” En Marcos 8:36 dice: “Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?” Llegan a pensar en esos momentos como dice en Eclesiastés 1:15 “Lo torcido no puede enderezarse, y lo que falta no se puede contar”.

Pero la verdad es que sí existe solución para cada problema de la vida. En primer lugar Jesucristo dice: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga”. (Mateo 11:28-30) Así que cuando nos sintamos demasiado cansados de la vida y no sepamos que hacer, ¡CORRAMOS A CRISTO¡ y encontraremos alivio y descanso.

En segundo lugar estimado lector, creo que es menester ocuparnos rápida y eficazmente en conocer el propósito de Dios para cada uno de nosotros antes de tomar cualquier decisión en la vida.

Recordemos que Dios no ha creado nada por casualidad. La luna, el sol, la tierra, el agua, todo tiene un propósito, crea que mayormente nosotros que hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios. Él le dio la vida, Él conoce su propósito. Mire lo que dice Dios de usted: “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis”. (Jeremías 29:11) ¡Se da cuenta¡ ¡Gloria a Dios¡ Él tiene planes y pensamientos maravillosos para usted. Son planes de bienestar y no de calamidad para darle un presente y un futuro con esperanza. Así que ¡ánimo¡ y diga como Pablo: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13)

Sólo las recompensas que también a corto mediano y largo plazo ofrece Jesucristo a sus siervos fieles, pueden ahuyentar la depresión y el desánimo que a tantos llevan al suicidio, para darle en cambio, a todo aquel que ante los demás es catalogado como el más desvalido e insignificante de los humanos, el estímulo suficiente, para encontrar, en medio de las tribulaciones propias de este mundo gobernado por el príncipe usurpador, satanás, la fortaleza y determinación necesarias para levantarse cada mañana, con entusiasmo, nuevos ánimos, y deseos de superarse, buscando presentarse diariamente ante Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, sino que pone por obra correctamente, la Palabra y voluntad de Dios; experimentando así, vez tras vez, los dos mayores gozos que Dios le ofrece al humano durante su peregrinar por esta tierra:

Uno, que gracias al cuidado y capacitación sobrenatural que nos da Jesucristo, logremos vivir diariamente en victoria contra las huestes enemigas de nuestras almas, gozándonos inmensamente, cada vez que Dios, frente a nosotros, vence y pisotea al adversario, y nos da el privilegio de disfrutar del suave aroma del éxito a la manera de Dios, y del dulce sabor de la victoria, tras completar felizmente, cada una de las tareas encomendada.

Y dos, que al final de cada jornada, al poner la cabeza en la almohada, podamos escuchar que nuestro Dios, Señor, Maestro y Buen Padre Celestial, nos dice: Bien siervo fiel, en lo poco has sido fiel, sobre mucho te pondré. ¡Entra en el gozo de tu Señor!

Nadie que vive así, dejará de encontrar día tras día, motivos justos para disfrutar múltiples satisfacciones legítimas, y más que suficientes razones para seguir viviendo, luchando y triunfando, a pesar de las múltiples vicisitudes que para otros, son razones más que suficientes de frustración, desesperanza, insatisfacción, depresión severa, y sensación de derrota total, que justifican el suicidio.

Deseo terminar esta reflexión con el siguiente pensamiento: La mejor medida preventiva contra las causas del suicidio, es invitar desde la infancia, a todos los humanos a un encuentro personal con Cristo, y vivir felices y como Dios manda en la Biblia. Y la mejor medida terapéutica y único remedio efectivo para la depresión, los trastornos psicológicos y con ello, el suicidio, es que de plano, milagrosamente, la persona enferma decida, sabia y prudentemente, aceptar la invitación de Dios a nacer de nuevo del Espíritu, a base de creer, aceptar, recibir y confesar a Jesucristo como su Salvador y Señor. Todo lo demás, es lo de menos, pues médicamente, no se ha encontrado nada efectivo.

Es mi oración que Dios nos siga bendiciendo ricamente con buena salud mental, espiritual y corporal, y que nos siga librando a nosotros y nuestros amados, de calamidades como la depresión, las adicciones, y el suicidio. AMEN. Crea en Dios, sea feliz en este mundo y un día vaya al cielo.