En la antigüedad clásica, el fuego fue uno de los cuatro elementos clásicos junto con el agua, la tierra y el aire. Estos cuatro elementos representaban las cuatro formas conocidas de la materia y eran utilizados para explicar diferentes comportamientos de la naturaleza. En la cultura occidental el origen de la teoría de los cuatro elementos se encuentra en los filósofos presocráticos de la Grecia clásica, y desde entonces ha sido objeto de numerosas obras de expresión artística y filosófica. En esta ocasión, elegí el fuego como motivo de inspiración y menciono una breve reseña de la historia del fuego.
La mitología griega menciona que la humanidad privada del calor, es rescatada por Prometeo, que hurta el fuego del Olimpo y lo entrega a los humanos.
Prometeo era hijo de Jápeto y la oceánide Asia o de la también oceánide Clímene. No tenía miedo alguno a los dioses y ridiculizó a Zeus y a su poca perspicacia.
Prometeo fue un gran benefactor de la humanidad. Urdió un primer engaño contra Zeus al realizar el sacrificio de un gran buey que dividió a continuación en dos partes: En una de ellas puso la piel, la carne y las vísceras, que ocultó en el vientre del buey y en la otra puso los huesos, pero los cubrió de apetitosa grasa. Dejó entonces elegir a Zeus la parte que comerían los dioses. Zeus eligió la capa de grasa y se llenó de cólera cuando vio que en realidad había escogido los huesos. Desde entonces los hombres queman en los sacrificios los huesos para ofrecerlos a los dioses y comen la carne.
Indignado por este engaño, Zeus privó a los hombres del fuego. Prometeo decidió robarlo, así que subió al monte Olimpo y lo cogió del carro de Helios o de la forja de Hefesto y lo consiguió devolver a los hombres en el tallo de un arbusto, que arde lentamente y resulta muy apropiado para este fin. De esta forma la humanidad pudo calentarse.
Para mi, el fuego es un elemento de la naturaleza, lleno de vigor, me quedo absorta mirándolo, aparte del calor que siento agradable e indispensable en la temporada invernal.
FUEGO AMIGO, FUEGO HERMANO
Mirar el fuego, me produce sosiego
Entre sus llamas pigmentadas,
encuentro danzas iluminadas
Disipia el fuego la sombra
Abraza con su energía,
Que se desborda, que arrasa…
Entre chispazos, destellos
surge perenne la flama
perceptible a los sentidos
brota, incandescente, intensa.
Obstinado el fuego
arde y transpira
calorífico y luminosos
fenece en el silencio.
Devora as u paso,
Bocado a bocado,
En cada resquicio
Encuentra espacio.
El fuego de etéreo,
Paso a terrenal
Y en ese trance fue capturado
Por la humanidad.
Entre las llamas
Encuentro resguardo
Hallo remanso
El fuego absuelve,
Libera, perdona
A la vez que abruma
Purga y damnifica.
Se extiende y propaga,
Como en oleada cromática
Que extingue y consume
Atraves de la incandescencia.
Portentoso y magnifico
El fuego es amigo
Debe er alimentado,
Conservado y respetado.
Fuego amigo,
Fuego aliado
Ardiendo candente sin descanso
El fuego elemento, don preciado
Por los Dioses del Olimpo custodiado
Fuego nuevo,
Fue divino
A la humanidad
Ha cambiado
Protector de los humanos,
Proveedor de resguardo,
Fuego bueno, fuego manso.
Sin embargo, de no ser cuidado
Se convierte en enemigo,
Furioso, y vengativo,
Surge y es implacable,
En su paso…