/ domingo 24 de octubre de 2021

Desde la capital | Sólo peje, no lagarto (I)

Espeso caldo” título con el cual Alejandro Páez Varela, periodista Chihuahuense que alterna con Álvaro Delgado en el Portal de “Los Periodistas/Sin embargo”, refiere: con 33 meses en la presidencia López Obrador podría ser en pocas semanas el mandatario con más alto nivel de aprobación según datos comparables. No lo digo Yo; sino el promedio numérico de encuestas de báculos en páginas que no necesariamente simpatizan con el mandatario. En el mismo mes 33 de un mandato de seis años, Calderón se manifestó con 64% de aceptación. López Obrador saliendo de la peor crisis de México está con 62%; Zedillo en el mismo mes tuvo 68%; Fox con 57% y Peña Nieto 35%, pero en el mes 34 que será octubre Calderón bajó a 61%; mientras el actual presidente trae una racha ascendente desde 3 meses atrás, lo dicen las últimas encuestas y lo confirman los únicos ejercicios diarios semanales. Por eso digo que en próximas semanas se prevé que AMLO sea el presidente con mayores niveles de aceptación, justamente a mitad de sexenio.

Pero estemos siempre alertas con las encuestas. No creerles es de sabios; la mayoría de ellas al servicio de políticos y gobiernos panistas y priistas que, al medir al Tabasqueño se equivocan siempre con 6 y 10 puntos menos. Los anteriores son datos actuales y su prospectiva indica que el presidente pronto se acomodará en los mayores niveles de aceptación desde 1994. Reflexiones hay, que desatan tales números y son muchas. Desde preguntarse por qué la mayoría de la prensa mexicana traza un gobierno acabado, un presidente pobre desnudo paseando como loco en palacio nacional, sin darse cuenta que afuera la multitud (frena) encendía antorchas para derrocarlo; pasa por analizar que sucede con el poder de los medios, irrefutable y de buena parte de la intelectualidad. Hablan del fin de las libertades, mientras todos pueden llamarle “dictador” o como les viene en gana.

Se esfuerzan a diario en hablar de un viejo autoritario, flojo, que les obliga a levantarse más temprano a diario. Me pregunto, qué hubiera pasado, donde estarían los niveles de AMLO si les diera miles de millones para que lo adularan. Desde que se tiene registro, Peña nieto entregó la mayor cantidad de recursos públicos a la prensa pero, dice el mismo loable, se perdió como ninguno, se hundió en el abismo de la impopularidad. Es aquí donde aparecen las primeras réplicas: que a la prensa casi toda unida en un mismo esfuerzo, no le alcanza para rescatar como (a) Peña o para hundir, como con López Obrador, a un presidente. Por supuesto, infinidad de variables explican tal fenómeno pero cualquier reflexión debería pasar por una primera: “Soy honesto cuando lo mido, es decir, analizo a AMLO, soy frío, voy a los datos o me gana el deseo de destruirlo; y pienso Yo que la oposición, medios, periodistas, empresarios activos, pierden justamente en esta pregunta. No quieren la realidad, tratan de acomodar la verdad a lo que sienten hacia él; y todos sus análisis les salen chuecos a juzgar por los resultados. Ven a un hombre inexistente y se ponen los guantes en las manos para golpear a una sombra generada por su propio análisis torcido.

(Como veo las cosas, su menosprecio al presidente no es nuevo y nubla sus estrategias. Lo menos precian desde que apareció en su memoria). (Continuará).

Julio Morales Quiñones | Jubilado de Telecom / Activista social.

Espeso caldo” título con el cual Alejandro Páez Varela, periodista Chihuahuense que alterna con Álvaro Delgado en el Portal de “Los Periodistas/Sin embargo”, refiere: con 33 meses en la presidencia López Obrador podría ser en pocas semanas el mandatario con más alto nivel de aprobación según datos comparables. No lo digo Yo; sino el promedio numérico de encuestas de báculos en páginas que no necesariamente simpatizan con el mandatario. En el mismo mes 33 de un mandato de seis años, Calderón se manifestó con 64% de aceptación. López Obrador saliendo de la peor crisis de México está con 62%; Zedillo en el mismo mes tuvo 68%; Fox con 57% y Peña Nieto 35%, pero en el mes 34 que será octubre Calderón bajó a 61%; mientras el actual presidente trae una racha ascendente desde 3 meses atrás, lo dicen las últimas encuestas y lo confirman los únicos ejercicios diarios semanales. Por eso digo que en próximas semanas se prevé que AMLO sea el presidente con mayores niveles de aceptación, justamente a mitad de sexenio.

Pero estemos siempre alertas con las encuestas. No creerles es de sabios; la mayoría de ellas al servicio de políticos y gobiernos panistas y priistas que, al medir al Tabasqueño se equivocan siempre con 6 y 10 puntos menos. Los anteriores son datos actuales y su prospectiva indica que el presidente pronto se acomodará en los mayores niveles de aceptación desde 1994. Reflexiones hay, que desatan tales números y son muchas. Desde preguntarse por qué la mayoría de la prensa mexicana traza un gobierno acabado, un presidente pobre desnudo paseando como loco en palacio nacional, sin darse cuenta que afuera la multitud (frena) encendía antorchas para derrocarlo; pasa por analizar que sucede con el poder de los medios, irrefutable y de buena parte de la intelectualidad. Hablan del fin de las libertades, mientras todos pueden llamarle “dictador” o como les viene en gana.

Se esfuerzan a diario en hablar de un viejo autoritario, flojo, que les obliga a levantarse más temprano a diario. Me pregunto, qué hubiera pasado, donde estarían los niveles de AMLO si les diera miles de millones para que lo adularan. Desde que se tiene registro, Peña nieto entregó la mayor cantidad de recursos públicos a la prensa pero, dice el mismo loable, se perdió como ninguno, se hundió en el abismo de la impopularidad. Es aquí donde aparecen las primeras réplicas: que a la prensa casi toda unida en un mismo esfuerzo, no le alcanza para rescatar como (a) Peña o para hundir, como con López Obrador, a un presidente. Por supuesto, infinidad de variables explican tal fenómeno pero cualquier reflexión debería pasar por una primera: “Soy honesto cuando lo mido, es decir, analizo a AMLO, soy frío, voy a los datos o me gana el deseo de destruirlo; y pienso Yo que la oposición, medios, periodistas, empresarios activos, pierden justamente en esta pregunta. No quieren la realidad, tratan de acomodar la verdad a lo que sienten hacia él; y todos sus análisis les salen chuecos a juzgar por los resultados. Ven a un hombre inexistente y se ponen los guantes en las manos para golpear a una sombra generada por su propio análisis torcido.

(Como veo las cosas, su menosprecio al presidente no es nuevo y nubla sus estrategias. Lo menos precian desde que apareció en su memoria). (Continuará).

Julio Morales Quiñones | Jubilado de Telecom / Activista social.