/ martes 1 de junio de 2021

Cuidemos nuestra salud | Cuándo muere alguien

Continuamos con este importante tema que todos de una manera u otra la hemos vivido y sentido, En ocasiones la pregunta de acuerdo a nuestra fe, entra en duda, el miedo, cuestionamientos como “¿Por qué Dios me hizo esto?” “¿Por qué me castiga si he sido bueno o la persona que muere era buena?” El expresar o sacar nuestro enojo es importante y es sano, Es importante no juzgar cuando estamos dentro o fuera a la vez, estas situaciones asustan, duelen, dan miedo, las vemos como blasfemia pero es dolor, es culpa; solo cuando lo vivimos y procesamos podemos avanzar porque es a través de la fe y la esperanza que nos volvemos a reencontrar.

En estos momentos me encuentro acompañando a una persona que se encuentra viviendo esta etapa tan difícil, que es el enojo, en la que terapéuticamente lo podemos hacer y ayuda mucho, es escuchar a la persona por que requiere sacar esa rabia y dolor, siendo esto una forma de acompañar, ayudar y apoyar al doliente. Esta persona, se encuentra sufriendo mucho por su familia, por ella, y de manera muy especial por un familiar, que “era” una persona tan “devota” y en estos momentos se le dificulta escuchar y acompañarle en el proceso de que saque todo eso “malo” que siente por “Dios”, ya que le duele y no considera sea culpa de Dios.

Estas preguntas dejan de atormentarnos cuando descubrimos que no estamos solos, hablamos de lo que sentimos, nos abrimos; tal vez estamos conscientes de que contamos con otras personas, sin embargo no se ve ni se siente de esa manera en esos momentos ya que nos encontramos ensimismados por el dolor, el enojo, y no somos capaces de ver el sufrimiento de nuestros seres queridos, todos sufrimos, es una etapa que va pasando y se va superando cuando en familia o en terapia lo platicamos y trabajamos, esto va permitiendo que seamos capaces de ver que otras personas viven su dolor por la pérdida de este ser querido que es único e irremplazable. Empezamos a abrirnos a las necesidades propias y de los demás, permitiendo comprender que “Dios” o “la vida” no es cruel o un vengador, castigador, sino que la vida y la muerte son un misterio incomprensible de la existencia humana en donde la vida y la muerte, la luz, la obscuridad, la alegría y la tristeza, los aciertos, aprendizajes y los errores están entrelazados y son inseparables; que cada uno de nosotros tenemos un tiempo, en ocasiones corto, en ocasiones largo, por lo general lo sentimos corto, más cuando hay culpa, pero es su tiempo, es el nuestro, por algo nosotros seguimos aquí y estar, es un regalo. El fin es encontrar ese para qué, vivir con su ausencia, valorando lo que nos dieron y dejaron, siguiendo su trascendencia en nuestro caminar. Me despido en esta ocasión con un pequeño fragmento del libro Aprendiendo a decir adiós de Marcelo Rittner.

Cuando aceptamos que dejar ir no es olvidarlos, aceptaremos que tenemos nuestra propia vida por vivir y descubriremos que ellos viajan con nosotros como una presencia permanente”

Soy Jessica Cano Gaperín. Me puedes contactar en jcanogasperín@gmail.com para cualquier duda, comentario o aclaración.

Continuamos con este importante tema que todos de una manera u otra la hemos vivido y sentido, En ocasiones la pregunta de acuerdo a nuestra fe, entra en duda, el miedo, cuestionamientos como “¿Por qué Dios me hizo esto?” “¿Por qué me castiga si he sido bueno o la persona que muere era buena?” El expresar o sacar nuestro enojo es importante y es sano, Es importante no juzgar cuando estamos dentro o fuera a la vez, estas situaciones asustan, duelen, dan miedo, las vemos como blasfemia pero es dolor, es culpa; solo cuando lo vivimos y procesamos podemos avanzar porque es a través de la fe y la esperanza que nos volvemos a reencontrar.

En estos momentos me encuentro acompañando a una persona que se encuentra viviendo esta etapa tan difícil, que es el enojo, en la que terapéuticamente lo podemos hacer y ayuda mucho, es escuchar a la persona por que requiere sacar esa rabia y dolor, siendo esto una forma de acompañar, ayudar y apoyar al doliente. Esta persona, se encuentra sufriendo mucho por su familia, por ella, y de manera muy especial por un familiar, que “era” una persona tan “devota” y en estos momentos se le dificulta escuchar y acompañarle en el proceso de que saque todo eso “malo” que siente por “Dios”, ya que le duele y no considera sea culpa de Dios.

Estas preguntas dejan de atormentarnos cuando descubrimos que no estamos solos, hablamos de lo que sentimos, nos abrimos; tal vez estamos conscientes de que contamos con otras personas, sin embargo no se ve ni se siente de esa manera en esos momentos ya que nos encontramos ensimismados por el dolor, el enojo, y no somos capaces de ver el sufrimiento de nuestros seres queridos, todos sufrimos, es una etapa que va pasando y se va superando cuando en familia o en terapia lo platicamos y trabajamos, esto va permitiendo que seamos capaces de ver que otras personas viven su dolor por la pérdida de este ser querido que es único e irremplazable. Empezamos a abrirnos a las necesidades propias y de los demás, permitiendo comprender que “Dios” o “la vida” no es cruel o un vengador, castigador, sino que la vida y la muerte son un misterio incomprensible de la existencia humana en donde la vida y la muerte, la luz, la obscuridad, la alegría y la tristeza, los aciertos, aprendizajes y los errores están entrelazados y son inseparables; que cada uno de nosotros tenemos un tiempo, en ocasiones corto, en ocasiones largo, por lo general lo sentimos corto, más cuando hay culpa, pero es su tiempo, es el nuestro, por algo nosotros seguimos aquí y estar, es un regalo. El fin es encontrar ese para qué, vivir con su ausencia, valorando lo que nos dieron y dejaron, siguiendo su trascendencia en nuestro caminar. Me despido en esta ocasión con un pequeño fragmento del libro Aprendiendo a decir adiós de Marcelo Rittner.

Cuando aceptamos que dejar ir no es olvidarlos, aceptaremos que tenemos nuestra propia vida por vivir y descubriremos que ellos viajan con nosotros como una presencia permanente”

Soy Jessica Cano Gaperín. Me puedes contactar en jcanogasperín@gmail.com para cualquier duda, comentario o aclaración.