/ martes 13 de julio de 2021

Cuidando nuestra salud | ¡Venimos para algo!

Todos vivimos para un propósito, y cada uno de nosotros tenemos un para qué, diferente, aunque tal vez nos dediquemos a lo mismo. Porque nuestra personalidad y esencia es única e individual.

El momento de la muerte nos enseña una lección sobre la vida: al ser breve debemos elevar su intensidad.

Cumplimos con nuestra misión en la tierra cuando hacemos algo por los demás. Es decir cuando servimos. Al hacerlo en nuestros diferentes roles como esposas o esposos, como padres, hermanos, como hijos, como miembros de una comunidad y sociedad. Tenemos un papel que cumplir.

La muerte enseña muchas cosas sobre la vida: el poder del recuerdo, de la memoria, de la unión familiar, de las experiencias compartidas, nos enseña el valor de nuestra personalidad como lo hemos trabajado en otros editoriales. Lo único que cuenta cuando la vida ha terminado es la integridad y la congruencia con la que hemos vivido, ese es nuestro mayor linaje para nosotros mismos, para nuestras familias y para nuestra comunidad donde servimos.

Por esta razón le invito a reflexionar y darse tiempo de estar con ustedes, meditar en silencio, esta dinámica suele ser muy enriquecedora ya que en estos tiempos de tanto ajetreo, actividades y compromisos, nos limita el estar realizando acciones tan importantes, como la introspección, la meditación u oración, el silencio suele ser un buen consejero.

El silencio tiene un efecto sanador y relajante. El silencio es el elemento en que se forman todas las cosas grandes (Thomas Carlyle). Y neurológicamente hablando ayuda a disminuir el estrés aumentando la oxigenación de nuestro cerebro regulando muchas funciones de tipo fisiológico. Actualmente se ha descubierto que ayuda a la regeneración de nuestras neuronas (pero esto se sigue investigando) pero algo importante del silencio es que nos ayuda a introspectar y meditar encontrando paz en la confusión y respuestas a nuestro sentir, pensar, actuar y aminorar el dolor por alguna perdida.

Al hacerlo podremos comprender más fácilmente ¿para qué venimos? Y disfrutar más la vida con esos pequeños detalles que la van construyendo día a día y comprender que la felicidad no está solo en el futuro sino en lo que tenemos actualmente.

Los invito a reflexionar y actuar al respecto. Me despido deseando transformes tú vida y la de los demás,

Soy Jessica Cano Gasperín. Lic. en Psicología, Psicoterapeuta Clínica.

Me puedes contactar en jcanogasperin@gmail.com para cualquier duda, comentario o aclaración.

Todos vivimos para un propósito, y cada uno de nosotros tenemos un para qué, diferente, aunque tal vez nos dediquemos a lo mismo. Porque nuestra personalidad y esencia es única e individual.

El momento de la muerte nos enseña una lección sobre la vida: al ser breve debemos elevar su intensidad.

Cumplimos con nuestra misión en la tierra cuando hacemos algo por los demás. Es decir cuando servimos. Al hacerlo en nuestros diferentes roles como esposas o esposos, como padres, hermanos, como hijos, como miembros de una comunidad y sociedad. Tenemos un papel que cumplir.

La muerte enseña muchas cosas sobre la vida: el poder del recuerdo, de la memoria, de la unión familiar, de las experiencias compartidas, nos enseña el valor de nuestra personalidad como lo hemos trabajado en otros editoriales. Lo único que cuenta cuando la vida ha terminado es la integridad y la congruencia con la que hemos vivido, ese es nuestro mayor linaje para nosotros mismos, para nuestras familias y para nuestra comunidad donde servimos.

Por esta razón le invito a reflexionar y darse tiempo de estar con ustedes, meditar en silencio, esta dinámica suele ser muy enriquecedora ya que en estos tiempos de tanto ajetreo, actividades y compromisos, nos limita el estar realizando acciones tan importantes, como la introspección, la meditación u oración, el silencio suele ser un buen consejero.

El silencio tiene un efecto sanador y relajante. El silencio es el elemento en que se forman todas las cosas grandes (Thomas Carlyle). Y neurológicamente hablando ayuda a disminuir el estrés aumentando la oxigenación de nuestro cerebro regulando muchas funciones de tipo fisiológico. Actualmente se ha descubierto que ayuda a la regeneración de nuestras neuronas (pero esto se sigue investigando) pero algo importante del silencio es que nos ayuda a introspectar y meditar encontrando paz en la confusión y respuestas a nuestro sentir, pensar, actuar y aminorar el dolor por alguna perdida.

Al hacerlo podremos comprender más fácilmente ¿para qué venimos? Y disfrutar más la vida con esos pequeños detalles que la van construyendo día a día y comprender que la felicidad no está solo en el futuro sino en lo que tenemos actualmente.

Los invito a reflexionar y actuar al respecto. Me despido deseando transformes tú vida y la de los demás,

Soy Jessica Cano Gasperín. Lic. en Psicología, Psicoterapeuta Clínica.

Me puedes contactar en jcanogasperin@gmail.com para cualquier duda, comentario o aclaración.