/ martes 2 de febrero de 2021

Cuidando nuestra salud | Profundizando en las fases del proceso del duelo…

Como veíamos en el pasado editorial, ningún duelo y ninguna pérdida es igual a otra y cada persona lo vive de manera diferente.

Aun así, tanto en la persona moribunda como en el doliente, se dan ciertas fases que se viven y se atraviesan. Y la culminación del proceso de duelo se llega con la última que es la aceptación. Obviamente esto es lo esperado pero en ocasiones la persona se encuentra “atorada” o “estancada” sin poder avanzar o superar su pérdida. Y aquí es dónde con más razón hay que contar con el apoyo tanatológico.

La Dra. Elisabeth Kübler-Ross en su trabajo con personas moribundas pudo identificar las siguientes fases: negación, ira o rabia, negociación o regateo, depresión y aceptación. Y vamos a profundizar al respecto para poder comprenderlas más claramente.

La Negación es un mecanismo de defensa básico o primario, esta es una respuesta automática que permite a la persona “protegerse” y “negar” la situación dolorosa o estresante. Comportándose como si no sucediera nada. Va cargado de angustia y de aislamiento. Pudiera ser el caso de una persona a la que acaban de diagnosticarle una enfermedad terminal o cuando se nos dice que alguien falleció. Esto es una defensa que permite ir procesando poco a poco la realidad dolorosa. Otros autores la denominan Shock.

La Ira o rabia, básicamente son los sentimientos de enojo, coraje, frustración e impotencia ante la situación, ante la impotencia de no poder hacer nada o cambiar las cosas. Y estos sentimientos son descargados contra todos y contra todo, en especial contra las personas más cercanas y aquí es importante ser paciente y no tomarlos de manera personal ya que en el caso de la persona moribunda, está en un proceso de dolor porque va a morir y uno sigue vivo o sano. Para el doliente porque murió su ser querido y ya no va a estar más con uno.

De ahí se da otra fase que se llama negociación o regateo y es cuando se busca que todo cambie, cuando se promete dejar de hacer algo con tal de conseguir la salud o por el contrario hacer algo para recobrar la salud por ejemplo “no vuelvo a tomar”. Y para el doliente es similar si regresa prometo hacer o no hacer determinada conducta, actitud, hasta sacrificio. Se negocian sentimientos de culpa que pueden darse de manera abierta u oculta.

Posteriormente viene la depresión que se manifiesta por medio de sentimientos de tristeza, nostalgia, decepción, desamparo y soledad, se tiende a llorar y el llanto es una forma positiva de externar el sufrimiento.

Aceptación es la capacidad de enfrentar la pérdida adoptando haciendo frente a ella, dándole un sentido positivo al sufrimiento, nos lleva a un aprendizaje y crecimiento, es muy diferente a la resignación que solo nos habla de culpa.

La manera de enfrentar y afrontar la muerte varía en cada persona, nadie puede vencerla, ya que es inevitable, pero si podemos prepararnos para ella viviendo cada día con libertad y responsabilidad.

Soy Jessica Cano Gaspérin.


Como veíamos en el pasado editorial, ningún duelo y ninguna pérdida es igual a otra y cada persona lo vive de manera diferente.

Aun así, tanto en la persona moribunda como en el doliente, se dan ciertas fases que se viven y se atraviesan. Y la culminación del proceso de duelo se llega con la última que es la aceptación. Obviamente esto es lo esperado pero en ocasiones la persona se encuentra “atorada” o “estancada” sin poder avanzar o superar su pérdida. Y aquí es dónde con más razón hay que contar con el apoyo tanatológico.

La Dra. Elisabeth Kübler-Ross en su trabajo con personas moribundas pudo identificar las siguientes fases: negación, ira o rabia, negociación o regateo, depresión y aceptación. Y vamos a profundizar al respecto para poder comprenderlas más claramente.

La Negación es un mecanismo de defensa básico o primario, esta es una respuesta automática que permite a la persona “protegerse” y “negar” la situación dolorosa o estresante. Comportándose como si no sucediera nada. Va cargado de angustia y de aislamiento. Pudiera ser el caso de una persona a la que acaban de diagnosticarle una enfermedad terminal o cuando se nos dice que alguien falleció. Esto es una defensa que permite ir procesando poco a poco la realidad dolorosa. Otros autores la denominan Shock.

La Ira o rabia, básicamente son los sentimientos de enojo, coraje, frustración e impotencia ante la situación, ante la impotencia de no poder hacer nada o cambiar las cosas. Y estos sentimientos son descargados contra todos y contra todo, en especial contra las personas más cercanas y aquí es importante ser paciente y no tomarlos de manera personal ya que en el caso de la persona moribunda, está en un proceso de dolor porque va a morir y uno sigue vivo o sano. Para el doliente porque murió su ser querido y ya no va a estar más con uno.

De ahí se da otra fase que se llama negociación o regateo y es cuando se busca que todo cambie, cuando se promete dejar de hacer algo con tal de conseguir la salud o por el contrario hacer algo para recobrar la salud por ejemplo “no vuelvo a tomar”. Y para el doliente es similar si regresa prometo hacer o no hacer determinada conducta, actitud, hasta sacrificio. Se negocian sentimientos de culpa que pueden darse de manera abierta u oculta.

Posteriormente viene la depresión que se manifiesta por medio de sentimientos de tristeza, nostalgia, decepción, desamparo y soledad, se tiende a llorar y el llanto es una forma positiva de externar el sufrimiento.

Aceptación es la capacidad de enfrentar la pérdida adoptando haciendo frente a ella, dándole un sentido positivo al sufrimiento, nos lleva a un aprendizaje y crecimiento, es muy diferente a la resignación que solo nos habla de culpa.

La manera de enfrentar y afrontar la muerte varía en cada persona, nadie puede vencerla, ya que es inevitable, pero si podemos prepararnos para ella viviendo cada día con libertad y responsabilidad.

Soy Jessica Cano Gaspérin.