/ martes 3 de agosto de 2021

Cuidando nuestra salud | Pensar en el día de mi muerte (Segunda parte)

En esta ocasión inicio compartiendo algunas frases que, en lo particular, me agradan y me hacen reflexionar, sobre este importante tema “Pensar en el día de mi muerte”

Rittner, dice “Si pensamos en el día de nuestra muerte, estaremos más inclinados a tomar ventaja de las oportunidades de cambio, amor y reconciliación cuando se nos presentan. NO recibimos muchas segundas oportunidades”. Y creo que es responsabilidad de nosotros el aprender a aprovecharlas y disfrutarlas, en ocasiones dejamos que las dificultades crezcan tanto que se hacen heridas muy profundas o distancias muy grandes, que luego sabemos que sucedió algo, pero ya ni recordamos el acto, pero si el dolor y se vuelve una lucha de ataques. Que con frecuencia dejamos que nos consuman y agobien.

Hay una frase de Gandhi que me encanta al respecto dice “No hay que apagar la luz del otro para lograr que brille la nuestra”. Y otra de Buda que dice “Estar separado de lo que se ama es sufrimiento, estar unido a lo que no se ama es sufrimiento”. Pero lo maravilloso de esto es que podemos elegir, aprender, crecer y cambiar.

Cuando recordamos que un día moriremos, tenemos más probabilidades de vivir la vida. Porque la conciencia de nuestra mortalidad puede ayudarnos a vivirla plenamente, nos ayuda a respetar la dignidad humana, la equidad, el amor propio, nuestra salud física y espiritual así como a los demás. Vivimos rodeados por la muerte que nos priva de los que amamos y que algún día privará a los que nos aman de nuestra presencia. Lo que hemos vivido, compartido, reído, llorado, peleado, perdonado, reconciliado, las palabras, besos, abrazos, ternura, silencios… son parte inseparable de nosotros nuestras relaciones significativas. Y eso los mantiene presentes o a nosotros cuando ya no estamos. Cuando llegue nuestro final, nuestra vida continúa aportando a la vida de los demás lo que hayamos dado en vida, recordando que somos finitos y eternos a la vez. Esa es nuestra trascendencia y nuestro legado.

Es por ello que día a día debemos analizar cada una de nuestras decisiones, las cuales deben de ser congruentes, con lo que pensamos, decimos y hacemos, es nuestra responsabilidad, de nadie más, la forma o manera de trascender, es decir, la manera en que deseamos nos recuerde, quienes se queden aquí, después de nuestra partida.

Quienes de se han ido, jamás dejan de estar a nuestro lado, sus recuerdos, sus palabras, sus ejemplos y maneras de vivir, siempre están de una manera u otra, presentes en nuestras vidas. Termino esta ocasión dejando una pregunta. ¿Cómo quieres que tus seres queridos te recuerden después de tu muerte?

De acuerdo a tu respuesta, trabaja en ello y así será.

Me despido deseando transformes tú vida y la de los demás, soy Jessica Cano Gasperín. Lic. en Psicología, Psicoterapeuta Clínica.

Me puedes contactar en jcanogasperín@gmail.com para cualquier duda, comentario o aclaración.

Jessica Cano Gasperin | Lic. Psicoterapeuta

En esta ocasión inicio compartiendo algunas frases que, en lo particular, me agradan y me hacen reflexionar, sobre este importante tema “Pensar en el día de mi muerte”

Rittner, dice “Si pensamos en el día de nuestra muerte, estaremos más inclinados a tomar ventaja de las oportunidades de cambio, amor y reconciliación cuando se nos presentan. NO recibimos muchas segundas oportunidades”. Y creo que es responsabilidad de nosotros el aprender a aprovecharlas y disfrutarlas, en ocasiones dejamos que las dificultades crezcan tanto que se hacen heridas muy profundas o distancias muy grandes, que luego sabemos que sucedió algo, pero ya ni recordamos el acto, pero si el dolor y se vuelve una lucha de ataques. Que con frecuencia dejamos que nos consuman y agobien.

Hay una frase de Gandhi que me encanta al respecto dice “No hay que apagar la luz del otro para lograr que brille la nuestra”. Y otra de Buda que dice “Estar separado de lo que se ama es sufrimiento, estar unido a lo que no se ama es sufrimiento”. Pero lo maravilloso de esto es que podemos elegir, aprender, crecer y cambiar.

Cuando recordamos que un día moriremos, tenemos más probabilidades de vivir la vida. Porque la conciencia de nuestra mortalidad puede ayudarnos a vivirla plenamente, nos ayuda a respetar la dignidad humana, la equidad, el amor propio, nuestra salud física y espiritual así como a los demás. Vivimos rodeados por la muerte que nos priva de los que amamos y que algún día privará a los que nos aman de nuestra presencia. Lo que hemos vivido, compartido, reído, llorado, peleado, perdonado, reconciliado, las palabras, besos, abrazos, ternura, silencios… son parte inseparable de nosotros nuestras relaciones significativas. Y eso los mantiene presentes o a nosotros cuando ya no estamos. Cuando llegue nuestro final, nuestra vida continúa aportando a la vida de los demás lo que hayamos dado en vida, recordando que somos finitos y eternos a la vez. Esa es nuestra trascendencia y nuestro legado.

Es por ello que día a día debemos analizar cada una de nuestras decisiones, las cuales deben de ser congruentes, con lo que pensamos, decimos y hacemos, es nuestra responsabilidad, de nadie más, la forma o manera de trascender, es decir, la manera en que deseamos nos recuerde, quienes se queden aquí, después de nuestra partida.

Quienes de se han ido, jamás dejan de estar a nuestro lado, sus recuerdos, sus palabras, sus ejemplos y maneras de vivir, siempre están de una manera u otra, presentes en nuestras vidas. Termino esta ocasión dejando una pregunta. ¿Cómo quieres que tus seres queridos te recuerden después de tu muerte?

De acuerdo a tu respuesta, trabaja en ello y así será.

Me despido deseando transformes tú vida y la de los demás, soy Jessica Cano Gasperín. Lic. en Psicología, Psicoterapeuta Clínica.

Me puedes contactar en jcanogasperín@gmail.com para cualquier duda, comentario o aclaración.

Jessica Cano Gasperin | Lic. Psicoterapeuta