/ martes 19 de enero de 2021

Cuidando nuestra salud | El tiempo pasa…

La vida es corta, por eso trabaja en lo que amas, disfruta a tú familia, has lo que te llene, vive lo real, disfruta cada instante porque lo que se tiene es el ahora, claro que hay que trabajar, soñar, prepararnos y obrar para el futuro, porque la vida es para disfrutarse y no sabemos cuando muera alguien que amamos o uno mismo.

Las personas venimos para ser felices y aprender a vivir nuestra vida, les comparto una frase que alguna ocasión escuché y leí, dice así “sin el peso de la ansiedad por el futuro y la carga de los dolores del pasado, la vida se vuelve más liviana…” y vamos aprendiendo a disfrutarla siendo nosotros mismos, pero para ello es importante, amarnos, conocernos y respetarnos, porque en función de ello podremos amar, conocer, respetar a los demás y a todo lo que nos rodea.

Hablar de la muerte, hasta cierto punto es hablar de lo desconocido, porque después de ella, depende de nuestra fe y esperanza, lo que creamos. La muerte de un ser querido es difícil de superar porque la vida cambia, físicamente ya no se puede convivir con la persona fallecida como se hacía antes, pero el hecho de asumirla e ir aprendiendo a vivir con ella y con lo que nos dejó la persona en vida emocionalmente hablando, nos va acompañar durante toda nuestra existencia. La manera en la que vamos viviendo e integrando las perdidas depende mucho de la forma en la que se produjeron, la edad que se tiene o tenía en su momento. Si la muerte fue dada en circunstancias naturales, por una enfermedad corta o larga, de manera súbita como un accidente, asesinato, atentado, guerra… y el rol de la persona que muere si es papá o mamá, un hermano(a), hijo(a), abuelo(a), tío(a), amigo(a). El lugar y significado que tenga esa relación para uno, influye de manera determinante, en cómo se viva la pérdida, así como la calidad de relación que se tenía con el difunto si era buena, conflictiva, distante, cercana… esto afecta de manera determinante el cómo va a afectar el proceso y evolución del duelo.

Lo importante es pedir apoyo, pero en muchas ocasiones el doliente no pide ayuda por pena, miedo, culpa u otros factores. Es normal que uno se sienta mal, que no se tengan ánimos, sin embargo hay que vivir el dolor y solo a través de él podremos ir superándolo. Cabe aclarar que ningún duelo y ninguna pérdida es igual a otra y cada persona lo vive de manera diferente, sin embargo, si se dan una serie de fases tanto la persona moribunda como el doliente, la duración depende de la superación de cada fase. La Dra. Elisabeth Kübler-Ross en su trabajo con personas moribundas pudo identificar las siguientes fases: negación, ira o rabia, negociación o regateo, depresión y aceptación. En la vida, el dolor nos permite descubrir fuerzas que no conocíamos, descubrir y crecer, ver todo con otros ojos y trascender. Así es la muerte, nos lleva a tocar fondo con nuestra mortalidad y con nuestra propia existencia. Por eso en vida hermano en vida…Y como decía Emma Godoy espero que mis palabras te acompañen… y te ayuden a disfrutar más el día de hoy.

jcanogasperín@gmail.com

La vida es corta, por eso trabaja en lo que amas, disfruta a tú familia, has lo que te llene, vive lo real, disfruta cada instante porque lo que se tiene es el ahora, claro que hay que trabajar, soñar, prepararnos y obrar para el futuro, porque la vida es para disfrutarse y no sabemos cuando muera alguien que amamos o uno mismo.

Las personas venimos para ser felices y aprender a vivir nuestra vida, les comparto una frase que alguna ocasión escuché y leí, dice así “sin el peso de la ansiedad por el futuro y la carga de los dolores del pasado, la vida se vuelve más liviana…” y vamos aprendiendo a disfrutarla siendo nosotros mismos, pero para ello es importante, amarnos, conocernos y respetarnos, porque en función de ello podremos amar, conocer, respetar a los demás y a todo lo que nos rodea.

Hablar de la muerte, hasta cierto punto es hablar de lo desconocido, porque después de ella, depende de nuestra fe y esperanza, lo que creamos. La muerte de un ser querido es difícil de superar porque la vida cambia, físicamente ya no se puede convivir con la persona fallecida como se hacía antes, pero el hecho de asumirla e ir aprendiendo a vivir con ella y con lo que nos dejó la persona en vida emocionalmente hablando, nos va acompañar durante toda nuestra existencia. La manera en la que vamos viviendo e integrando las perdidas depende mucho de la forma en la que se produjeron, la edad que se tiene o tenía en su momento. Si la muerte fue dada en circunstancias naturales, por una enfermedad corta o larga, de manera súbita como un accidente, asesinato, atentado, guerra… y el rol de la persona que muere si es papá o mamá, un hermano(a), hijo(a), abuelo(a), tío(a), amigo(a). El lugar y significado que tenga esa relación para uno, influye de manera determinante, en cómo se viva la pérdida, así como la calidad de relación que se tenía con el difunto si era buena, conflictiva, distante, cercana… esto afecta de manera determinante el cómo va a afectar el proceso y evolución del duelo.

Lo importante es pedir apoyo, pero en muchas ocasiones el doliente no pide ayuda por pena, miedo, culpa u otros factores. Es normal que uno se sienta mal, que no se tengan ánimos, sin embargo hay que vivir el dolor y solo a través de él podremos ir superándolo. Cabe aclarar que ningún duelo y ninguna pérdida es igual a otra y cada persona lo vive de manera diferente, sin embargo, si se dan una serie de fases tanto la persona moribunda como el doliente, la duración depende de la superación de cada fase. La Dra. Elisabeth Kübler-Ross en su trabajo con personas moribundas pudo identificar las siguientes fases: negación, ira o rabia, negociación o regateo, depresión y aceptación. En la vida, el dolor nos permite descubrir fuerzas que no conocíamos, descubrir y crecer, ver todo con otros ojos y trascender. Así es la muerte, nos lleva a tocar fondo con nuestra mortalidad y con nuestra propia existencia. Por eso en vida hermano en vida…Y como decía Emma Godoy espero que mis palabras te acompañen… y te ayuden a disfrutar más el día de hoy.

jcanogasperín@gmail.com