/ martes 20 de julio de 2021

Cuidando nuestra salud | El tenedor

Es una anécdota anónima del libro Aprendiendo a decir adiós de Marcelo Rittner que me encanta porque me permite reflexionar sobre mi propia muerte y la de mis seres queridos y el continuar con vida. Se las comparto a continuación:

Una mujer mayor le pidió a su pastor que fuera a su casa. Debido a su avanzada edad, quería discutir con él sobre los arreglos para su funeral. Después de describirle qué tipo de servicio deseaba, le dijo al pastor que cuando el ataúd estuviera abierto le gustaría que todos la vieran recostada con un tenedor en la mano.

-¿Por qué un tenedor? –preguntó sorprendido el pastor.

-Debido a algo que sucedió cuando me uní a esta iglesia. Cada domingo yo asistía a la cena sin conocer a nadie. Una noche me senté junto a un señor muy amable que me presentó con las otras personas de la mesa. Cuando terminamos el platillo principal, pasaron a levantar nuestros platos y cubiertos. El hombre me dijo:

-Quédate con el tenedor.

-¿Por qué? –pregunté.

-Ya verás. Todavía falta lo dulce.

Y así fue. Los meseros pasaron con un enorme y delicioso pastel de chocolate. Desde entonces, siempre que voy a una cena me quedo con el tenedor. Después de que yo muera, quizá mis amigos se sientan tristes y piensen que éste es realmente el fin. El tenedor les recordará que aún falta algo dulce.”

¿Cuántos de nosotros sentimos que toda la dulzura de la vida se fue junto con el ser amado? ¿O acaso nos quedamos con nuestro tenedor para intentar de nuevo entrar a lo que la vida tiene para ofrecernos?

Más allá de lo que tú tradición enseñe sobre qué nos sucede después de la muerte, con seguridad muestra también que nuestro destino no es el olvido, que los actos de amor realizados durante nuestra vida continúan endulzando la de quienes habrán de seguirnos. Esa es nuestra trascendencia y nuestro legado.

Graben en su corazón que cada día es el mejor del año. Ningún ser humano ha ganado nada en buena ley hasta que aprende que cada día es el día del juicio final.


(Tomado del Libro, “ Y si no es ahora, ¿Cuándo? De Marcelo Rittner.

Me despido deseando transformes tú vida y la de los demás.

Soy Jessica Cano Gasperín, Lic. en Psicología, Psicoterapeuta Clínica.

Me puedes contactar en jcanogasperin@gmail.com para cualquier duda, comentario o aclaración.

Hasta la próxima semana.

Lic. psicoterapeuta

Es una anécdota anónima del libro Aprendiendo a decir adiós de Marcelo Rittner que me encanta porque me permite reflexionar sobre mi propia muerte y la de mis seres queridos y el continuar con vida. Se las comparto a continuación:

Una mujer mayor le pidió a su pastor que fuera a su casa. Debido a su avanzada edad, quería discutir con él sobre los arreglos para su funeral. Después de describirle qué tipo de servicio deseaba, le dijo al pastor que cuando el ataúd estuviera abierto le gustaría que todos la vieran recostada con un tenedor en la mano.

-¿Por qué un tenedor? –preguntó sorprendido el pastor.

-Debido a algo que sucedió cuando me uní a esta iglesia. Cada domingo yo asistía a la cena sin conocer a nadie. Una noche me senté junto a un señor muy amable que me presentó con las otras personas de la mesa. Cuando terminamos el platillo principal, pasaron a levantar nuestros platos y cubiertos. El hombre me dijo:

-Quédate con el tenedor.

-¿Por qué? –pregunté.

-Ya verás. Todavía falta lo dulce.

Y así fue. Los meseros pasaron con un enorme y delicioso pastel de chocolate. Desde entonces, siempre que voy a una cena me quedo con el tenedor. Después de que yo muera, quizá mis amigos se sientan tristes y piensen que éste es realmente el fin. El tenedor les recordará que aún falta algo dulce.”

¿Cuántos de nosotros sentimos que toda la dulzura de la vida se fue junto con el ser amado? ¿O acaso nos quedamos con nuestro tenedor para intentar de nuevo entrar a lo que la vida tiene para ofrecernos?

Más allá de lo que tú tradición enseñe sobre qué nos sucede después de la muerte, con seguridad muestra también que nuestro destino no es el olvido, que los actos de amor realizados durante nuestra vida continúan endulzando la de quienes habrán de seguirnos. Esa es nuestra trascendencia y nuestro legado.

Graben en su corazón que cada día es el mejor del año. Ningún ser humano ha ganado nada en buena ley hasta que aprende que cada día es el día del juicio final.


(Tomado del Libro, “ Y si no es ahora, ¿Cuándo? De Marcelo Rittner.

Me despido deseando transformes tú vida y la de los demás.

Soy Jessica Cano Gasperín, Lic. en Psicología, Psicoterapeuta Clínica.

Me puedes contactar en jcanogasperin@gmail.com para cualquier duda, comentario o aclaración.

Hasta la próxima semana.

Lic. psicoterapeuta