/ miércoles 27 de febrero de 2019

¿Cuánto me quiero?

La vida es la luz de una veladora que se consume lentamente, que sabemos cuándo se enciende, pero no el momento en el que habrá de apagarse; mientras se consume, tenemos la libertad de escribir nuestra propia historia, al final quedará sólo el recuerdo de una bella luz y el humo como muestra de su existencia.

La llama de la vida, en cualquier mo­mento se puede apagar, por eso hay que disfrutar el aquí y el ahora, si bien la vida no es fácil, tenemos la capaci­dad de aprender a vivirla, usando nuestras capacidades, poniendo a prueba todos los días nuestra férrea actitud para encontrar ese estado emocional que brinda armonía y paz, llamado felicidad.

Pero alguna vez usted se ha preguntado ¿cuánto me quiero?, ¡suena raro! verdad, por lo general va­mos por la vida muy de prisa; los compromisos, la familia, el trabajo, las deudas y tantas cosas más nos mantienen ocupados, estresados y muchas de las veces frustrados y enojados con nosotros mismos.

Nos concentramos en ese mundo externo y pocas, muy pocas veces, volteamos a ver nuestro interior, difícilmente nos damos el lujo de platicar con nosotros mismos, de invitarnos a estar con no­sotros mismos, de vernos al espejo y contemplarnos detalladamente, con calma; de preguntarnos ¿quién soy? ¿A dónde voy? ¿Qué quiero hacer? Es posible que nos de miedo conocernos de verdad.

El temor a encontrar esa versión original que duerme en nuestro interior, tal vez nos impida co­nocernos y descubrir que tenemos todo lo necesa­rio para tomar el control de nuestra existencia, que podemos ver, oír, sentir, pensar y actuar, que pode­mos llorar, pero también reír; que podemos caer una y muchas veces, pero también levantarnos una y muchas veces hasta lograr permanecer de pie, que podemos ofender, pero también pedir perdón y perdonarnos.

Al preguntarme ¿cuánto me quiero? es posible que tome consciencia de que soy un ser único e irrepetible, que no existe otra persona en la faz de la tierra exactamente igual a mí, por lo tanto mi voz, mis pensamientos, mi cuerpo, mis actos y todo lo que soy tiene una etiqueta de exclusivo, al com­prender esto puedo tomar la decisión de aceptarme y quererme tal y como soy, incluso con mis defectos que también son únicos.

Cuando pueda contestarme con claridad la pregunta de ¿cuánto me quiero?, entonces encon­traré la fortaleza para poder seleccionar aquellas actitudes, palabras y obras que son buenas y dejaré a un lado mis miedos, mis complejos, mis limita­ciones y todo aquello que puedan lastimarme, ten­dré la madurez para sacar del camino a las personas y a las cosas que representen un daño para mí.

La felicidad está en el interior de cada persona, todo lo externo son motivos para ser feliz, basta de quejarme y de poner pretextos, es el momento de valorarme, de conocerme, de responder con since­ridad ¿cuánto me quiero? Sólo así podré querer a las demás personas, a mi entorno, a mi realidad y podré convertirme en el protagonista principal de mi propia película, antes de que la llama de la vida se convierta sólo en humo.

¿Cuánto me quiero? Una buena pregunta para reflexionar hoy…

leon7dg@hotmail.com

La vida es la luz de una veladora que se consume lentamente, que sabemos cuándo se enciende, pero no el momento en el que habrá de apagarse; mientras se consume, tenemos la libertad de escribir nuestra propia historia, al final quedará sólo el recuerdo de una bella luz y el humo como muestra de su existencia.

La llama de la vida, en cualquier mo­mento se puede apagar, por eso hay que disfrutar el aquí y el ahora, si bien la vida no es fácil, tenemos la capaci­dad de aprender a vivirla, usando nuestras capacidades, poniendo a prueba todos los días nuestra férrea actitud para encontrar ese estado emocional que brinda armonía y paz, llamado felicidad.

Pero alguna vez usted se ha preguntado ¿cuánto me quiero?, ¡suena raro! verdad, por lo general va­mos por la vida muy de prisa; los compromisos, la familia, el trabajo, las deudas y tantas cosas más nos mantienen ocupados, estresados y muchas de las veces frustrados y enojados con nosotros mismos.

Nos concentramos en ese mundo externo y pocas, muy pocas veces, volteamos a ver nuestro interior, difícilmente nos damos el lujo de platicar con nosotros mismos, de invitarnos a estar con no­sotros mismos, de vernos al espejo y contemplarnos detalladamente, con calma; de preguntarnos ¿quién soy? ¿A dónde voy? ¿Qué quiero hacer? Es posible que nos de miedo conocernos de verdad.

El temor a encontrar esa versión original que duerme en nuestro interior, tal vez nos impida co­nocernos y descubrir que tenemos todo lo necesa­rio para tomar el control de nuestra existencia, que podemos ver, oír, sentir, pensar y actuar, que pode­mos llorar, pero también reír; que podemos caer una y muchas veces, pero también levantarnos una y muchas veces hasta lograr permanecer de pie, que podemos ofender, pero también pedir perdón y perdonarnos.

Al preguntarme ¿cuánto me quiero? es posible que tome consciencia de que soy un ser único e irrepetible, que no existe otra persona en la faz de la tierra exactamente igual a mí, por lo tanto mi voz, mis pensamientos, mi cuerpo, mis actos y todo lo que soy tiene una etiqueta de exclusivo, al com­prender esto puedo tomar la decisión de aceptarme y quererme tal y como soy, incluso con mis defectos que también son únicos.

Cuando pueda contestarme con claridad la pregunta de ¿cuánto me quiero?, entonces encon­traré la fortaleza para poder seleccionar aquellas actitudes, palabras y obras que son buenas y dejaré a un lado mis miedos, mis complejos, mis limita­ciones y todo aquello que puedan lastimarme, ten­dré la madurez para sacar del camino a las personas y a las cosas que representen un daño para mí.

La felicidad está en el interior de cada persona, todo lo externo son motivos para ser feliz, basta de quejarme y de poner pretextos, es el momento de valorarme, de conocerme, de responder con since­ridad ¿cuánto me quiero? Sólo así podré querer a las demás personas, a mi entorno, a mi realidad y podré convertirme en el protagonista principal de mi propia película, antes de que la llama de la vida se convierta sólo en humo.

¿Cuánto me quiero? Una buena pregunta para reflexionar hoy…

leon7dg@hotmail.com