/ miércoles 10 de junio de 2020

¿Cuándo se cumplen los deseos?

En el lugar menos pensado, el día menos pensado, tal vez en el momento de la misma muerte, se llega la hora en que se cumplan nuestros deseos. Los deseos se cumplen al ir por el camino de nuestra existencia. Siempre y cuando esos deseos tengan que ver con nuestra verdadera razón de existir, que no se vean afectados por intereses mezquinos como la avaricia, o el poder para servirse a si mismo. Cuando mi deseo más puro y sublime no es el carro último modelo. Cuando se tienen claras las metas y cómo vamos a ser parte del granito de arena que nos toca poner en el mundo. En el momento en que aprendemos a desear lo que es necesario para el desarrollo de nuestra personalidad, antes, durante o después de nuestro proceso existencial. Cuando menos nos imaginamos nuestros deseos son una realidad.

Después llega el trabajo de distinguir el por qué y para qué estamos en este lugar, tiempo y espacio, y por ende saber pedir lo que queremos que nos llegue. Hay tantas distracciones, tantos problemas, sentimientos y emociones que nos agobian: la pandemia que nos tiene encerrados, el carro que se atravesó, creer que a los demás les va mejor que a nosotros o un pésimo gobierno y así las simples cosas que nos aterrorizan también son las mismas simples cosas que se lleva el viento. Por ejemplo, nos formamos expectativas de las personas y nos frustramos porque no cumplen ni hacen lo que esperábamos. Sentimos que como las queremos, tenemos derechos sobre ellas, sin darles espacio para que sean libres. Entonces tenemos que luchar de nuevo con nuestras emociones para hacer conciencia que el verdadero amor, no intenta poseer que debe ser libre para que cree el entorno necesario para su evolución.

Al dar y ser, se van acomodando las piezas del rompecabezas poco a poco y con paciencia viene paz y más paz y pum lo que deseas toca tu puerta.

En el lugar menos pensado, el día menos pensado, tal vez en el momento de la misma muerte, se llega la hora en que se cumplan nuestros deseos. Los deseos se cumplen al ir por el camino de nuestra existencia. Siempre y cuando esos deseos tengan que ver con nuestra verdadera razón de existir, que no se vean afectados por intereses mezquinos como la avaricia, o el poder para servirse a si mismo. Cuando mi deseo más puro y sublime no es el carro último modelo. Cuando se tienen claras las metas y cómo vamos a ser parte del granito de arena que nos toca poner en el mundo. En el momento en que aprendemos a desear lo que es necesario para el desarrollo de nuestra personalidad, antes, durante o después de nuestro proceso existencial. Cuando menos nos imaginamos nuestros deseos son una realidad.

Después llega el trabajo de distinguir el por qué y para qué estamos en este lugar, tiempo y espacio, y por ende saber pedir lo que queremos que nos llegue. Hay tantas distracciones, tantos problemas, sentimientos y emociones que nos agobian: la pandemia que nos tiene encerrados, el carro que se atravesó, creer que a los demás les va mejor que a nosotros o un pésimo gobierno y así las simples cosas que nos aterrorizan también son las mismas simples cosas que se lleva el viento. Por ejemplo, nos formamos expectativas de las personas y nos frustramos porque no cumplen ni hacen lo que esperábamos. Sentimos que como las queremos, tenemos derechos sobre ellas, sin darles espacio para que sean libres. Entonces tenemos que luchar de nuevo con nuestras emociones para hacer conciencia que el verdadero amor, no intenta poseer que debe ser libre para que cree el entorno necesario para su evolución.

Al dar y ser, se van acomodando las piezas del rompecabezas poco a poco y con paciencia viene paz y más paz y pum lo que deseas toca tu puerta.

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