La resiliencia, es la capacidad del ser humano que le permite superar la adversidad y aprender de ella. Esta capacidad le permite a una persona contar con mayores recursos para afrontar el futuro destacando las fortalezas por sobre las limitaciones.
Hoy más que nunca la vida está llena de problemas y desafíos. Enfrentar estos desafíos nos puede ayudar a descubrir los maravillosos recursos que Dios nos ha entregado para no desmayar y seguir adelante. Una vida feliz y plena no depende de la ausencia de experiencias adversas, sino de cómo respondemos ante este tipo de situaciones y cuánto logramos crecer a través de ellas.
Por eso la resiliencia es una característica clave ante las adversidades de la vida. Más que el entrenamiento o la capacitación adecuada, el conocimiento o la experiencia adquirida, la resiliencia es la que determinará el éxito.
La Biblia es nuestro mayor y mejor apoyo en momentos de adversidad; nos brinda consuelo, consejos y la corrección necesaria en los momentos precisos. En ella podemos encontrar ejemplos de resiliencia. Un caso es Job, varón perfecto y temeroso de Dios, pasó por muchas pruebas, pero al final de ellas fue perfeccionado y Dios le restauró todas sus riquezas y le dio nuevos hijos en quienes recibió consolación (Job 42:10). El apóstol Pablo cuando se transformó de fariseo religioso a cristiano radical, muchos no estaban contentos con su mensaje. Fue golpeado, apedreado, criticado, encarcelado, paso hambres, fríos, naufragios cansancios etc. (2 Corintios 11: 24-27) En una ocasión fue apedreado, arrastrado fuera de la ciudad y dado por muerto, pero cuando sus enemigos se fueron, Pablo simplemente se levantó, se sacudió el polvo y regresó a la ciudad (Hechos 14: 19–20). En pocas palabras, no se quedó tirado el suelo.
Dios quiere que tengamos la fortaleza que proviene de Él, quiere que aprendamos y obtengamos lecciones de los desafíos que enfrentamos y podamos crecer a través de ellos.
La resiliencia puede ser innata o adquirida. Existen personas que parecen traer desde su nacimiento cierta capacidad para tolerar las frustraciones y dificultades de forma positiva, saliendo airosas y fortalecidas después de haberlas vivido. Pero también existe la posibilidad de desarrollar e incorporar en nuestra vida este tipo de recursos personales.
Cuando tenemos a Dios en nuestra vida, Él nos entrega las herramientas necesarias para enfrentar cualquier desafío. Sólo debemos tener la determinación de buscar y crear una relación correcta, cercana y genuina con Dios, una relación que se vuelve íntima a través de la oración.
El proceso resiliente es similar a la creación de una perla dentro de una ostra. Cuando un granito de arena entra en su interior, la ostra segrega nácar para defenderse, de manera que el pequeño grano de arena va recubriéndose poco a poco del nácar secretado. El resultado es la formación de una joya brillante y preciosa llamada “perla”.
La fe es clave de la resiliencia y salir adelante ante los desafíos que hoy vivimos. Es la fe en Jesús y en su obra completa en la cruz. Elegir confiar en el Señor en lugar de confiar en lo que entendemos y tenemos, es la mejor manera de mantenernos resistentes.
Después de todo, nuestra resiliencia surge de nuestra confianza en Dios: “Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza, nuestra ayuda segura en momentos de angustia. Por eso, no temeremos (Sal. 46:1-2)
Estimado lector, crea en Dios, sea feliz en este mundo y un día vaya al cielo
José Andrés Pimentel M. | Pastor, Estudios teológicos