/ domingo 4 de julio de 2021

Casa de oración Pacto de Paz | Orando de Acuerdo a su Voluntad

A todos, de alguna manera y en algún tiempo, se nos enseñado a orar. Muchas veces hemos oído “tu solo pídele a Dios”. La verdad es que muchos han pedido y pedido y luego se desaniman porque lo que ha pedido no llega. Entonces no solo se trata de “tu solo pídele a Dios”, sino de aprender a pedirle de la manera correcta. 1 Juan 5:14-15 dice: “Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquier cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho”. Entonces nos damos cuenta que para recibir lo que estamos pidiendo, es necesario pedir de acuerdo a su voluntad. Aquí salta una pregunta ¿Cómo pedir de acurdo a su voluntad? La respuesta es; pidiendo, es decir, orando con la misma palabra de Dios. La palabra de Dios es fundamental en la oración. Cunando aprendemos a aplicarla sistemáticamente a nuestras vidas en oración, llegamos a experimentar tremendamente el amor de Dios. En el mismo grado que creemos la palabra de Dios y la aplicamos a la oración, Dios derrama de sus bendiciones, dándonos mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos. Cuando oramos con la palabra de Dios, la misma ayudará a nuestra fe en el momento de orar. La oración apoyada en la fe, mueve montañas. Y dice en Romanos 10:17 que la fe viene por oír la palabra de Dios. De tal manera es que cuando oramos con fe y la palabra de Dios, cuando entramos al cuarto secreto de la oración, entramos sin duda de lo que pedimos con fe en Su nombre de acuerdo a su voluntad, será hecho. El conocer la palabra de Dios nos ayuda a conocer el carácter y la voluntad de Dios y a tener la certeza de estar pidiendo de acuerdo a su voluntad. Además, al conocer y orar con la palabra de Dios, nos ayuda a no caer en vanas repeticiones. En Mateo 6:7 Jesús nos enseña: “Y orando no uséis vanas repeticiones como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos” En 2 Pedro 1:4 dice que Dios nos ha dado muchas promesas. Conociendo la palabra de Dios, cuando entramos al lugar secreto de la oración y sabiendo donde están sus promesas, que dicen los estudiosos bíblicos que más de tres mil, podemos orar conforme a su voluntad pidiendo a la luz de tales promesas. Cuando aprendemos a orar así, de esta manera, tenemos una promesa de Dios, Él dice: “…Yo apresuro mi palabra para ponerla por obra” (Jeremías 1:12) ¡Guau¡ ¿se da cuenta mi estimado lector? Él promete cumplir su palabra, sus promesas. Algunos ejemplos. Si necesitamos pedir perdón por nuestros pecados 1 Juan 1:9 dice: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos e toda maldad” Si necesitamos paz Jesús dice en Juan 15:27 “La paz os dejo, mi paz os doy…” Si necesitamos fortaleza el salmo 46:1 dice: “Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones” Para pedir a Dios con confianza Él dice en Jeremías 33:3 “Clama a mí y yo te responderé…” Si necesitamos que nuestras necesidades sean suplidas dice la palabra de Dios: “Mi Dios pues suplirá todo lo que os falte, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús Señor nuestro” (Filipenses 4:19) Ahora, es necesario reconocer que existen algunos obstáculos para que la oración reciba contestación divina. El primer obstáculo es la duda, La duda es enemiga de la fe. En Santiago 1:6-7 el Señor nos dice: Pero pida con fe, no dudando nada, porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor”. A la luz de esta palabra, debemos de orar con la certeza en nuestro corazón de que Dios sí nos escucha y de que la respuesta está en camino. Un segundo obstáculo en la oración es el pecado. “Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios; y cualquier cosa que pidiéramos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él. Pero si confesamos a Dios nuestras faltas, él es fiel y justo para perdonarnos y limpiarnos de toda maldad (1 Juan 1:9) Estimado lector, al aprender a orar de esta manera, tenemos confianza de pedir de conforme a su voluntad, y los resultados nos sorprenderán.

A todos, de alguna manera y en algún tiempo, se nos enseñado a orar. Muchas veces hemos oído “tu solo pídele a Dios”. La verdad es que muchos han pedido y pedido y luego se desaniman porque lo que ha pedido no llega. Entonces no solo se trata de “tu solo pídele a Dios”, sino de aprender a pedirle de la manera correcta. 1 Juan 5:14-15 dice: “Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquier cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho”. Entonces nos damos cuenta que para recibir lo que estamos pidiendo, es necesario pedir de acuerdo a su voluntad. Aquí salta una pregunta ¿Cómo pedir de acurdo a su voluntad? La respuesta es; pidiendo, es decir, orando con la misma palabra de Dios. La palabra de Dios es fundamental en la oración. Cunando aprendemos a aplicarla sistemáticamente a nuestras vidas en oración, llegamos a experimentar tremendamente el amor de Dios. En el mismo grado que creemos la palabra de Dios y la aplicamos a la oración, Dios derrama de sus bendiciones, dándonos mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos. Cuando oramos con la palabra de Dios, la misma ayudará a nuestra fe en el momento de orar. La oración apoyada en la fe, mueve montañas. Y dice en Romanos 10:17 que la fe viene por oír la palabra de Dios. De tal manera es que cuando oramos con fe y la palabra de Dios, cuando entramos al cuarto secreto de la oración, entramos sin duda de lo que pedimos con fe en Su nombre de acuerdo a su voluntad, será hecho. El conocer la palabra de Dios nos ayuda a conocer el carácter y la voluntad de Dios y a tener la certeza de estar pidiendo de acuerdo a su voluntad. Además, al conocer y orar con la palabra de Dios, nos ayuda a no caer en vanas repeticiones. En Mateo 6:7 Jesús nos enseña: “Y orando no uséis vanas repeticiones como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos” En 2 Pedro 1:4 dice que Dios nos ha dado muchas promesas. Conociendo la palabra de Dios, cuando entramos al lugar secreto de la oración y sabiendo donde están sus promesas, que dicen los estudiosos bíblicos que más de tres mil, podemos orar conforme a su voluntad pidiendo a la luz de tales promesas. Cuando aprendemos a orar así, de esta manera, tenemos una promesa de Dios, Él dice: “…Yo apresuro mi palabra para ponerla por obra” (Jeremías 1:12) ¡Guau¡ ¿se da cuenta mi estimado lector? Él promete cumplir su palabra, sus promesas. Algunos ejemplos. Si necesitamos pedir perdón por nuestros pecados 1 Juan 1:9 dice: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos e toda maldad” Si necesitamos paz Jesús dice en Juan 15:27 “La paz os dejo, mi paz os doy…” Si necesitamos fortaleza el salmo 46:1 dice: “Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones” Para pedir a Dios con confianza Él dice en Jeremías 33:3 “Clama a mí y yo te responderé…” Si necesitamos que nuestras necesidades sean suplidas dice la palabra de Dios: “Mi Dios pues suplirá todo lo que os falte, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús Señor nuestro” (Filipenses 4:19) Ahora, es necesario reconocer que existen algunos obstáculos para que la oración reciba contestación divina. El primer obstáculo es la duda, La duda es enemiga de la fe. En Santiago 1:6-7 el Señor nos dice: Pero pida con fe, no dudando nada, porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor”. A la luz de esta palabra, debemos de orar con la certeza en nuestro corazón de que Dios sí nos escucha y de que la respuesta está en camino. Un segundo obstáculo en la oración es el pecado. “Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios; y cualquier cosa que pidiéramos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él. Pero si confesamos a Dios nuestras faltas, él es fiel y justo para perdonarnos y limpiarnos de toda maldad (1 Juan 1:9) Estimado lector, al aprender a orar de esta manera, tenemos confianza de pedir de conforme a su voluntad, y los resultados nos sorprenderán.