/ lunes 2 de mayo de 2022

Casa de oración, Pacto de Paz | Especialidad, lo imposible

Un especialista es alguien que tiene conocimientos profundos en una rama determinada de la ciencia, la tecnología, el arte, o en un campo determinado de una profesión o actividad. Tenemos especialistas en la medicina, especialistas financieros, en el deporte, automotrices etc. Prácticamente hay especialistas en todo, pero una especialidad que nadie tiene, es ser especialista en “IMPOSIBLES”. Lo imposible, es algo que no pueda ocurrir, ni remotamente imaginable.

Hay cosas en la vida del ser humano que para el hombre es imposible resolver. Ni médicos, ni abogados, ni ricos, ni sabios, ni quienes nos aman. Ni magos, ni adivinos ni astrólogos, ni la religión, ni la ciencia, ni todo el poder del mundo ¡SOLAMENTE DIOS! Él es especialista en imposibles.

Por ejemplo, es imposible que el sol y la luna detengan su curso ni siquiera un segundo, sería catastrófico para todos, pero, Josué oró y el sol se detuvo casi un día entero (Josué 10) Ese día en que Dios entregó a los amorreos en manos de los israelitas, Josué le pidió a Dios en presencia de todo el pueblo: «Sol, detente en Gabaón, Luna, párate sobre Ajalón». El Sol se detuvo y la Luna se paró, hasta que Israel derrotó a sus adversarios.

Es imposible que un asno hable, pero en números 22 Dios le habló al profeta Balaam por medio de su asna. Es imposible que de una piedra brote agua, pero Moisés, en Éxodo 17, golpeó una roca en el desierto y brotó agua, y bebió todo el pueblo y su ganado hasta saciar su sed.

Es imposible que alguien camine sobre el agua sin hundirse, Jesús lo hizo. Imposible salir ileso de un horno a temperaturas inimaginables, pero Sadrac, Mesac y Abednego salieron ilesos (Daniel 3)

Marcos 10:27 testifica “Entonces Jesús, mirándolos, dijo: Para los hombres es imposible, más para Dios, no; porque todas las cosas son posibles para Dios” ¡Él es especialista en imposible! A esos imposibles que Dios hace posibles, le llamamos milagros. A nosotros nos corresponde hacer lo posible, y a Dios hacer lo imposible. Dios es especialista en transformar lo imposible, en esas maravillosas alegrías, llamadas milagros.

A nosotros nos toca, en primer lugar, creer que sí es posible que cambie lo imposible, que cambie nuestra situación. Que cambie el mundo, que sí es posible salir adelante. Que sí es posible una vida mejor. Marcos 9:23 nos recuerda: “Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible”.

En segundo lugar, orar con fe, sin dar el más mínimo lugar a la duda. Santiago 1:6 nos dice: “Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra” La duda, no abona para que lo imposible se haga realidad, la fe sí. Jesús le dijo a Tomás que son “bienaventurados aquellos que creen sin ver”.

En tercer lugar, esperar que Dios lo haga. Esperar sin desesperarnos, aunque nos sintamos como en un pozo en el que hemos caído y parezca imposible salir de él. La desesperación es la cuna de la duda y de las malas decisiones. David nos dice en el Salmo 40:1 “Pacientemente esperé a Jehová, Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso”. Así que estimado lector, ¿cuál es tu “imposible”? Crea en Dios, sea feliz en este mundo y un día vaya el cielo.

Pastor J. Andrés Pimentel Muñoz | Pastor, estudios teológicos

Un especialista es alguien que tiene conocimientos profundos en una rama determinada de la ciencia, la tecnología, el arte, o en un campo determinado de una profesión o actividad. Tenemos especialistas en la medicina, especialistas financieros, en el deporte, automotrices etc. Prácticamente hay especialistas en todo, pero una especialidad que nadie tiene, es ser especialista en “IMPOSIBLES”. Lo imposible, es algo que no pueda ocurrir, ni remotamente imaginable.

Hay cosas en la vida del ser humano que para el hombre es imposible resolver. Ni médicos, ni abogados, ni ricos, ni sabios, ni quienes nos aman. Ni magos, ni adivinos ni astrólogos, ni la religión, ni la ciencia, ni todo el poder del mundo ¡SOLAMENTE DIOS! Él es especialista en imposibles.

Por ejemplo, es imposible que el sol y la luna detengan su curso ni siquiera un segundo, sería catastrófico para todos, pero, Josué oró y el sol se detuvo casi un día entero (Josué 10) Ese día en que Dios entregó a los amorreos en manos de los israelitas, Josué le pidió a Dios en presencia de todo el pueblo: «Sol, detente en Gabaón, Luna, párate sobre Ajalón». El Sol se detuvo y la Luna se paró, hasta que Israel derrotó a sus adversarios.

Es imposible que un asno hable, pero en números 22 Dios le habló al profeta Balaam por medio de su asna. Es imposible que de una piedra brote agua, pero Moisés, en Éxodo 17, golpeó una roca en el desierto y brotó agua, y bebió todo el pueblo y su ganado hasta saciar su sed.

Es imposible que alguien camine sobre el agua sin hundirse, Jesús lo hizo. Imposible salir ileso de un horno a temperaturas inimaginables, pero Sadrac, Mesac y Abednego salieron ilesos (Daniel 3)

Marcos 10:27 testifica “Entonces Jesús, mirándolos, dijo: Para los hombres es imposible, más para Dios, no; porque todas las cosas son posibles para Dios” ¡Él es especialista en imposible! A esos imposibles que Dios hace posibles, le llamamos milagros. A nosotros nos corresponde hacer lo posible, y a Dios hacer lo imposible. Dios es especialista en transformar lo imposible, en esas maravillosas alegrías, llamadas milagros.

A nosotros nos toca, en primer lugar, creer que sí es posible que cambie lo imposible, que cambie nuestra situación. Que cambie el mundo, que sí es posible salir adelante. Que sí es posible una vida mejor. Marcos 9:23 nos recuerda: “Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible”.

En segundo lugar, orar con fe, sin dar el más mínimo lugar a la duda. Santiago 1:6 nos dice: “Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra” La duda, no abona para que lo imposible se haga realidad, la fe sí. Jesús le dijo a Tomás que son “bienaventurados aquellos que creen sin ver”.

En tercer lugar, esperar que Dios lo haga. Esperar sin desesperarnos, aunque nos sintamos como en un pozo en el que hemos caído y parezca imposible salir de él. La desesperación es la cuna de la duda y de las malas decisiones. David nos dice en el Salmo 40:1 “Pacientemente esperé a Jehová, Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso”. Así que estimado lector, ¿cuál es tu “imposible”? Crea en Dios, sea feliz en este mundo y un día vaya el cielo.

Pastor J. Andrés Pimentel Muñoz | Pastor, estudios teológicos