/ domingo 5 de septiembre de 2021

Casa de oración, Pacto de Paz | El Vuelo de la vida

En nuestro vuelo de vida por este mundo, nuestra actitud puede ser mucho más crítica durante los tiempos difíciles por los que todos atravesamos en algún momento. Es entonces en esos tiempos que podemos llegar a tener la tentación de caer en la desesperación y el pánico, y tomar decisiones con una actitud equivocada, y desde luego no con los mejores resultados.

Cuando en ese vuelo de la vida nos venimos en picada y nos estrellamos, es el resultado de una reacción equivocada, y no precisamente de la turbulencia de los tiempos difíciles. Solemos muy a menudo hacer una montaña de un solo grano de arena, es decir, que hacemos en ocasiones el problema más grande de lo que en realidad es, haciendo que la solución sea más peligrosa que el problema mismo.

Las dificultades pueden llegar a ser un verdadero problema y convertirse en nuestros peores enemigos si lo permitimos. O pueden convertirse en nuestros aliados acercándonos a Dios y ver su amor y poder infinitos “sacándonos del pozo de la desesperación y del lodo cenagoso” (salmo 40:2) A la luz de esta palabra, permítame decirle que los más importante es lo que sucede en nosotros, no a nosotros. Pero cuando las circunstancias, lo que nos sucede, nos llevan a tomar decisiones equivocadas, en realidad tenemos problemas.

Dice la Palabra de Dios en Romanos 8: 28 “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien” Cuando en la gracia de Dios logramos comprender el mensaje de este versículo, nunca estaremos más cerca de Dios que en tiempos de dificultades. Será entonces que las pruebas de la vida lejos de debilitarnos, nos harán más fuertes, y “el débil dirá fuerte soy” (Joel 3:10) Y por medio del profeta Isaías, el Señor nos dice:” Pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán. (Isaías 40:31) Las pruebas no solo nos hacen más fuertes, sino que también pueden hacer más fuerte y firme nuestra relación con Dios.

Estimado lector, en el vuelo de la vida jamás diga “no puedo más renuncio” Pues el resultado entre esa declaración, y saber esperar paciente en Dios, determinará el destino final del vuelo de la vida. A la luz de la Palabra de Dios, los problemas pueden llegar a ser buenos en su momento, Santiago 1:2-4 dice: “Tened por sumo gozo, hermanos míos, el que os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia, y que la paciencia ha de tener su perfecto resultado, para que seáis perfectos y completos, sin que os falte nada”.

Creo que nos sería bueno saber que los problemas no son eternos, como dice un proverbio humano: “No hay mal que dure cien años” Se de antemano que no es fácil recordar esto cuando nos encontramos en medio de la turbulencia, pues sentimos en esa hora que los problemas nos consumen, porque nuestra vida en esos momentos se encuentra influida por el momento presente. Para alguien que cae en aguas turbulentas y se está ahogando, seguramente en lo que menos piensa en la agenda que ya tiene lista para mañana, su preocupación es ese momento es como lograr salir vivo de las aguas. Pero es en preciso momento que debemos aprender a confiar más en Dios, y creer que él tiene el control de la situación, esto sin duda alguna nos ayudara a tener otra perspectiva de la situación, aunque los vientos sean huracanados y amenacen con derribarnos. Muchas veces no es el tamaño del problema lo que derriba a una persona, sino la extensión, la perspectiva, que tiene del mismo. Gálatas 6:9 dice: “No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos”.

En cierta ocasión leí que los corredores reciben fuerzas al correr. Dice que reciben un segundo impulso, una nueva fuerza, que sienten que podrían correr todo el día sin parar. ¿Cuál es el secreto? Correr hasta conseguir su segundo impulso. Sin duda que la primera parte es difícil y dolorosa, pero la segunda que les permite llegar a la meta es más fácil y gratificante. Así es estimado lector, sigamos corriendo hasta que el auxilio Divino nos dé un nuevo ánimo para seguir en el vuelo de la vida y llegar con éxito a nuestro destino final. Quiero terminar la reflexión de hoy dejando Hebreos 12:1-3 en su corazón: “…despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús…”

Estimado lector crea en Dios sea feliz en este mundo y un día vaya al cielo.

Pastor / Estudios de Teología | J. Andrés Pimentel M.

En nuestro vuelo de vida por este mundo, nuestra actitud puede ser mucho más crítica durante los tiempos difíciles por los que todos atravesamos en algún momento. Es entonces en esos tiempos que podemos llegar a tener la tentación de caer en la desesperación y el pánico, y tomar decisiones con una actitud equivocada, y desde luego no con los mejores resultados.

Cuando en ese vuelo de la vida nos venimos en picada y nos estrellamos, es el resultado de una reacción equivocada, y no precisamente de la turbulencia de los tiempos difíciles. Solemos muy a menudo hacer una montaña de un solo grano de arena, es decir, que hacemos en ocasiones el problema más grande de lo que en realidad es, haciendo que la solución sea más peligrosa que el problema mismo.

Las dificultades pueden llegar a ser un verdadero problema y convertirse en nuestros peores enemigos si lo permitimos. O pueden convertirse en nuestros aliados acercándonos a Dios y ver su amor y poder infinitos “sacándonos del pozo de la desesperación y del lodo cenagoso” (salmo 40:2) A la luz de esta palabra, permítame decirle que los más importante es lo que sucede en nosotros, no a nosotros. Pero cuando las circunstancias, lo que nos sucede, nos llevan a tomar decisiones equivocadas, en realidad tenemos problemas.

Dice la Palabra de Dios en Romanos 8: 28 “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien” Cuando en la gracia de Dios logramos comprender el mensaje de este versículo, nunca estaremos más cerca de Dios que en tiempos de dificultades. Será entonces que las pruebas de la vida lejos de debilitarnos, nos harán más fuertes, y “el débil dirá fuerte soy” (Joel 3:10) Y por medio del profeta Isaías, el Señor nos dice:” Pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán. (Isaías 40:31) Las pruebas no solo nos hacen más fuertes, sino que también pueden hacer más fuerte y firme nuestra relación con Dios.

Estimado lector, en el vuelo de la vida jamás diga “no puedo más renuncio” Pues el resultado entre esa declaración, y saber esperar paciente en Dios, determinará el destino final del vuelo de la vida. A la luz de la Palabra de Dios, los problemas pueden llegar a ser buenos en su momento, Santiago 1:2-4 dice: “Tened por sumo gozo, hermanos míos, el que os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia, y que la paciencia ha de tener su perfecto resultado, para que seáis perfectos y completos, sin que os falte nada”.

Creo que nos sería bueno saber que los problemas no son eternos, como dice un proverbio humano: “No hay mal que dure cien años” Se de antemano que no es fácil recordar esto cuando nos encontramos en medio de la turbulencia, pues sentimos en esa hora que los problemas nos consumen, porque nuestra vida en esos momentos se encuentra influida por el momento presente. Para alguien que cae en aguas turbulentas y se está ahogando, seguramente en lo que menos piensa en la agenda que ya tiene lista para mañana, su preocupación es ese momento es como lograr salir vivo de las aguas. Pero es en preciso momento que debemos aprender a confiar más en Dios, y creer que él tiene el control de la situación, esto sin duda alguna nos ayudara a tener otra perspectiva de la situación, aunque los vientos sean huracanados y amenacen con derribarnos. Muchas veces no es el tamaño del problema lo que derriba a una persona, sino la extensión, la perspectiva, que tiene del mismo. Gálatas 6:9 dice: “No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos”.

En cierta ocasión leí que los corredores reciben fuerzas al correr. Dice que reciben un segundo impulso, una nueva fuerza, que sienten que podrían correr todo el día sin parar. ¿Cuál es el secreto? Correr hasta conseguir su segundo impulso. Sin duda que la primera parte es difícil y dolorosa, pero la segunda que les permite llegar a la meta es más fácil y gratificante. Así es estimado lector, sigamos corriendo hasta que el auxilio Divino nos dé un nuevo ánimo para seguir en el vuelo de la vida y llegar con éxito a nuestro destino final. Quiero terminar la reflexión de hoy dejando Hebreos 12:1-3 en su corazón: “…despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús…”

Estimado lector crea en Dios sea feliz en este mundo y un día vaya al cielo.

Pastor / Estudios de Teología | J. Andrés Pimentel M.