/ domingo 15 de mayo de 2022

Casa de oración pacto de paz | Descúbrete a tí mismo

El espíritu del ser humano es inquieto. Siempre está en busca de algo nuevo. Desde el descubrimiento del fuego hasta nuestros días, siempre hay algo nuevo que descubrir.

Se aventura en la inmensidad del espacio en busca de nuevas galaxias, de nuevos mundos, de nuevas formas de vida. Se adentra en las profundidades de la tierra en busca de metales, o, piedras preciosas. Se sumerge en inmensidad de las aguas con el anhelo de descubrir cosas nuevas.

Y siempre que se descubre algo nuevo las cosas cambian, sea para bien o para mal. El día que se descubre la cura para una enfermedad, las cosas cambian para bien. El día que se descubrió la pólvora, las cosas cambiaron para mal.

Creo que una de las cosas que resultan realmente emocionantes, es descubrir quién eres. No me refiero a un título, a una profesión u oficio. Tampoco me refiero al apelativo.

Porque una cosa es quien crees que eres, sin serlo. Otra cosa es quien dice la gente que tú eres, y tampoco serlo. Y otra, quien dice Dios que tú eres, y tampoco serlo, porque no lo has descubierto.

El día que descubras quien eres en realidad, quien dice Dios que eres, y empieces a identificarte con ello, la vida te cambia. Cuando descubres quien eres, empiezas a vivir una vida nueva. Es descubrir para que fuiste diseñado, es tu propósito de vida. Fuiste diseñado a imagen de Dios. Eres un reflejo del amor de Dios. Eres un tesoro especial para Dios.

Muchos pueden pasar 30 o 40 o más años sin descubrir quiénes son. El propósito de Dios en una persona, tiene que ver con las habilidades, talentos y dones que Dios le ha entregado. No seamos de las personas que viven la vida mientras pasa. Simplemente, vivir por vivir, aprender a subsistir, llegan a viejos, se le pasó la vida y dicen: “Ya pasó”, ya solo esperan que la muerte se apiade de ellos. Viven, aguanta enfermedades, problemas, etc. Viven una vida de aguante, pero, ¿A qué vienes a la tierra? ¿Quién eres? ¿Qué justifica tu existencia? ¿Porque y para que existes? Eso es realmente lo importante de la vida. El día que lo descubres, la vida cambia.

Un hombre, que había vivido los primeros años de su vida en la miseria, viviendo como peregrino, de un lado a otro, y habiendo conocido solo una vida de miseria, el día que alguien le dijo “Hola príncipe” la vida le dio un giro de ciento ochenta grados.

Cuando descubres quien eres en realidad, tu propósito de vida de porque estas acá en la tierra, tu vida cambia, trabajaras y vivaras para eso.

Puedo hablar de Jeremías, de Pablo, de Abram y Sara, de Job, de Jacob. De los discípulos de Jesús. Estos personajes creían que eran lo que les había dicho que eran, pero cuando descubrieron quienes eran en realidad, la vida les cambió.

Fuimos diseñados en el cielo para hacer lo que Dios dijo que debíamos hacer. Fuimos hechos de tal manera que lo que vamos hacer es algo para lo cual Dios nos preparó y nos hizo de esa manera. Esto se trata de propósito ¿Quién soy en verdad y porque estoy acá?

El descubrir en realidad quien soy, porque estoy aquí, comienza en una búsqueda sincera, verdadera y profunda de Dios. En un encuentro personal con el Dios que me creo a su imagen.

Estimado lector, crea en Dios, sea feliz en este mundo, y un día vaya al cielo.

José Andrés Pimentel M. | Pastor

El espíritu del ser humano es inquieto. Siempre está en busca de algo nuevo. Desde el descubrimiento del fuego hasta nuestros días, siempre hay algo nuevo que descubrir.

Se aventura en la inmensidad del espacio en busca de nuevas galaxias, de nuevos mundos, de nuevas formas de vida. Se adentra en las profundidades de la tierra en busca de metales, o, piedras preciosas. Se sumerge en inmensidad de las aguas con el anhelo de descubrir cosas nuevas.

Y siempre que se descubre algo nuevo las cosas cambian, sea para bien o para mal. El día que se descubre la cura para una enfermedad, las cosas cambian para bien. El día que se descubrió la pólvora, las cosas cambiaron para mal.

Creo que una de las cosas que resultan realmente emocionantes, es descubrir quién eres. No me refiero a un título, a una profesión u oficio. Tampoco me refiero al apelativo.

Porque una cosa es quien crees que eres, sin serlo. Otra cosa es quien dice la gente que tú eres, y tampoco serlo. Y otra, quien dice Dios que tú eres, y tampoco serlo, porque no lo has descubierto.

El día que descubras quien eres en realidad, quien dice Dios que eres, y empieces a identificarte con ello, la vida te cambia. Cuando descubres quien eres, empiezas a vivir una vida nueva. Es descubrir para que fuiste diseñado, es tu propósito de vida. Fuiste diseñado a imagen de Dios. Eres un reflejo del amor de Dios. Eres un tesoro especial para Dios.

Muchos pueden pasar 30 o 40 o más años sin descubrir quiénes son. El propósito de Dios en una persona, tiene que ver con las habilidades, talentos y dones que Dios le ha entregado. No seamos de las personas que viven la vida mientras pasa. Simplemente, vivir por vivir, aprender a subsistir, llegan a viejos, se le pasó la vida y dicen: “Ya pasó”, ya solo esperan que la muerte se apiade de ellos. Viven, aguanta enfermedades, problemas, etc. Viven una vida de aguante, pero, ¿A qué vienes a la tierra? ¿Quién eres? ¿Qué justifica tu existencia? ¿Porque y para que existes? Eso es realmente lo importante de la vida. El día que lo descubres, la vida cambia.

Un hombre, que había vivido los primeros años de su vida en la miseria, viviendo como peregrino, de un lado a otro, y habiendo conocido solo una vida de miseria, el día que alguien le dijo “Hola príncipe” la vida le dio un giro de ciento ochenta grados.

Cuando descubres quien eres en realidad, tu propósito de vida de porque estas acá en la tierra, tu vida cambia, trabajaras y vivaras para eso.

Puedo hablar de Jeremías, de Pablo, de Abram y Sara, de Job, de Jacob. De los discípulos de Jesús. Estos personajes creían que eran lo que les había dicho que eran, pero cuando descubrieron quienes eran en realidad, la vida les cambió.

Fuimos diseñados en el cielo para hacer lo que Dios dijo que debíamos hacer. Fuimos hechos de tal manera que lo que vamos hacer es algo para lo cual Dios nos preparó y nos hizo de esa manera. Esto se trata de propósito ¿Quién soy en verdad y porque estoy acá?

El descubrir en realidad quien soy, porque estoy aquí, comienza en una búsqueda sincera, verdadera y profunda de Dios. En un encuentro personal con el Dios que me creo a su imagen.

Estimado lector, crea en Dios, sea feliz en este mundo, y un día vaya al cielo.

José Andrés Pimentel M. | Pastor