/ domingo 10 de julio de 2022

Casa de oración pacto de paz | Cuatro Principios

Es seguro que a todos, de alguna manera, nos gusta tener éxito, ya sea en el amor, los negocios, los estudios, el trabajo, etc. En los estantes de las librerías encontramos muchos títulos que nos aseguran el éxito: Los secretos de la mente millonaria de T. Harv Eker. Inquebrantable de Daniel Habif. El poder de los hábitos de Charles Duhigg. Piense y hágase rico de Napoleón Hill, y muchísimos más. Todos ellos muy buenos y recomendables sin duda.

Así que no pretendo este día platicar “los secretos del éxito” Más sí cuatro sencillos principios que nos pueden ayudar en nuestra vida diaria a hacerla un poco mejor.

En primer lugar la fe. La fe es aquello que nos hace tener confianza de que la finalidad de nuestra esperanza en la vida es real y no imaginaria. Es la convicción que sentimos en algún evento de la vida, sea esta una meta, un sueño, un anhelo, pensando que todos los obstáculos podrán ser superados o bien salir adelante en cualquier vicisitud que nos encontremos en nuestro caminar. Hebreos 11:1 dice "Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve" La fe, es la certeza de lo que nosotros esperamos, es decir, que primero creemos y luego sucede lo que esperamos. Muchos suelen decir, primero veo y después creo, bueno, aquí Dios está hablando de que por la medida que creas, se cumple. La fe que agrada a Dios es la que nace en el mismo corazón de Dios, y tiene la plena seguridad en que Dios lo hará; la fe se mueve en lo invisible, pero se manifiesta en lo natural, la incredulidad no tiene espacio para la fe.

En segundo lugar, dejar lo viejo, lo que no permite avanzar. Si una persona quiere tener éxito, no es suficiente con algunos remiendos a la vida. Es necesario vestirnos una nueva actitud ante la vida. Como dice Pablo: “Una mente renovada” (Rom12:2) Es necesario sacar lo viejo de la mente y el corazón y traer lo nuevo. Deshacernos de resentimientos, temor, fracaso, ira etc. y llenar la mente y el corazón de cosas buenas. Con una mala actitud, no se llega a ningún lado.

En tercer lugar, creer que lo mejor está por venir. Cuando vivimos dificultades o enfrentamos obstáculos podemos mirar el futuro con desesperanza. Pero cuando miramos a Jesús y creemos en su poder sobre todas las cosas, entonces podemos confiar y estar plenamente convencidos de una realidad, y es que, lo mejor está por venir. Dios sabe lo que hace y viene con sus bendiciones y milagros. Así le sucedió a David. Después de muchos años de ser perseguido por Saúl para darle Daniel y a sus amigos, después del foso de los leones y el horno de fuego, fueron puestos como gobernantes en diferentes provincias. Así que cuando la veamos más difícil, ¡Ánimo, lo mejor está por venir¡

El cuarto principio es dar lo mejor de nosotros mismos. “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor, y no para los hombres, sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa…” (Col. 3:23-24ª) Es dar lo mejor, aunque la gente no lo valore, pero nosotros tendremos la satisfacción de haber hecho lo que nos correspondía, y en su tiempo recibiremos recompensa de Dios. Recuerde, Jesús dio lo mejor de sí mismo, y muchos no lo han valorado. Pero después vino la recompensa divina en la resurrección y en su ascensión al trono eterno. “No nos cansemos, pues, de hacer el bien, porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos” (Gal. 6:9)

José Andrés Pimentel M. | Pastor, Estudios teológicos

Es seguro que a todos, de alguna manera, nos gusta tener éxito, ya sea en el amor, los negocios, los estudios, el trabajo, etc. En los estantes de las librerías encontramos muchos títulos que nos aseguran el éxito: Los secretos de la mente millonaria de T. Harv Eker. Inquebrantable de Daniel Habif. El poder de los hábitos de Charles Duhigg. Piense y hágase rico de Napoleón Hill, y muchísimos más. Todos ellos muy buenos y recomendables sin duda.

Así que no pretendo este día platicar “los secretos del éxito” Más sí cuatro sencillos principios que nos pueden ayudar en nuestra vida diaria a hacerla un poco mejor.

En primer lugar la fe. La fe es aquello que nos hace tener confianza de que la finalidad de nuestra esperanza en la vida es real y no imaginaria. Es la convicción que sentimos en algún evento de la vida, sea esta una meta, un sueño, un anhelo, pensando que todos los obstáculos podrán ser superados o bien salir adelante en cualquier vicisitud que nos encontremos en nuestro caminar. Hebreos 11:1 dice "Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve" La fe, es la certeza de lo que nosotros esperamos, es decir, que primero creemos y luego sucede lo que esperamos. Muchos suelen decir, primero veo y después creo, bueno, aquí Dios está hablando de que por la medida que creas, se cumple. La fe que agrada a Dios es la que nace en el mismo corazón de Dios, y tiene la plena seguridad en que Dios lo hará; la fe se mueve en lo invisible, pero se manifiesta en lo natural, la incredulidad no tiene espacio para la fe.

En segundo lugar, dejar lo viejo, lo que no permite avanzar. Si una persona quiere tener éxito, no es suficiente con algunos remiendos a la vida. Es necesario vestirnos una nueva actitud ante la vida. Como dice Pablo: “Una mente renovada” (Rom12:2) Es necesario sacar lo viejo de la mente y el corazón y traer lo nuevo. Deshacernos de resentimientos, temor, fracaso, ira etc. y llenar la mente y el corazón de cosas buenas. Con una mala actitud, no se llega a ningún lado.

En tercer lugar, creer que lo mejor está por venir. Cuando vivimos dificultades o enfrentamos obstáculos podemos mirar el futuro con desesperanza. Pero cuando miramos a Jesús y creemos en su poder sobre todas las cosas, entonces podemos confiar y estar plenamente convencidos de una realidad, y es que, lo mejor está por venir. Dios sabe lo que hace y viene con sus bendiciones y milagros. Así le sucedió a David. Después de muchos años de ser perseguido por Saúl para darle Daniel y a sus amigos, después del foso de los leones y el horno de fuego, fueron puestos como gobernantes en diferentes provincias. Así que cuando la veamos más difícil, ¡Ánimo, lo mejor está por venir¡

El cuarto principio es dar lo mejor de nosotros mismos. “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor, y no para los hombres, sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa…” (Col. 3:23-24ª) Es dar lo mejor, aunque la gente no lo valore, pero nosotros tendremos la satisfacción de haber hecho lo que nos correspondía, y en su tiempo recibiremos recompensa de Dios. Recuerde, Jesús dio lo mejor de sí mismo, y muchos no lo han valorado. Pero después vino la recompensa divina en la resurrección y en su ascensión al trono eterno. “No nos cansemos, pues, de hacer el bien, porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos” (Gal. 6:9)

José Andrés Pimentel M. | Pastor, Estudios teológicos