/ domingo 7 de noviembre de 2021

Casa de oración, Pacto de Paz | Aprovecha las grietas

Son muchas las personas que van por la vida con “grietas” en el alma. Esas “grietas” son el resultado de nuestra mente, voluntad o emociones sacudidas tan abruptamente que se hace una grieta en el alma, dejando una cicatriz que debe ser tratada, pero mientras es sanada se puede sacar provecho de ellas. Son cosas que pueden golpearnos de la nada y dejarnos girando con una profunda “grieta” Y cada quien decide aprovechar esas grietas, sacar algún provecho de ellas, o ir por la vida lamentándote sin avanzar y desperdiciando la misma.

Leí una historia que me ayuda mucho a entender esto: “Un cargador de agua en la India tenía dos grandes vasijas que colgaban a los extremos de un palo y que llevaba encima de los hombros. Una de las vasijas tenía varias grietas, mientras que la otra era perfecta y conservaba toda el agua hasta el final del largo camino a pie, desde el arroyo hasta la casa de su patrón, para cuando llegaba, la vasija rota solo tenía la mitad del agua.

Durante dos años completos eso fue así diariamente, desde luego, la vasija perfecta estaba muy orgullosa de sus logros, pues se sabía perfecta para los fines que fue creada.

Pero la pobre vasija agrietada estaba muy avergonzada de su propia imperfección y se sentía miserable porque solo podía hacer la mitad de todo lo que se suponía que era su obligación.

Después de dos años, la tinaja quebrada le habló al aguador y le dijo: “Estoy avergonzada y me quiero disculpar contigo porque debido a mis grietas sólo puedes entregar la mitad de mi carga y sólo obtienes la mitad del valor que deberías de recibir”

El aguador apesadumbrado le dijo: “Cuando regresemos a casa quiero que notes las bellísimas flores que crecen a lo largo del camino”

Así lo hizo la tinaja agrietada. En efecto vio muchísimas flores hermosas a lo largo del trayecto, pero de todos modos se sintió apenada porque al final sólo quedaba dentro de sí la mitad del agua que debería llevar

El aguador le dijo entonces: “¿Te diste cuenta que las flores solo crecen de tu lado del caminó? Siempre he sabido de tus grietas y quise aprovecharlas y sacar el lado positivo de ellas, y sembré semillas de flores a todo lo largo del camino por donde vas y todos los días las has regado por dos años. Yo he podido recoger esas flores para decorar el jarrón de mi madre. Si no fueres exactamente cómo eres, con todo y tus defectos, no hubiera sido posible admirar esa belleza”

Así es la vida, cada quien decide si vas por la vida quejándose y desperdiciándola, o alfombra su camino, para que a pesar de las gritas el camino de la vida sea bello mientras el Divino Alfarero las sana. Todos somos vasijas diferentes para diferentes propósitos, pero todos pertenecemos al mismo Alfarero.

Las grietas nos ayudan a madurar y ser transformados para cumplir la voluntad de Dios. Nos ayudan a acercarnos a Dios. Cuando estamos quebrantados entonces es cuando con más ahínco y fe debemos de clamar a Dios. Dice en Isaías 57:15 “Porque lo dice el excelso y sublime, el que vive para siempre, cuyo nombre es santo: «Yo habito en un lugar santo y sublime, pero también con el contrito y humilde de espíritu, para reanimar el espíritu de los humildes” Cuando las cosas no van bien, es el mejor momento para acercarnos a Dios. El mejor momento es ahora mismo.

Pastor José Andrés Pimentel M.

Son muchas las personas que van por la vida con “grietas” en el alma. Esas “grietas” son el resultado de nuestra mente, voluntad o emociones sacudidas tan abruptamente que se hace una grieta en el alma, dejando una cicatriz que debe ser tratada, pero mientras es sanada se puede sacar provecho de ellas. Son cosas que pueden golpearnos de la nada y dejarnos girando con una profunda “grieta” Y cada quien decide aprovechar esas grietas, sacar algún provecho de ellas, o ir por la vida lamentándote sin avanzar y desperdiciando la misma.

Leí una historia que me ayuda mucho a entender esto: “Un cargador de agua en la India tenía dos grandes vasijas que colgaban a los extremos de un palo y que llevaba encima de los hombros. Una de las vasijas tenía varias grietas, mientras que la otra era perfecta y conservaba toda el agua hasta el final del largo camino a pie, desde el arroyo hasta la casa de su patrón, para cuando llegaba, la vasija rota solo tenía la mitad del agua.

Durante dos años completos eso fue así diariamente, desde luego, la vasija perfecta estaba muy orgullosa de sus logros, pues se sabía perfecta para los fines que fue creada.

Pero la pobre vasija agrietada estaba muy avergonzada de su propia imperfección y se sentía miserable porque solo podía hacer la mitad de todo lo que se suponía que era su obligación.

Después de dos años, la tinaja quebrada le habló al aguador y le dijo: “Estoy avergonzada y me quiero disculpar contigo porque debido a mis grietas sólo puedes entregar la mitad de mi carga y sólo obtienes la mitad del valor que deberías de recibir”

El aguador apesadumbrado le dijo: “Cuando regresemos a casa quiero que notes las bellísimas flores que crecen a lo largo del camino”

Así lo hizo la tinaja agrietada. En efecto vio muchísimas flores hermosas a lo largo del trayecto, pero de todos modos se sintió apenada porque al final sólo quedaba dentro de sí la mitad del agua que debería llevar

El aguador le dijo entonces: “¿Te diste cuenta que las flores solo crecen de tu lado del caminó? Siempre he sabido de tus grietas y quise aprovecharlas y sacar el lado positivo de ellas, y sembré semillas de flores a todo lo largo del camino por donde vas y todos los días las has regado por dos años. Yo he podido recoger esas flores para decorar el jarrón de mi madre. Si no fueres exactamente cómo eres, con todo y tus defectos, no hubiera sido posible admirar esa belleza”

Así es la vida, cada quien decide si vas por la vida quejándose y desperdiciándola, o alfombra su camino, para que a pesar de las gritas el camino de la vida sea bello mientras el Divino Alfarero las sana. Todos somos vasijas diferentes para diferentes propósitos, pero todos pertenecemos al mismo Alfarero.

Las grietas nos ayudan a madurar y ser transformados para cumplir la voluntad de Dios. Nos ayudan a acercarnos a Dios. Cuando estamos quebrantados entonces es cuando con más ahínco y fe debemos de clamar a Dios. Dice en Isaías 57:15 “Porque lo dice el excelso y sublime, el que vive para siempre, cuyo nombre es santo: «Yo habito en un lugar santo y sublime, pero también con el contrito y humilde de espíritu, para reanimar el espíritu de los humildes” Cuando las cosas no van bien, es el mejor momento para acercarnos a Dios. El mejor momento es ahora mismo.

Pastor José Andrés Pimentel M.