No sé para ustedes pero para muchos es difícil comenzar un año nuevo, los más optimistas comienzan con una lista de propósitos, que por muy bien intencionados y por muy empeñosos que sean sus dueños, se van dejando olvidados en el camino y otros, tal vez, continuarán en el próximo año. Empezamos un nuevo año porque se terminó algo conocido y seguro, iniciamos una nueva etapa desapego y liberación de las cuestiones terrenales.
Se acepta lo creativo del destino, nos liberamos y soltamos el control, ayudándonos a dejar a tras el inconsciente apego al sufrimiento cotidiano. Es tiempo de probar nuestra capacidad de amar y dar libertad de participar de trabajos grupales, de iniciar proyectos renovadores, futuristas y creativos. La verdad es que todos debemos comenzar algo nuevo, simple pero diferente en esta nueva aventura que inicia porque no nos queda otro remedio, porque lo hemos perdido todo y tenemos que volver a comenzar desde cero, así que la mejor opción que tenemos para comenzar el año es con optimismo, observando y con responsabilidad.
Podemos sentarnos a ver cómo pasa la gente caminando por enfrente de nosotros, pero si queremos que volteen a vernos y nos reconozcan, tendremos que pararnos a caminar junto con ellos y hacernos responsables de nuestra parte. Porque a veces hay que tomar decisiones que sacan de nuestra zona de confort, porque hay que cambiar pensamientos que han estado presentes a lo largo de nuestra existencia, hay un universo mucho más grande que lo que podemos imaginar. Hay que soltar apegos, dejar libres a las personas que amamos, amarlas con más intensidad pero de diferente manera. Hay que reconciliarnos con todas las personas y situaciones posibles. Hay que luchar contra los propios demonios de nuestro ego, vanidad, envidia, avaricia.
En conclusión, para este nuevo año además de construir propósitos también me alegra ser parte y además contemplar la película del juego de la vida. Todo muere, nace, cambia, y con responsabilidad nos enfrentamos al mundo para bien o para mal, de cualquier forma, sean como sean las circunstancias, todo merecerá la pena. Total, es una película, una obra de teatro, un juego, un sueño, donde voy a sentir toda la existencia con intensidad. Esperemos la magia y los dulces sueños convertidos en realidad.