Que el verso sea como un bálsamo que sane el alma,
un borbotón de sangre que nutra el cuerpo;
que sea materia cósmica luminosa y celeste, y cada oyente pueda palparla en las palabras.
Inventa mundos nuevos y cuida tu poema; el verso se esculpe, se cincela, de él brota vida.
Estamos en el ciclo de la soledad.
Las distancias son abismales, diminutas, la realidad vertiginosa, las certezas, cada días son menos: lo verdadero es el amor.
El arte nos salva de la rutina, de las inseguridades, del pretérito y del futuro, y nos redime del cautiverio mental para sentir el gozo.
¡Oh Poesía! Libertadora mía, eres pan, fuego, agua y vida.
El poeta sueña y despierta en un verso.