/ miércoles 12 de diciembre de 2018

Arte poética

Que el verso sea como un bálsamo que sane el alma,

un borbotón de sangre que nutra el cuerpo;

que sea materia cósmica luminosa y celeste, y cada oyente pueda palparla en las palabras.

Inventa mundos nuevos y cuida tu poema; el verso se esculpe, se cincela, de él brota vida.

Estamos en el ciclo de la soledad.

Las distancias son abismales, diminutas, la realidad vertiginosa, las certezas, cada días son menos: lo verdadero es el amor.

El arte nos salva de la rutina, de las inseguridades, del pretérito y del futuro, y nos redime del cautiverio mental para sentir el gozo.

¡Oh Poesía! Libertadora mía, eres pan, fuego, agua y vida.

El poeta sueña y despierta en un verso.


Que el verso sea como un bálsamo que sane el alma,

un borbotón de sangre que nutra el cuerpo;

que sea materia cósmica luminosa y celeste, y cada oyente pueda palparla en las palabras.

Inventa mundos nuevos y cuida tu poema; el verso se esculpe, se cincela, de él brota vida.

Estamos en el ciclo de la soledad.

Las distancias son abismales, diminutas, la realidad vertiginosa, las certezas, cada días son menos: lo verdadero es el amor.

El arte nos salva de la rutina, de las inseguridades, del pretérito y del futuro, y nos redime del cautiverio mental para sentir el gozo.

¡Oh Poesía! Libertadora mía, eres pan, fuego, agua y vida.

El poeta sueña y despierta en un verso.