/ miércoles 31 de octubre de 2018

A mis amados muertos

A mis amados muertos, acepto que se han ido, que se han marchado, pues han trascendido a otros espacios, donde no existe el bullicio ni los humanos juicios, ni los desgarradores peligros.

A mis amados muertos, debo decirles que he seguido Transitando el camino, escuchando ensoñaciones, cultivando ilusiones, enfrentando lo rudo, lo adverso y también llenándome de gozo. Una vez que la energía, que el cuerpo ha abandonado, ustedes no se han extinguido, su luz sigue brillando a través de su legado. Ya, aunque no niego, que en ocasiones he llorado, se que nuestra cita, cada día se va acercando, pues fenecer es de todos un llamado, ineludible e inaplazable.

A mis amados muertos quiero decirles, que su memoria estaré honrando, en cada momento, a lo largo de mi camino, eclipsando las ignominias, extasiándome en la dicha, prescindiendo de las quejas, y asumiendo lo inescrutable. A mis amados muertos, les prometo, que viviré sin dilaciones, con ahínco tomando decisiones, responsable de mi albedrío.

Con la frente en alto, andaré erguido, con el corazón henchido, si en algún momento me enfrento a un laberinto, pondré en juego todo lo que he aprendido afrontaré sin recelo, haré un escrutinio y saldré bien librado, orgulloso y tranquilo, pues viviré sin ocio, sereno y activo. A mis amados muertos, sé que no hay retorno, pero sí reencuentro.


A mis amados muertos, acepto que se han ido, que se han marchado, pues han trascendido a otros espacios, donde no existe el bullicio ni los humanos juicios, ni los desgarradores peligros.

A mis amados muertos, debo decirles que he seguido Transitando el camino, escuchando ensoñaciones, cultivando ilusiones, enfrentando lo rudo, lo adverso y también llenándome de gozo. Una vez que la energía, que el cuerpo ha abandonado, ustedes no se han extinguido, su luz sigue brillando a través de su legado. Ya, aunque no niego, que en ocasiones he llorado, se que nuestra cita, cada día se va acercando, pues fenecer es de todos un llamado, ineludible e inaplazable.

A mis amados muertos quiero decirles, que su memoria estaré honrando, en cada momento, a lo largo de mi camino, eclipsando las ignominias, extasiándome en la dicha, prescindiendo de las quejas, y asumiendo lo inescrutable. A mis amados muertos, les prometo, que viviré sin dilaciones, con ahínco tomando decisiones, responsable de mi albedrío.

Con la frente en alto, andaré erguido, con el corazón henchido, si en algún momento me enfrento a un laberinto, pondré en juego todo lo que he aprendido afrontaré sin recelo, haré un escrutinio y saldré bien librado, orgulloso y tranquilo, pues viviré sin ocio, sereno y activo. A mis amados muertos, sé que no hay retorno, pero sí reencuentro.