/ jueves 2 de abril de 2020

30 días de aislamiento

Por un momento la vida juega con nosotros y pone en frente de cada uno un reto, sin embargo, las opciones de no participar en ese reto son muy limitadas, la contingencia sanitaria que impera nos indica que debemos permanecer aislados o resguardados en casa por un periodo de 30 días y con la posibilidad de que puedan ser más si no se obtienen los resultados esperados.

Los factores a considerar son muchos y muy variados, desde el principal que tiene que ver con el tema de la salud propia y del conjunto de la sociedad, hasta temas tan complejos como los económicos, psicológicos, sociales y más. Cuando estamos en una actividad económicamente activa, con frecuencia anhelamos uno o varios días de descanso y en el mejor de los casos un periodo de vacaciones, pero el caso que hoy nos ocupa tiene dimensiones diferentes.

Como adultos quizá sea más sencillo entender la situación o tratar de entenderla, pero cómo explicarle a un niño pequeño, que de un día para otro debe cambiar sus hábitos y sus costumbres, cómo decirle que por varios días no podrá salir al parque a jugar con su pelota o con su bicicleta, es posible que el termino de epidemia no represente nada para él.

Cuando el aislamiento es personal por alguna situación espacial, por ejemplo por alguna operación que amerita un buen periodo de reposo, el subconsciente sabe que a tras de la puerta la vida continúa con normalidad y que a mayor cuidado, más pronto será posible reintegrarse a ella, en estos momentos todos sabemos que la realidad es muy diferente e incluso hay que sumarle la amenaza constante de caer en las redes de la nueva enfermedad.

Los conocedores de la materia establecen que el aislamiento social puede tener efectos como los siguientes: las personas aisladas son menos capaces de lidiar con el estrés y son más propensas a sufrir depresión, son más susceptibles de enfermarse debido a que su sistema inmunológico combate los virus con menor efectividad, el aislamiento puede producir ansiedad, ataques de pánico y confusión, y también afectación a los ciclos circadianos de sueño y vigilia, provocando depresión y fatiga.

El reto implica utilizar la creatividad para enfrentar de la mejor forma esta situación, hay muchas cosas que podemos hacer en casa: desde el reencuentro y convivencia familiar, el uso de las tecnologías convenientemente, reorganizar el hogar, terminar tareas pendientes, cuidar y valorar a los seres queridos y tantas cosas más.

La vida es de retos, y como versa el refrán “no es lo que te pase, sino como reaccionas ante eso”, el aislamiento es una medida de contención de la pandemia, colaboremos con ello, con la mejor disposición y en la medida de nuestras posibilidades.

Por un momento la vida juega con nosotros y pone en frente de cada uno un reto, sin embargo, las opciones de no participar en ese reto son muy limitadas, la contingencia sanitaria que impera nos indica que debemos permanecer aislados o resguardados en casa por un periodo de 30 días y con la posibilidad de que puedan ser más si no se obtienen los resultados esperados.

Los factores a considerar son muchos y muy variados, desde el principal que tiene que ver con el tema de la salud propia y del conjunto de la sociedad, hasta temas tan complejos como los económicos, psicológicos, sociales y más. Cuando estamos en una actividad económicamente activa, con frecuencia anhelamos uno o varios días de descanso y en el mejor de los casos un periodo de vacaciones, pero el caso que hoy nos ocupa tiene dimensiones diferentes.

Como adultos quizá sea más sencillo entender la situación o tratar de entenderla, pero cómo explicarle a un niño pequeño, que de un día para otro debe cambiar sus hábitos y sus costumbres, cómo decirle que por varios días no podrá salir al parque a jugar con su pelota o con su bicicleta, es posible que el termino de epidemia no represente nada para él.

Cuando el aislamiento es personal por alguna situación espacial, por ejemplo por alguna operación que amerita un buen periodo de reposo, el subconsciente sabe que a tras de la puerta la vida continúa con normalidad y que a mayor cuidado, más pronto será posible reintegrarse a ella, en estos momentos todos sabemos que la realidad es muy diferente e incluso hay que sumarle la amenaza constante de caer en las redes de la nueva enfermedad.

Los conocedores de la materia establecen que el aislamiento social puede tener efectos como los siguientes: las personas aisladas son menos capaces de lidiar con el estrés y son más propensas a sufrir depresión, son más susceptibles de enfermarse debido a que su sistema inmunológico combate los virus con menor efectividad, el aislamiento puede producir ansiedad, ataques de pánico y confusión, y también afectación a los ciclos circadianos de sueño y vigilia, provocando depresión y fatiga.

El reto implica utilizar la creatividad para enfrentar de la mejor forma esta situación, hay muchas cosas que podemos hacer en casa: desde el reencuentro y convivencia familiar, el uso de las tecnologías convenientemente, reorganizar el hogar, terminar tareas pendientes, cuidar y valorar a los seres queridos y tantas cosas más.

La vida es de retos, y como versa el refrán “no es lo que te pase, sino como reaccionas ante eso”, el aislamiento es una medida de contención de la pandemia, colaboremos con ello, con la mejor disposición y en la medida de nuestras posibilidades.